
SOBRE LA ESPIGA EL SOL
Frota. Fricciona. Estrega tu carne contra la piedra oscura.
Contra la lija gruesa de los errores. Contra los filos del pasado.
Frica tu tesoro de incertidumbre inútil. Pule tu loco diamante.
Salta limpia la chispa hasta el cielo.
Entregas un latido de alumbre. Collar de luces.
Frica fricciona frota
con arena nubes de átomos broncos
La tonalidad cambia si esmerilas.
Dice que no estás en el pozo. Mutas.
Transmutas. Estás dispuesto.
Tu mirada roza el destello.
Dorada sinfonía de rizos en vibrante pulsión
te envuelven. Constelación que dice
Contorno.
Llama.
Hueco del deseo.
Nido derramado.
Frica fricciona abrasa
con polvo pómez legiones de ayer hiriente
Estás sobre la fragua. Entras en la boca del fuego. Las chispas cantan.
Sales para martillar la noche. El ayer martillas. Los tropiezos.
Haces con tus carbones espiga de trigo. El milagro llega y se posa con suavidad.
Martillas contra el yunque. Los eslabones han cambiado a libélula.
Cardúmenes de brasas que salen del crisol
se mueven dentro de las bocas.
Algo nuevo pone en marcha el sol adentro. La vasta
definición de Cielo como nunca.
Roza lento amoroso
con seda élitros que abrazan tu luz trémula
La esperanza pronunció tu nombre
y tú dices otro por respuesta. La luz los entrelaza.
Hacemos girar el mundo. Atravesamos
en explosiones húmedas los pétalos sombríos.
Besa las alas que irisan
traspasadas por la luz tu corazón que canta certidumbre
SOLARIUM
De la garganta del monte, del ático desbordado de gasas estratiformes, la conejera fría, el tropel de jabalíes blancos
[porque sí, blancos]
baja para embalar los edificios, embozar los días con cristales de ocho puntas. Todo eso afuera. El mercurio tiritando. Otro grado cero en el lenguaje del aire. Infraterno, desamorado envoltorio para el cuerpo de los corazones. Alguien [por qué no], acostumbrado a ello. Una joya asumida, engarzada en el pecho
[porque así fue la temperatura durante tanto tiempo de extinción].
Alguien adentro. Tras las ventanas empañadas, abatimiento de los planos, a favor de un sólo muro circular o cúpula cerrada como un hueso en la cámara de la morgue.
Luego, inesperado,
algo alguna vez sucede
[porque todo te trajo desde la causalidad, como un milagro: había que poner el pecho en lo absurdo, la vida en el ojo de los fusiles, para llegar aquí].
Comienza a arder la yesca muerta. Se iluminan los vitrales. Se multicolorean. Alguien pronuncia tu nombre en su mente y luego en su boca.
Te acerca. Te acercas. Habías olvidado la tibieza.
Telarañas cubrían tus latidos.
Tenías la etiqueta en el dedo del pie.
Ahora otra materia te envuelve.
Estás adentro y a la vez admites
que alguien ha entrado en ti.
Amas por primera vez el verano.
Todo está bien.
Empiezas a considerar
que hay formas de felicidad
en los fractales de las estaciones
que antes
no significaban nada.
Dices un nombre
y el aire brilla
intenso.
TÚ EN EL IRIS
Como su pico de altos decibeles que parte el aire
finísima herida abre el pájaro en el paisaje
pero no es esa su mejor virtud
sino la punta de la mirada intensa
[diríase filo enamorado de lo que toca]
aguja casi axioma láser que sin quemar corta el instante del papel
nota para el cielo nocturno de violín o flauta traversa que es otro pájaro de plata cigarrillo perforado por donde sale el alma del músico flotante en el naranja de un bar que en otra voz pone en el escenario al Trío Matamoros y a Severo Sarduy consagrado por su "furiosamente experimental" De dónde son los cantantes
¿Y el pájaro? ¿Y el aire? Las luces láser bailan
en el techo junto a la lámpara oriental
contra el techo papel raso
Pluma de "pájaro" cubano anda por ahí.
