Brevedades a la carta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lejanía

 

 

Tras un profundo sueño, A despierta a bordo de un avión repleto de pasajeros. Está en el asiento de la ventanilla, a la altura del ala derecha. Pero ¿a dónde va? Por más esfuerzos que hace no consigue recordarlo.

 

          El avión pierde altura, atraviesa una alfombra de nubes.

 

          –Hemos iniciado nuestro descenso –anuncia el piloto–. En unos minutos más, aterrizaremos en el aeropuerto de Lejanía.

 

          ¿Lejanía?, piensa A en medio del mayor desconcierto.

 

          Es la primera vez en su vida que escucha el nombre de esa ciudad.

 

 

 

 

 

Noticiero de lo insólito

 

 

La mujer más gorda del mundo se casó con el hombre más flaco del mundo. Él murió en la noche de bodas. Ella asegura que murió feliz.

 

 

 

 

 

 

Contestar en automático

 

 

–Hola, José, ¿cómo estás?

 

          –Bien, gracias… Bueno, no tan bien: se acaba de morir mi mamá.

 

 

 

 

 

 

Gemelas

 

 

–Doña Nachita, ¿no tiene usted una hermana gemela?

 

 

 

 

 

 

 

 

Rutina madrugadora

 

 

Saltar de la cama de solterón empedernido a las cinco de la mañana, orinar, hacer unas cuantas abdominales y sentadillas, prepararse un cafecito, fumarse un cigarro en el balcón, regresar a la sala y prender la tele, masturbarse con la chica en minifalda que da el clima…

 

 

 

 

 

 

Entre sueños

 

 

Luego de soñar otra vez con la mujer ideal, veinteañera y siempre dispuesta, abro los ojos. Enciendo la lamparita del buró. Me levanto. Voy al baño arrastrando todavía conmigo jirones de sueño. El espejo me regresa dramáticamente a la realidad.

 

 

 

 

 

 

Pasos en la noche

 

Tic, tac, tic, tac…

 

 

 

 

 

 

Autohipnosis a las tres de la mañana

 

 

–Duerme, duerme, duerme…  ¡No, no funciona!

 

 

 

 

 

 

 

Sin balas

 

 

No se movió porque el Manual de los Cazadores decía que, si se quedaba quietecito, sin mover ni un pelo, no le pasaría nada.

 

          Pero el león no había leído el Manual de los Cazadores.

 

 

 

 

 

 

Actor

 

 

Siempre le asignaban papeles secundarios, pero esta vez le propusieron el papel principal en una obra de Beckett.

 

          –Tú serás Godot –le dijo el director.

 

 

 

 

 

 

 

 

El rival más duro

 

 

Entrevista al boxeador retirado:

 

          –¿Cuá fue su rival más duro?

 

          –Mi segunda esposa.

 

 

 

 

 

 

Música

 

 

Una noche, en el campo, llegó a mis oídos una música extraña y profunda que no he vuelto a oír en mi agitada vida citadina. Era el silencio.

 

 

 

 

 

 

El último del dinosaurio

 

 

El dinosaurio de Monterroso salió una mañana a comprar el pan y al cruzar la calle lo atropelló un camión. ¡Lo hizo mierda!

 

 

 

 

 

 

Sombrita

 

 

–Arrímese a la sombrita –dijo el ranchero.

 

          Miré, perplejo, la triste rama de aquel huizache en medio del desierto, bajo un sol vertical.

 

 

 

 

 

 

Breve historia de amor

 

 

Fue más cuento que novela.

 

 

 

 

 

 

Regalo fugaz

 

 

Una mujer, en la calle, se quita el zapato porque le molestaba una basurita. Aparece un bellísimo pie. La desconocida vuelve a ponerse el zapato y sigue su camino. Regalos que le brinda a uno la mañana, antes de llegar a otro tedioso día en la oficina.

 

 

 

 

 

 

 

 

Neófito

 

 

Vivir con una sexóloga no significa que uno también sea un experto en la materia.

