Poemas de Takayuki Kiyooka

Sueño ligero

 

No debes despertarte en el ocaso. No debes perseguir esa imagen furtiva de la tristeza, vago residuo del sueño. No debes buscarla en la oscuridad suave donde todo se mezcla, se anula y se aleja.

 

La medianoche

 

Hay un hombre que no puede dormir

preocupándose solo de que le

salga una cola vigorosa y repentinamente

una cola robusta

como la de un cocodrilo

desde su rabadilla diminuta

pero inquieta.

Si me saliera de verdad…

-se imagina él-,

¿se extenderá sin limites

y dará una vuelta al planeta?

Si fuera así, ¡qué divertido!

Como el emballenado de la falda

que una vez le cortó el vientre a una bailarina,

cortaría yo envolviéndola fuertemente con mi cola

en dos a la tierra.

No, no.

¿Por qué pienso

así tan exageradamente?

Más verosímil es que me salga

una cola diminuta y vellosa

y aún más graciosa que

la de una ardilla.

Entonces, nadie se daría cuenta,

discretamente me enorgullecería.

Y aquella mujer con mil pezones

que me ama con delirio

al acariciarme todo entero

ya fuera de sí

me cogerá la cola con su mano.

¡Qué risa!

Se desmayará por un instante.

Ahora ¿quién es ese hombre

que no puede dormir

preocupándose sólo

de que le salga una cola inesperada

y extraña desde su rabadilla?

 

 

Luz lunar

 

¿Cuántas veces me eligieron para preguntarme por una dirección?

El insoportable papel de personaje amable que tuve que

representar por el día.

Pero ahora en la misma encrucijada, ya es la una de la madrugada,

llena de luz lunar.

Y yo de repente pierdo el sentido de la orientación.

 

 

El mar de los repatriados

 

La estación del deshielo que retoma en un continente.

Las filas de los repatriados desde el campo, en un instante

comienzan a caminar hacia el mar lejano, paso a paso

comienzan a andar tientas el camino del pecado en

sentido opuesto.

-¿Por qué estabas allí?

Desde el cielo nocturno que pronto se va lejos

la multitud de manos agitadas sin cesar con destino

a un país extranjero.

Desde la corriente marina en torno al barco

la multitud de pupilas dirigida hacia el pasado.

Si bien el mar no se iba en realidad.

Si los que se fue fueron los que duermen en el fondo del mar.

Si los que están llevando sin cesar desde sus años de vida en colonia

hacia las ruinas desconocidas de la vida futura

hacia las trampas escondidas

quizá fuera la muerte.

-¿Por qué aún quedas tú en tu desnudes brillante?

El espejo oscuro, muy espumoso

que rodea a los repatriados privados de tiempo.

Sus días soberbios ya perdidos a lo lejos

se transfiguran de vez en cuando entre cielo y mar.

El horizonte desconocido y apátrida

de repente los ataca formando un círculo.

-Y para los hombres olvidados y vacíos y atropellados.

-¿Por qué te convertiste en el sol ascendiendo desde el mar?

 

 

El caco

 

En mi sueño estaba colgada

una estatua desnuda de un blanco glacial.

La huella del cincel grabada en su superficie

estaba temblando en el viento de mi sueño.

Mis ojos rebozando tristeza

reconocieron su cara.

Ah,

que extraño que seas de carne y hueso.

En tus labios daltónicamente rojos

las voces vacilan por primera vez.

En tus pupilas idiotamente límpidas

las siluetas flotan por primera vez.

En la hora infinitamente lejana

suena la campana que anuncia tu nacimiento.

Tus curvas heladas de yeso.

La agonía de la multitud de los muertos que se agitan.

Te avergonzarás orgullosa de la frigidez que asciende

dentro de ti discretamente.

¿Lamentaría yo

que el tiempo empiece a animar tu presencia?

Por un beso en el ojo del tifón que nos amenaza

o nuestra mirada aguda y transparente

desesperadamente cristalizada.

La inundación de sangre que rompe la piel del yeso.

El fresco olor podrido brota del espejo quebrado con la

punta de la aguja.

Circulación de la llama que viola el equilibrio del yeso.

Las puras lagrimas oscuras que lamen las estrellas con su

lengua bestial.

La primera e infinita noche que nos une a ti y al universo

en la ronda de muchedumbre de muertos murmurantes.

 

 

Traducción de Satoko Tamura en colaboración con Hitoshi Oshima. Versión final de Javier Sologuren.

 

Estos poemas fueron tomados del libro El rumor del origen (Antología general de la literatura japonesa), publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, (Fondo editorial 1993), Lima, Perú.        

   

 

Takayuki Kiyooka (1922-2006) Fue un poeta y novelista japonés. Nació en Dalian, China, cuando era territorio arrendado de Japón, pasó su juventud allí y se destaca por sus historias sobre la vida en Dalian. Recibió el Premio Akutagawa en 1969, por su historia, Dalian of Acasia Flowers.

 

 

Fuente biográfica y fotográfica: xwhos.com

 

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