Poemas de José Natarén

 

 

¿Quién llama a la puerta?

 

 

 

¿Quién llama a la puerta, quién escucha?

 

 

 

En la ciudad de los videntes

 

la puerta entre el sueño y la vigilia

 

se abre a una luz inédita

 

que se refleja al infinito

 

en esta cámara de espejos.

 

 

 

Dentro, una ventana al mar y un telescopio

 

apunta más alto que la luz

 

al centro del mundo

 

al oleaje de imágenes primeras

 

al puerto de la noche

 

donde esfinges nos cuestionan

 

la razón de los naufragios

 

y tejen y destejen

 

lienzos con escenas de jardines

 

del palacio de la sabiduría

 

el sitio de la sílaba lustral.

 

 

 

Preñadas de símbolos y signos

 

las nuevas creaturas creadoras de mundos

 

emergen del sueño hacia el alba

 

madre de todos los seres vivientes.

 

 

 

Madre del hijo enamorado y del padre siempre muerto

 

se abre con sus miles de estrellas y danzantes.

 

Caravanas de espectros en fuga de sus ojos

 

como sílabas del nombre primordial se encienden

 

chillan de júbilo en el valle de la muerte

 

se erizan los cabellos de las niñas de la noche

 

por el grito del cantante tiemblan

 

saltan de la torre

 

herida por el trueno que sale de su boca.

 

 

 

Dos muchachos en la playa

 

discuten si es posible transformar la realidad

 

por el desarreglo sistemático de los sentidos.

 

Si en efecto todo es infinito o ilusión

 

si lo único posible es cantar

 

hasta el amanecer

 

prepararse para el vuelo nocturno

 

y beber del cántaro estelar hasta romperse.

 

 

 

Doncellas ya no danzan densa sinfonía

 

ceden a los ángeles del juicio

 

―mujeres con espadas en el pecho―

 

derraman ánforas de lágrimas vacías

 

sobre las sombras de la carretera.

 

 

 

¿Quién nos llama a rezar una oración a nadie?

 

 

 

Escucha al criminal, al delirante, al santo:

 

no somos más que dioses, solo extraños.

 

Enciende el fuego sagrado

 

la hoguera en la que un dios conoce a otro

 

hasta que el espanto se coagula en culpa.

 

 

 

¿Yo soy o soy otro?

 

¿Somos el haz o el envés?

 

 

 

Escucha: los nombres primeros, los últimos.

 

Cantiga de la tribu, no mía, ni tuya: nuestra.

 

No basta una cinta de imágenes, mudo largometraje

 

debemos decir lo que grita en las grietas del mundo:

 

 

 

-Si cada hombre conociera

 

la ecuación del movimiento alrededor del astro

 

que siempre añora.

 

Si cada mujer recordara.

 

 

 

Entre más luz y más sonido

 

la materia se acelera hasta el fotón

 

la hora se prolonga y todo pasa

 

por el ojo de su aguja minutera.

 

 

 

Mas el tiempo espada lanza y violenta

 

al viento viejo augurio

 

“la redención no llegará”.

 

 

 

Derriba al dios y a sus heraldos.

 

Rueda hacia la roca en llamas

 

en libre caída hacia el espejo en que se mira

 

enamorado de sí

 

cae hasta el fondo de su propia vista:

 

urdimbre, espesura, cuerpo oscuro

 

todo arde, crepita el libro negro, sin estrellas.

 

 

 

El dios se desnuda, no es más que infante enfermo

 

solo ensaya destruir al universo

 

y a la lengua materna que lo anima.

 

En su diestra, el arpón para herir a la antigua serpiente

 

bebe los elíxires del odio hasta el hartazgo.

 

Ebrio marino en su barco de vidrio

 

yace como Marat

 

en París y muerto a tiempo.

 

 

 

La bella se estremece frente a él.

 

Muchacha melancólica entre sueños

 

estalla contra áncora de luz.

 

Roja cabellera en el espejo

 

la sangre de la novia se derrama en todo el reino.

 

“El rey amó a la mujer escarlata y a la muerte

 

y nada más que a ellas.

 

Odió a los reyes, los nobles, los sacerdotes, los ricos, a los mediocres”.

 

 

 

¿Recuerdas el templo solar en el valle de México?

 

¿O solo el polvo lunar de los ángeles?

 

 

 

La poesía nunca salva a nadie de nada

 

tampoco nos prepara ante la muerte

 

tan solo auspicia el gozo

 

del mundo y la palabra en el desahucio

 

como es, desde el Principio.

 

 

 

“Más allá de este momento, las órbitas de los planetas no pueden predecirse”. La radiación

 

arrastra astros hacia el centro hacia la puerta que se abrió hace ya cien mil millones de años.

 

 

 

Cierro los ojos y despierto:

 

Me percibo: otro: me habita.

 

 

 

Este es el final, mis amigos

 

este, el origen

 

principio de todo cuanto es:

 

el deseo, sed de eternidad.

 

 

 

Nadie despertará

 

nadie verá al tigre en el bosque de la noche

 

nadie responderá si llaman a la puerta.

 

 

 

La luz de la catástrofe

 

se fuga hacia lo eterno

 

el silencio sucumbe ante el Silencio.

 

 

 

En la puerta la sibila con el índice entre labios

 

ya no juega con sus cartas.

 

La imagen nunca miente ni dice la verdad:

 

¿Andarás la solitaria noche por el infierno y paraíso

 

alcobas del reino que fundaste en tu corazón?

 

 

 

¿Escuchaste la canción dorada en tu interior

 

llover hasta el primer relámpago del mundo?

 

 

 

Todo vuelve al vientre de su madre,

 

la serpiente a la diestra del señor.

 

Vuelve el padre vuelve el hijo al Oscuro original.

 

 

 

El rito finaliza. No se toque la tierra

 

impura por el sueño del centeno.

 

 

 

Más allá de las mitologías, la imaginación

 

fruto del árbol del bien y del mal

 

persevera en la caída

 

persiste en espera del sol.

 

Nadie la escucha, nadie llama, nadie abrió las puertas.

 

José Natarén. Promotor cultural y secretario técnico del Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez. Estudió física y matemáticas en la Universidad Autónoma de Chiapas. Trabajó en proyectos de investigación de carácter literario y filosófico. Ha colaborado con el Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión y con la Radio de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas conduciendo programas de rock. Poemas suyos han sido publicados en New York Poetry Review y revista de literatura La Otra, así como en las antologías Universo poético de Chiapas (CONECULTA, 2017) y Hacia un azul imposible (UNAM, Embajada del Reino de Marruecos, El tapiz del unicornio, 2023). Ha publicado ensayos y artículos sobre poetas mexicanos en diarios de circulación local y nacional, como La Jornada Aguascalientes, Diario Ultimátum y Diario de Chiapas, así como en las revistas latinoamericanas: Taller Ígitur, Altazor, Carátula, Letralia y Contrapunto, Revista de la Universidad de Alcalá. Está próximo a aparecer su libro: Óscar Oliva, Al norte del futuro. Apuntes para un ensayo sobre la obra del poeta, auspiciado por el CONECULTA-Chiapas.

 

 

 

 

Semblanza proporcionada por José Natarén

 

Fotografía de Pascual Borzelli

 

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Comentarios: 2
  • #1

    Jesus Islas. (domingo, 14 julio 2024 18:41)

    Muy buen trabajo
    Felizidades. Jose.

  • #2

    José Antonio Natarén Aquino (lunes, 15 julio 2024 01:11)

    Gracias estimado Jesús Islas