 

 

 

 

 

 

 

Sumas

 

 

I.            Si uno más uno es igual a tres estamos ante un triángulo amoroso.

 

II.           Si uno más uno es igual a uno estamos ante un crimen pasional.

 

III.         Si uno más uno es igual a dos estamos ante un raro caso de fidelidad conyugal.

 

 

 

 

 

 

Gringo viejo

 

 

A los setenta y un años, Ambrose Bierce cruzó la frontera para unirse a las fuerzas de Pancho Villa. No se volvió a saber nada de él.

 

 

 

 

 

 

Pinta de poeta

 

 

A la chava teibolera que se puso los lentes del escritor, éste, mirándola de cerca con sus ojos miopes, le dijo:

 

          –Cuando menos… poeta.

 

 

 

 

 

 

El preso

 

 

Cuando la puerta de la cárcel se cerró a sus espaldas y el preso vio el patio desolado y los altos muros, le parecieron conocidos: los había visto muchas veces en sueños.

 

 

 

 

 

 

La prueba

 

 

Sueñas que caminas por una calle oscura. Viene hacia ti un hombre con sombrero. Te cae mal sólo de verlo. En sus ojos, iluminados por la única farola, hay un brillo siniestro. Sacas tu puñal y lo matas. Despiertas. Junto a ti, sobre la almohada, hay un puñal ensangrentado.

 

 

 

 

 

 

 

Informe de la policía

 

 

“El suicida, un masoquista que no dejó ninguna nota explicando las razones que lo llevaron a quitarse la vida, primero se arrancó con unas pinzas las uñas de ambas manos; luego, con un cuchillo de cocina, se cercenó los órganos genitales; finalmente se dio un tiro en la nuca. El revólver lo encontramos en la cisterna del excusado.”

 

 

 

 

 

 

 

Bicicleta fija

 

 

Decidido a hacer ejercicio todas las mañanas, compré una bicicleta fija. Ahora se ha convertido en un estupendo tendedero.

 

 

 

 

 

 

 

Al grano

 

 

–Déjate de rodeos, ¡al grano! –lo interrumpió ella, cuando él trataba de explicarle por qué la odiaba tanto.

 

          Fueron sus últimas palabras.

 

         

 

 

 

 

 

 

 

Tres estatuas famosas

 

 

 

 

I

 

El pensador de Rodin

 

 

Hace años que se debate en arduas reflexiones sobre el sentido de la vida y de la muerte, pero no ha llegado todavía a ninguna conclusión.

 

 

 

II

 

La Venus de Milo

 

 

Una multitud de turistas, curiosos y maravillados, la miraban. La mujer sin brazos se movía inquieta sobre su base de mármol. Había un gesto extraño en su rostro, como si algo la incomodara. De pronto, por primera vez en siglos, habló:

 

          –¿Podría alguno de ustedes hacerme el favor de rascarme la espalda? 

 

 

 

 

 

 

 

III

 

El David de Miguel Ángel

 

 

A veces le da por creer que es un hombre de carne y hueso, y actúa como tal. El verano pasado violó en tres tardes consecutivas a tres bellísimas turistas. Pero no se le pudo probar nada.

 

 

 

Armando Alanís Canales. Nació en Saltillo, Coahuila, en 1956. Narrador. Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Anáhuac, realizó estudios de posgrado en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, España. Profesor-investigador de tiempo completo en la Academia de Creación Literaria de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, ha sido director de la revista Eureka y coordinador de talleres de cuento y novela en Saltillo, Coahuila, Chilpancingo y Guerrero. Colaborador de publicaciones como Biblioteca de México, Laberinto, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, La Jornada Semanal, Letras Libres, Sábado y Semanario, entre otras. En 2001 obtuvo la beca para creadores con experiencia otorgada por el Instituto Coahuilense de Cultura. Dos cuentos de su primer libro fueron traducidos al rumano y publicados en la revista Convorbiri Literare.

 

 

 

Semblanza: Enciclopedia de la Literatura en México

Fotografía: proporcionada por el autor

 

 

 

 

 

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