Ensayos de Charles Baudelaire

Del trabajo cotidiano y de la inspiración

 

La orgía no es ya la hermana de la inspiración; hemos cortado ya este parentesco adúltero. La enervación rápida y la debilidad de algunas bellas naturalezas dan testimonio suficiente contra ese odioso prejuicio.

   Una alimentación sustanciosa, pero regular, es la única cosa que necesitan los escritores fecundos. La inspiración es, decididamente, la hermana del trabajo cotidiano. Esos dos contrarios no se excluyen más que todo los contrarios que constituyen la Naturaleza. La inspiración obedece, como el hambre, como la digestión, como el sueño. Hay, sin duda, en el espíritu, una especie de mecánica celeste de la cual no debemos avergonzarnos, sino sacar de ello el provecho más glorioso, como los médicos, de la mecánica del cuerpo. Si se quiere vivir en una contemplación obstinada de la obra de mañana, el trabajo diario servirá a la inspiración-, como una escritura legible sirve para iluminar y como el pensamiento tranquilo sirve para escribir legiblemente; porque el tiempo de las malas escrituras ha pasado ya.

 

 

De la poesía

 

La danza gramatical. -La voz del adjetivo me penetró hasta el tuétano de los huesos.

   Ni remordimientos ni pesares. ¿Qué importa sufrir mucho, cuando se ha gozado mucho? Es una ley, un equilibrio. Encontrar el álgebra moral de este refrán.

   Entre los derechos de que tanto se habló en estos últimos tiempos, hay uno que se ha olvidado y en cuya demostración todo el mudo está interesado: el derecho a contradecirse.

   ¿Quién de nosotros, en sus momentos de ambición, no ha soñado en el prodigio de una prosa poética, musical, sin ritmo y si rima, tan flexible y tan maleable que pueda adaptarse a todas las actitudes líricas del alma, a las sinuosidades del ensueño y las inquietudes de la conciencia?

 

 

Traducción de Agustín Esclasans.

 

Estos escritos fueron tomados del libro Mi corazón al desnudo, publicado por la Editorial Apolo, 194, Barcelona.

 

 

Sobre los premios literarios

 

Los premios atraen desgracias: premios académicos, premios a la virtud, condecoraciones; todos los inventos del diablo fomentan la hipocresía y congelan los impulsos espontáneos de un corazón libre. Cuando veo que un hombre recibe una medalla, me parece escuchar que el soberano dice: “Ya he cumplido con mi deber, ¿no es así? Ahora te toca divulgar mi acción, si no lo haces que juro que no volveré a repetir este acto”.

   ¿Quién va impedir que dos canallas se pongan de acuerdo para decidir el otorgamiento del Premio Montyon? Uno de ellos simulará ser pobre, y el otro, caritativo. En los premios oficiales hay algo que hiere al ser humano y a la humanidad, y que espanta al mismo pudor de la virtud. En lo que a mi respecta no quisiera ser amigo de alguien que haya ganado un premio a su virtud (me temo que en él subyace un tirano implacable).

   En cuanto a los escritores, tienen suficiente premio con el respeto de sus iguales y con las ganancias de los libreros.

 

 

Escrito tomado de la revista Alforja, número 9, 1999, México Distrito Federal.

 

Charles [Pierre] Baudelaire (1821-1867)  fue un poeta y crítico francés. Precursor del simbolismo. Estudió derecho y comenzó su carrera como escritor de críticas en la prensa nacional. Obtuvo gran popularidad gracias a sus traducciones de los relatos de Edgar Allan Poe y E.T.A. Hoffmann. En 1864, abandonó París para alejarse de las acusaciones de inmoralidad en torno a su obra poética. Gran parte de su obra se publicó de manera póstuma.

 

Semblanza tomada de la página Enciclopedia de la Literatura en México

Imagen tomada de Wikipedia

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Agustí Esclasans. Escritor, periodista, crítico y poeta catalán nacido en Barcelona. En 1912, con sólo dieciséis años, se hizo cargo del negocio familiar, el estado ruinoso del cuál le obligó a liquidarlo a los pocos meses. Trabajó desde entonces como maestro, corrector editorial, secretario de correspondencia para un almacén de importación y exportación, bibliotecario y empleado de banca. Autodidacta, se decantó hacia el periodismo, que desde los años 20 se convirtió en su principal actividad profesional, con una fuerte inclinación por la crítica literaria. Influido por Eugeni d'Ors y Josep M. López-Picó, colaboró especialmente en La Revista y más tarde en La Voz de Cataluña, La Publicidad y en el diario la Mañana, donde fue crítico literario. Fue también articulista en La Campana de Gracia, De Aquí y de Allá, Mirador, Revista de Cataluña, La Nueva Revista, La Nau y La Humanidad, entre otras publicaciones. Parte de sus textos críticos fueron recogidos en Artículos inéditos (1925), Nuevos artículos inéditos (1926) y Novísimos artículos inéditos (1927). Poeta prolijo y de actitud intelectualista y antimaragalliana, se integró en la corriente noucentista y propugnó una poética basada en el ideario que intituló Teoría ritmológica sistemática, deudora de Henri Bergson y Maurice Blondel, iniciada con el Primer libro de ritmos (1931) y al que siguieron, hasta 1939, varios volúmenes caracterizados por la obsesión metafísica y los excesos retóricos. Publicó también las narraciones Historias de la carne y de la sangre (1928) y la novela Víctor o la rosa de los vientos (1931), en la que ensaya el monólogo interior inspirado en James Joyce. Escribió también teatro, Capitel (1934) y ensayo, La ciudad de Barcelona en la obra de Jacint Verdaguer (1937). Entre los años 1931 y 1933 fue secretario de prensa de la alcaldía de Barcelona con Jaume Aiguadé y, a partir de 1933, de la secretaría particular de Carles Pi i Sunyer y en las seis alcaldías siguientes. Encarcelado por el régimen franquista en 1939 y liberado en 1941, retomó la publicación de sus obras en 1946. En prosa, publicó Urania o la música de las estrellas (1946), Presencia blanca (1947) y Todo es nuevo bajo el sol (1947). Posteriormente volvió con su obra poética con los quince volúmenes del Poema de Cataluña (1950-57), y prosiguió su Biblioteca Ritmològica.

 

 

Semblanza tomada del sitio El Poder de la palabra

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