Frente al micrófono del bar plumas de azufre
de este lado colibríes picotean la frambuesa
como la punta de tu lengua
entre hielos dentro de la copa
¿Recibiste la imagen? Deberías estar acá
[como lo estás en la boca de memoria que también es piel]
Ahora el papel es ceniza
mas tiene sentido en su imagen.
Lo veo
y estás
en mi pupila
de pájaro.
EL AIRE HUELE A SOL
Ayer. Hace cuatro días. Antes.
Sumergir la cabeza en los papeles, en la tiranía del ordenador.
Dejar que se hundan las horas y los días
en su lago de luces y espesura alternas.
Stop.
Sentir la ebullición de la sangre. Bajar los grados de la vitro interna.
Que no rebase el borde la espuma del deseo.
Pequeñas dosis de ardor quemándonos los labios.
Manos en vuelo contenido hacia lo íntimo.
Stop.
La lengua de lo increíble corre ardiendo sobre las pieles.
Adentro. Tocarnos siete veces. Absorbernos setenta.
Sin tregua.
Stop.
Simular la incandescencia
con una fresa helada en gin
puesta con los dedos en las bocas.
Pezón despierto que anida en lo irrefrenable.
Poner en medio de lo intenso rosa lo imaginado.
Papelito de arroz caliente. Membranas de neblina
atravesadas por la luz.
Slowly.
Hoy. Hace una hora. Un siglo que regresa a su concha.
El peso dulce del fuego gime sobre el tiempo adelgazado.
Go on.
Girar hasta la explosión. Arder.
Tocar adentro una bocanada de aire que huele a sol.
Burn and continue
ESCENA CON GAMOS, LÁMPARA Y BESOS
Lentos gamos
reproduciéndose en
polígamos poliedros
lentos gameznos
cubiertos de pesado oropel
di-minutos gamos
ralentizantes
desnudos en su delirio
en carnaval se ríen
de su lentitud
de la espera
se burlan
se ponen a rumiar la urgencia
de nosotros
los bomberos salen
de los cuarteles de la mente
en cuadrillas
lanzan chorros de fuego
a sus pieles moteadas
a sus grandes cuernas
horas gamo incinerado
parpadean una última vez
sus grandes ojos negros jadean
caen atravesadas sobre el paso de cebra
la silueta de tiza alrededor
de la mole fría en el asfalto
encima de la montaña de cenizas
se posa un colibrí de sol
la música se enciende en otra parte
bajo una lámpara trinan los corazones
la doble piel despierta
en las bocas hay peces dulces
no metáforas
pulverizado tiempo gamo
besos encienden el centro de la belleza.
RAÍLES
Los trenes en las vías
esperan sin aliento
la llegada al final del día como un milagro
del último extranjero pétalos exhaustos
resto amargo sin destino conocido
corazones que devoran las sombras
de la vida marchitos espectros
que olvidaron
cómo regresar vencidos o triunfantes
del ayer
del nunca
del amor.
V
Hablábamos de la danza cuando apareció el cuerpo y la música en las estepas de la Historia. En la gran selva de los orígenes después de cada extinción. Lo sabe la luna y su ojo perforado por Georges Méliès en el septiembre parisino.
Después lanzamos Sputniks y Voyagers, perros, monos y un hombre que aún flota en la frialdad del silencio y una mujer que descendió ardiendo en su cápsula.
Cuánto cuesta poner un solo fotograma en el campo de visión de la humanidad.
Las esferas siguen bailando y la música de Sirius irradia en los auriculares cuando le doy play a Alan Parson.
