Poesía de India: Adnan Kafeel Darwesh

Todos los niños de mi mundo

 

 

 

Un día

 

se reunirán

 

y jugarán juntos

 

garabateando con trozos de lápices

 

en las paredes limpias

 

conversarán con perros y corderos

 

con verdes saltamontes

 

y con hormigas también.

 

 

 

Correrán sin freno

 

bajo la mirada eterna del sol y el viento

 

y el suelo seguirá expandiéndose

 

bajo sus pies.

 

 

 

¡Ya verás!

 

Un día

 

llenarán de arena tus tanques

 

enterrarán tus armas en lo más profundo

 

excavarán las carreteras y las llenarán de agua

 

saltando de un lado a otro. 

 

 

 

¡Ya verás!

 

Empezarán a amar

 

a todos aquellos que tú les enseñaste a odiar

 

harán agujeros en los muros que tú has construido

 

y empezarán a mirar más allá

 

gritando con euforia “¡oh, el tiempo allí

 

es muy parecido al de aquí!”.

 

 

 

Querrán sentir el sol y el viento en sus mejillas y no los podrás detener.

 

 

 

Un día

 

los niños saldrán de tus casas seguras

 

y harán sus nidos en los árboles

 

en el deslumbrante verdor que aman

 

donde quieren crecer.

 

 

 

Tú serás un espectador

 

viendo cómo vuelcan todas las cosas

 

para hacerlas más bellas.

 

 

 

Un día

 

todos los niños de mi mundo

 

se reunirán

 

con hormigas, insectos, arroyos, colinas, océanos

 

y todas las formas de vida

 

y se apoderarán de todo lo que tú has construido

 

para transformarlo todo en juguetes.

 

 

 

 

 

Madrugada en la ciudad

 

 

 

Cada día la ciudad se abre

 

no como un viejo baúl

 

ni como el puño suave de un niño;

 

se abre, más bien, con los rayos de sol incontables

 

que deslumbran los círculos de la ciudad

 

y se extienden por las callejuelas angostas

 

donde los caballeros al entrar se estremecen

 

y los perros y los cerdos se pasean audazmente.

 

 

 

La ciudad se abre con los obreros haciendo fila

 

engalanando las intersecciones y las plazas;

 

la ciudad se abre en los ojos del borracho,

 

en el calor de las bufandas de las trabajadoras;

 

 

 

la ciudad no se abre con el bullicio de los coches oficiales, se abre

 

con el trin-trin de los bici-taxi y el clamor de las latas de leche;

 

 

 

la ciudad se abre en los ojos dormidos de aquellos que llegan en tren.

 

 

 

La ciudad se abre en las ruinas empapadas de rocío

 

refugio momentáneo de los amantes;

 

 

 

la ciudad se abre con los barrenderos

 

metidos en las alcantarillas y los desagües;

 

 

 

la ciudad se abre con el estruendo de la primera moneda

 

que cae en el cuenco de un mendigo;

 

 

 

la ciudad se abre con las nuevas conspiraciones tramadas

 

por hombres de cuello blanco en reuniones secretas.

 

 

 

La ciudad se abre con un muerto

 

que yace como cadáver sin dueño

 

en un rincón oscuro de la ciudad.

 

 

 

La ciudad se abre en el tarro con escupo,

 

en el vapor que sube del té fragante

 

 

 

la ciudad se abre en los ojos de un poeta, llenos del humo

 

del cadáver de un sueño recién incinerado.

 

 

 

 

 

Postes de luz temblorosos

 

 

 

Si quisieran, podrían mantenerse erguidos

 

pero, viviendo en las colonias de los hombres

 

aprendieron a ser tan humildes

 

que se rebajaron a los caminos.

 

 

 

Los hombres tenían diferentes formas de verlos:

 

algunos, por ejemplo, los veían como santos

 

de pie, firmes sobre una sola pierna en una postura de yoga;

 

otros los veían como grandes pájaros

 

agotados tras un largo viaje.

 

Pero a un niño le pareció ver

 

a una anciana en busca de una moneda perdida.

 

Mientras que a los ojos de algunos

 

se asemejaban a una cruz clavada en el corazón del camino.

 

 

 

En el mundo de los hombres, eran como un secreto.

 

Testigos de las noches asesinas

 

del vómito de los borrachos y de los chorros espesos de orina.

 

 

 

El día que sopló una gran tormenta de arena,

 

y varias ciudades aparecían y desaparecían en la oscuridad,

 

esa mañana, gritando asustado en las calles

 

vi a los postes de luz temblando –

 

encorvados y apagados.

 

 

 

 

 

 

 

 

Traducción del Hindi al inglés: Kamalakar Kadave

Traducción al español: Zingonia Zingone

 

Adnan Kafeel Darwesh nació en el pequeño pueblo de Garwar, en el distrito de Ballia, Uttar Pradesh, India, el 30 de julio de 1994. Es licenciado en Informática (con honores) por la Universidad de Nueva Delhi y tiene un máster en Literatura Hindú por la Jamia Millia Islamia. Actualmente está cursando un doctorado en Jamia Millia Islamia. Poeta, traductor, fotógrafo ocasional y trabajador autónomo, ganó el prestigioso premio 'Bharat Bhushan Agrawal Poetry Award' (2018) y otros importantes premios de poesía. Ha participado en recitales y seminarios organizados por instituciones como Sahitya Akademi, Hindi Akademi (Nueva Delhi), Raza Foundation, Bharat Bhawan (Bhopal) e International poetry confluence at Ballary, Karnataka. Su primera colección de poesía, 'Thithurte Lamp post' (Postes de luz temblorosos) fue editada en Rajkamal Prakashan, Delhi, en enero de 2022. Vive en Nueva Delhi.

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Zingonia Zingone

Zingonia Zingone (1971) es una poeta, narradora, licenciada en Economía, y traductora italiana que escribe en español, italiano, francés e inglés. Vive entre Italia y Costa Rica. Cuenta con poemarios editados en España, México, Costa Rica, Italia, India, Francia, Nicaragua y Colombia. Sus títulos más recientes son Los naufragios del desierto (Vaso Roto, 2013), Petit Cahier du Grand Mirage (Éditions de la Margeride, 2016) y las tentaciones de la Luz (Anamá Ediciones, 2018). Entre sus trabajos de traducción destacan los más recientes poemarios de la nicaragüense Claribel Alegría: Voci (Samuele Editore, 2015), que se adjudicó el premio internacional Camaiore 2016, y Amore senza fine (Edizioni Fili d’Aquilone, 2018). Dirige la columna de poesía internacional en la revista italiana MINERVA.

 

 Poemarios editados en español:

 

Máscara del delirio, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2006.

 CosmoAgonía, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2007.

 Tana Katana, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2009.

 Equilibrista del olvido, Editorial Germinal, Costa Rica 2012.

 Los naufragios del desierto, Vaso Roto Ediciones, España, 2013.

 Las tentaciones de la Luz, Panamá, Nicaragua, 2018.

 El canto de la Sulamita – Poesía Reunida, Uniediciones, Colombia, 2019.

 

Semblanza y fotografías proporcionadas por Zingonia Zingone.

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