Ensayo de Rodríguez Bustos JC

Corazón de perro o los desastres de la revolución

 

 ¡Perros, perros crueles, que non me arrepiento

 

llamándoos perros en forma de humanos!

 

Retablo de la vida de Christo, siglo XV

 

 

 

Si alguien llegase a tener dudas respecto de la existencia del Demonio y de su desastroso influjo sobre la creación, en general, y sobre la humanidad en particular, se le recomienda como antídoto contra este tipo de dichas inmotivadas, la lectura de una pequeña obra maestra bautizada con el nombre de Corazón de perro. En un mundo sin Dios y sin ley natural, es apenas justo que el Demonio sea amo y señor, al menos, y según así los hechos lo demuestran, hasta el final de los tiempos. Justamente, y en estudios recientes realizados por el profesor Preobrajensky al cerebro humano, el eminente científico logra demostrarnos cómo todo este zafarrancho, social, económico, político y religioso que hoy nos toca en suerte, es simple y llanamente el delirio de un enfermo mental: el mismísimo patas, el Demonio. 

 

 

 

De efemérides

 

Precisamente por estos días en los cuales se celebra el XX Aniversario de la Caída del Muro de Berlín, el XX Aniversario de la Revolución Terciopelo y la consecuente derrota del régimen comunista en la Europa del Este y en Rusia, sería imperdonable dejar pasar por alto la estrecha relación existente entre la tragicomedia, Corazón de perro y el régimen comunista que estableciera y consolidara con el corazón en la mano, el camarada Stalin en la hasta siempre Santa Madre Rusia.

 

Corría el año 1925 ¿o 1926? -¡El diablo sabrá!- cuando el maestro Bulgákov leyera, por vez primera y en su apartamento en Moscú, Corazón de perro. Esa noche se acompañó la velada con salmón cortado en cubitos finos, arenques, encurtidos de anguila, quesos y caviar. Se bebió Vodka de diferentes colores y de cuarenta grados en honor a la sabia mesa del profesor Preobrajensky. Pero también, ¡y cómo no!, reímos y lloramos, si se nos permite decir, a carcajada ladriente ante las no pocas tribulaciones que sufriere el personaje más importante de esta pieza magistral: el sabio doctor del edificio Kolubujovsky.

 

Y como era de esperarse (el envidioso siempre alerta y de ronda) las consecuencias de esta velada simpar no se hicieron esperar: los intelectuales de izquierda (¡De dónde más pueden ser los intelectuales!) harto sensibles a la crítica, dijeron ver en Corazón de perro una burla a la revolución: se ordena una pesquisa en el apartamento del maestro, se decomisa su Diario y el manuscrito de Corazón de perro. Allanado el camino, dos años después, en 1927, Stalin derrota a sus enemigos de revolución y consolida transitoriamente el régimen comunista. Nace la URSS, se adoctrina con Marx y Engels: su correspondencia con ese… ¿cómo se llama?, con ese diablo.., se convierte en bien nacional y patrimonio de la Consejería para la Educación. Corazón de perro, al rincón. ¡Chitón! ¡Que nadie hable de él, que no se sepa que existe! ¡Está en juego el futuro de la revolución!

 

Se apaga Rusia, pero por poco tiempo… Sesenta años después, en 1987, se publica Corazón de perro. Este será el golpe final asestado a la moribunda URSS. (Elevamos oraciones para que descanse en paz y para que a nadie se le vaya a ocurrir intentar crear, ¡vaya el diablo a saber!, un nuevo organismo llamado URBS). Dos años después, en 1989, se desmorona el bloque soviético. La Santa Madre Rusia comienza a renacer de sus cenizas: sobrevive a los desastres de la revolución.

 

No obstante, y como de efemérides se trata, en un rincón del globo terráqueo, y desde hace ya sesenta años, se “educa” (a la vez que se vende como souvenir para el turista), a uno de nuestros pueblos, sabio y milenario, con el Libro, que no tesoro, Rojo. Treinta millones y más de seres aniquilados sistemáticamente por un régimen oprobioso y millones de millones de esclavos, a través de décadas y de generaciones timoratas y subyugadas, son fiel testimonio de las tiranías que logran instalar las políticas de cualesquiera partido, bien sea de izquierda o de derecha, de arriba o de abajo, cuando pretenden, imperfectos mortales, perpetuarse indefinidamente en el tiempo y en el espacio… Durante los últimos sesenta años de la historia china el partido comunista, -como en otros lares otros espejos partidistas- ha intentado destruir, sin éxito y pese a los imperdonables desastres que ha causado su política eversora, una cultura erigida, y a través de milenios, por los ancestrales pueblos que han conformado desde siempre la civilización China.

 

Sin embargo alguien, y no necesariamente en defensa del partido comúncapitalista y de su: “¡Trabajar, trabajar, chinito, trabajar si quieres progresar!”, podría, y con todo el derecho o el izquierdo que le asiste, replicar lo siguiente: “Es un estado boyante y potencia mundial”. Es verdad, ante tal tintineante argumento de dos caras, es mejor callar: al igual que el listo Sharik, sabemos y comprendemos que para muchos de nosotros, humanos con corazón de perro, en vida “un collar es lo mismo que una cartera”.

 

¡Aúlla, lastimosamente, mientras se arrastra sobre su barriguita, el perro adulador!

 

 

 

A propósito del Príncipe de Asturias, Octubre 20 de 2009

 

 

 

Rodríguez-Bustos JC

 

 

 

 

 

 

Rodríguez-Bustos JC, crítico, editor, gestor y consejero cultural. Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Nacional, máster de Creación de guión audiovisual de la Universidad de la Rioja. Es autor de “Álvaro Mutis como un pez que se evade”, “España entre la Realidad y el Deseo - Cernuda”, “España tierra ofendida - Neruda”, Jorge Rojas y el Arte de Amarte”, “Carlos Obregón bajo la sombra de los Olmos”, “Madame Bovary y el tratado de la mezquindad y otras emes”, “Doscientos años de compañía, poesía e independencias”, “Miguel Hernández, el Toro de España”, “Cervantes, hombre de armas y letras” y “César Vallejo, acerca a nos vuestro cáliz”. Gestor cultural, creador de los Encuentros Hispanocriticos, Encuentros Literarios, Semana de Poesía Central y la Noche de San Jorge. Consejero de Cultura en Bogotá desde el año 2012 y director de la Colección Anverso de poesía bilingüe.

 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Rodríguez-Bustos JC

 

 

amora.

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