VIII
Los lamparones, las manchas, la costra, la pátina, la cochambre, la mácula, el sobretodo, la veladura que cubre el rostro de las pinturas renacentistas, el polvo acumulado que los restauradores quitan con líquidos y escobillas para solaz de los turistas, lo coagulado granate encima de la herida, el nuevo poema, el palimpsesto, los amores nuevos que superan a los antiguos, las capas tiranas de dolor o pequeñas felicidades como estratos geológicos superpuestos en el corazón y los sentidos; pensar, repensar, sobrepensar la coraza de las cicatrices sobre lo dañado; el tatuaje para cubrir los nombres obsoletos, las eras transformándose en eones; el surco una y otra vez abierto, roturado para que lo penetre la semilla secular que ha de extraer sus jugos como de los pechos de una madre, sus metales, su alma para la voracidad; la repetida caricia aumentando los grados del deseo, las láminas de hielo con las que el invierno hace su libro de conservación y muerte; el sedimento de la vida, la capa de evidencias revelada para el forense; los registros de las biografías sentimentales y el catálogo de las grandes ideas que la mente clasifica en hipótesis, teorías, sueños, locura y filosofía; la espuma que corona la jarra de cerveza, el cascarón donde habita la tortuga y duerme Aquiles, la concha cuyo corazón es una perla, la etiqueta que orgullosa dice la denominación de origen de las maravillas para su comercio, la mascarilla sobre el aliento, el expediente que hace la crónica del deterioro y la madera final que cubre los despojos, el vestido encima de la radiante desnudez que esconde los huesos y las hediondas entrañas de lo que, bello, se mueve y muere por el mundo; la alfombra de hojas del otoño y la pelliza de nieve cristalizando el pasto de los días; el yo aplastando el tú y el nosotros reconciliando las distancias; el derrame de 41 millones de crudo del Exxon Valdez; el manto de sueños, historias y vidas abrazados por la muerte en el Mediterráneo; las babas del abuso encima adentro contra la inocencia; el horror intentando quebrantar las flores y la belleza que trabaja para que podamos respirar de nuevo y ver y sentir y ser parte de la única imagen que merece ser contada.
MATRIMONIO
Un meteoro que viaja en la oscuridad
hacia el colapso,
porque un círculo es algo demasiado hermoso
para ceñirse a unas falanges que comienzan
a ser polvo.
Un horizonte imantado y voraz,
una cama concentrada
en un punto indefinible.
Placer y dolor precipitados
en el núcleo del adiós.
Dos bocas.
Una sola exhalación.
Respirar y morir en un instante.
HUMEDADES
Es noche. Llueve.
Un cigarrillo en el balcón
y dragones en el aire.
En la calle una lámpara encendida.
Sobre ella la negrura del futuro
impenetrable
precipitado.
Las agujas atraviesan
el cono de luz
de un presente imaginario.
Después
sólo pasado en los charcos
música leve o nada
deslizándose
hacia las alcantarillas.
Tú
pequeña eternidad desnuda
me llevas de la mano
a un lago de llamas blancas.

SAMUEL TRIGUEROS. Nació en Honduras. Actualmente reside en España. Escritor, editor. Ha publicado: Todo es amor tras esta nostalgia (poesía, 1988), Borges (ensayo, 1988), El trapecista de adobe y neón (narrativa, poesía, ilustración, 1989), Sin una palabra (narrativa, 1991), Amoroso signo (poesía, 1992), El trapecista de adobe y neón (poesía, relatos e ilustraciones, 1992), El visitante (cuento, 1992), Animal de ritos (poesía, 2006), Antes de la explosión (poesía, 2009), Me iré nunca (narrativa, 2009), Exhumaciones (poesía, 2014), Una despedida (novela, 2016), Una canción lejana (poesía, 2020), Seguir volando (antología personal, 2021), Ouroboros (Olifante Ediciones de Poesía, 2024). Antologado en Panorama crítico del cuento en Honduras, La palabra iluminada, Papel de oficio, La hora siguiente, Versofónica, La minificción en Honduras, La herida en el sol, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gatimonio. Poemas de gatos de autores hispanoamericanos (Editorial Lebas, Madrid), Los trabajos del tiempo-15 poetas hondureños contemporáneos, Revista Attaque y Doce cuentos negros y violentos, entre otras publicaciones. Fundador y director de Nautilus Ediciones y del Festival Internacional de Poesía de Aragón-FIPAR.
Semblanza y fotografía proporcionadas por Zingonia Zingone
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