Sueño ligero
No debes despertarte en el ocaso. No debes perseguir esa imagen furtiva de la tristeza, vago residuo del sueño. No debes buscarla en la oscuridad suave donde todo se mezcla, se anula y se aleja.
La medianoche
Hay un hombre que no puede dormir
preocupándose solo de que le
salga una cola vigorosa y repentinamente
una cola robusta
como la de un cocodrilo
desde su rabadilla diminuta
pero inquieta.
Si me saliera de verdad…
-se imagina él-,
¿se extenderá sin limites
y dará una vuelta al planeta?
Si fuera así, ¡qué divertido!
Como el emballenado de la falda
que una vez le cortó el vientre a una bailarina,
cortaría yo envolviéndola fuertemente con mi cola
en dos a la tierra.
No, no.
¿Por qué pienso
así tan exageradamente?
Más verosímil es que me salga
una cola diminuta y vellosa
y aún más graciosa que
la de una ardilla.
Entonces, nadie se daría cuenta,
discretamente me enorgullecería.
Y aquella mujer con mil pezones
que me ama con delirio
al acariciarme todo entero
ya fuera de sí
me cogerá la cola con su mano.
¡Qué risa!
Se desmayará por un instante.
Ahora ¿quién es ese hombre
que no puede dormir
preocupándose sólo
de que le salga una cola inesperada
y extraña desde su rabadilla?
Luz lunar
¿Cuántas veces me eligieron para preguntarme por una dirección?
El insoportable papel de personaje amable que tuve que
representar por el día.
Pero ahora en la misma encrucijada, ya es la una de la madrugada,
llena de luz lunar.
Y yo de repente pierdo el sentido de la orientación.
El mar de los repatriados
La estación del deshielo que retoma en un continente.
Las filas de los repatriados desde el campo, en un instante
comienzan a caminar hacia el mar lejano, paso a paso
comienzan a andar tientas el camino del pecado en
sentido opuesto.
-¿Por qué estabas allí?
Desde el cielo nocturno que pronto se va lejos
la multitud de manos agitadas sin cesar con destino
a un país extranjero.
Desde la corriente marina en torno al barco
la multitud de pupilas dirigida hacia el pasado.
Si bien el mar no se iba en realidad.
Si los que se fue fueron los que duermen en el fondo del mar.
Si los que están llevando sin cesar desde sus años de vida en colonia
hacia las ruinas desconocidas de la vida futura
hacia las trampas escondidas
quizá fuera la muerte.
-¿Por qué aún quedas tú en tu desnudes brillante?
El espejo oscuro, muy espumoso
que rodea a los repatriados privados de tiempo.
Sus días soberbios ya perdidos a lo lejos
se transfiguran de vez en cuando entre cielo y mar.
El horizonte desconocido y apátrida
de repente los ataca formando un círculo.
-Y para los hombres olvidados y vacíos y atropellados.
-¿Por qué te convertiste en el sol ascendiendo desde el mar?
El caco
En mi sueño estaba colgada
una estatua desnuda de un blanco glacial.
La huella del cincel grabada en su superficie
estaba temblando en el viento de mi sueño.
Mis ojos rebozando tristeza
reconocieron su cara.
Ah,
que extraño que seas de carne y hueso.
En tus labios daltónicamente rojos
las voces vacilan por primera vez.
En tus pupilas idiotamente límpidas
las siluetas flotan por primera vez.
En la hora infinitamente lejana
suena la campana que anuncia tu nacimiento.
Tus curvas heladas de yeso.
La agonía de la multitud de los muertos que se agitan.
Te avergonzarás orgullosa de la frigidez que asciende
dentro de ti discretamente.
¿Lamentaría yo
que el tiempo empiece a animar tu presencia?
Por un beso en el ojo del tifón que nos amenaza
o nuestra mirada aguda y transparente
desesperadamente cristalizada.
La inundación de sangre que rompe la piel del yeso.
El fresco olor podrido brota del espejo quebrado con la
punta de la aguja.
Circulación de la llama que viola el equilibrio del yeso.
Las puras lagrimas oscuras que lamen las estrellas con su
lengua bestial.
La primera e infinita noche que nos une a ti y al universo
en la ronda de muchedumbre de muertos murmurantes.
Traducción de Satoko Tamura en colaboración con Hitoshi Oshima. Versión final de Javier Sologuren.
Estos poemas fueron tomados del libro El rumor del origen (Antología general de la literatura japonesa), publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, (Fondo editorial 1993), Lima, Perú.
Takayuki Kiyooka (1922-2006) Fue un poeta y novelista japonés. Nació en Dalian, China, cuando era territorio arrendado de Japón, pasó su juventud allí y se destaca por sus historias sobre la vida en Dalian. Recibió el Premio Akutagawa en 1969, por su historia, Dalian of Acasia Flowers.
Fuente biográfica y fotográfica: xwhos.com
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