Poemas de Carina Sedevich

de ungaretti/ cruces

 

1

Contra las últimas luces se recorta

el metal de las terrazas.

Delicado.

Más que jaulas

efigies de sus pájaros.

Se pega a mis ojos

mi alma

como queriéndose ir.

 

2

Un fuego amargo

se disuelve a las vísperas

sobre mi casa.

Los tordos ensayan líquidos

dibujos en el cielo.

Latigazos

-en el pulso ordinario de la especie-

de algún sentido oscuro,

inapresable.


*

limones de soffici en el hospicio

 

1

Entre las ramas secas se transforma

mansamente el último amarillo

como si algo lo hubiera lastimado.

 

2

Conjura el frío

un crepitar de hojas

que arrastra el viento.

 

3

Algo de llama tienen los pájaros que vuelan contra el cielo de la tarde.

Y los árboles también.

Y algo de alambre

al que desnuda el fuego.

El mundo entero se consume como una barca sobre un lago

quieto

para dejar su cadáver suave.

 

4

Temblamos como el aire alrededor del fuego

y en cada corazón se fosiliza un alga.

 

Fragmentos del libro Rosados cuerpos de pinos (Editorial Aparte, Chile, 2022)

 

 

Entra en la mansa nada la noche viva.

Los que amé son viejos y siento pena

de mí, como lo haría mi madre.

La especie sigue menstruante.

Nuestros cuerpos

intuyen el echarse sobre ellos

de ese olvido sereno

más profundo que la muerte.      

 

*

 

En las compuertas bajas, donde nace el sonido de lo sideral,

terminan la calle angosta, las flores lácteas de los ligustros.

Bajo las frondas las loras se llaman con su fósforo verde

y en los primeros árboles del río me ampara la inmensidad.

 

*

 

Los muchachos que esperaban echados

a la sombra de la mora junto al río

como en un poema de Pavese

caminan lentamente hacia el trabajo.

La puerta de la obra se abre, oscura,

y la morera sobre el agua llora.

 

*

 

El sol quema los muelles contra un cielo negro.

Perfuma el barro profundo que descuaja el calor.


En el juego de luces se enrarece la tarde

de los perros que nadan y los hombres que corren.


Una sola ave blanca apaga todos los verdes.



                      Fragmentos del libro Krishnamurti (El Vendedor de Tierra, Argentina, 2022)

 

Carina Sedevich nació en Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina, en 1972.

Es autora de los libros La violencia de los nombres (1998), Nosotros No (2000), Cosas dentro de otra cosa (2000), Como segando un cariño oscuro (Argentina-España, 2012), Incombustible (Argenti­na-España, 2013), Escribió Dickinson (2014), Klimt (España-Argentina, 2015), Gibraltar (2015), Un cardo ruso (Argentina, 2016-Brasil, 2019), Cuadernos de Lolog (2017), Lavar a la madre (2017), Los budas y otros poemas (2017), Lejanas bengalas estallan (2018), Flor cineraria (2019), Grandes metales oscilantes crujen (2019), Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder (2020), Krishnamurti (2021), Rosados cuerpos de pinos y otros poemas (Chile, 2022) y Un pez en un cauce que mengua, de próxima aparición por la editorial de la Universidad Nacional del Litoral.

Su obra fue editada en diversos países de Europa, Norteamérica y Latinoamérica, seleccionada para participar en el Festival Internacional de Poesía de Medellín entre otros festivales internacionales e incorporada a antologías nacionales. Su poesía ha sido traducida al portugués, al inglés, al italiano, al mallorquín y al polaco. Ganó recientemente el Premio de Poesía José Pedroni otorgado por el Ministerio de Cultura de Santa Fe, Argentina.

Se graduó en Ciencias de la Comunicación y se especializó en Semiótica. Dirige Revista Ardea, publicación digital de arte, ciencia y cultura de la Secretaría de Comunicación Institucional de la Universidad Nacional de Villa María.

 

Semblanza proporcionada por Carina Sedevich

Fotografía de Laura Bellomo

 

 

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