ESCONDIDAS
El territorio es el mundo.
En cuanto al tiempo,
no basta contar del 1 al 100.
Puede pasar mucho
–créanme–
mucho tiempo.
La multitud de rostros
aturde.
Cuando uno ha contado más de 3.547
–si llegó a tanto–
suele desistir
desesperanzado,
o creer que el juego no existe.
Es bueno no dejar de ser niño
y creer en los juegos.
No hay garantías.
Sólo fe.
Pero,
si los enamorados se encuentran,
ganan.
METRO DE CHICAGO
A lo largo del viaje
la mujer de tu vida se te escapa repetidas veces,
siempre en el lado opuesto de la vía,
en el otro andén,
en la otra cola,
saliendo del museo o del restaurante cuando tú entras:
un segundo de vacilación es suficiente.
CONSTELACIÓN
Quod est superius est sicut quod est inferius
Tabula Smaragdina
El firmamento
–una falda de estrellas–
se siembra en la piel
de las recién nacidas
Un cuerpo custodia los lunares
que me definen
Kepler, Copérnico y Brahe
me guían por la calle
LIBROS
Vuelvo a casa
una vez más
con siete libros.
Dirán que engullo el saber
que todo es pose,
que nadie puede leer tanto, ni tan rápido;
que, como los otros, no disfruto
la lectura;
que esto es parte de mi furor numérico;
que para qué tanto, si no se me pone cara
de docto y circunspecto.
No sospechan, ni de lejos,
la verdad:
me gusta la chica de la librería.
POEMA PARA YOLANDA CARMEN
Un poema me mandas otra vez, Violante
o bella Yolanda, que eres la misma con distintos
nombres, y yo, con diversos cuerpos, soy el mismo.
¿Qué es un poema, Yolanda?
Llevo años dudándolo, y espero la respuesta
de ti, que llevas canto y jardines en el nombre.
No sé si es poema siempre palabra
o tal vez acción en que me juegue la vida:
encaramarme en tus pestañas,
sumergirme en tus ojos,
asomarme a tu perfil, azorado y acezante,
cruzar audaz tu rostro
en el que infantiles pecas simbolizan
un campo minado, donde entrar es fácil y salir dudoso.
¿Un símil muy guerrero?
En arte y vida, si son ciertos,
siempre está la vida en juego.
Vuelvo entonces a tu rostro, donde atrapados quedan
mis ojos, sin poder moverse, quietos.
Un poema me mandaste hacer, Violante:
un poema no lo hace una estrofa,
cierto metro o un adjetivo nuevo.
Sólo mira si estoy dentro, y está hecho.
EL ZARPAZO DE DIOS
De un zarpazo Dios te muestra el mundo.
Él lo hace así, como jugando,
y te inocula el veneno de la percepción.
Ya toda la belleza se ofrece ante tus ojos
y el amor posible
y la fe necesaria para que hagas milagros.
Tu piel muta y también tus colmillos
y la caza menor te deja insatisfecho.
Dios con su zarpazo te ha hecho de los suyos
y estás absoluta, tremendamente solo.
ODISEO RETORNA A CARTAGENA DE INDIAS
A la cera perdida
de mis tapones
para el canto que enloquece
se fundieron tus tobillos
que nada hacen
por salvarme
de la locura
Sirena
GOLEM
Intento salir de una torre
que no tiene puertas
Una exigua ventana
es mi luz toda
Escribe el nombre en mi frente
con tu dedo
Sé mi puerta
mi palabra
Diego Valverde Villena (Perú/España/Bolivia) es poeta, ensayista y traductor. Magíster en Literatura Inglesa y Licenciado en Filología Hispánica, Filología Inglesa y Filología Alemana, comenzó su carrera docente como profesor de Poesía, Lírica Medieval y Lírica Barroca en la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz, Bolivia). Es profesor visitante en universidades americanas y europeas, donde imparte cursos sobre literatura hispanoamericana, con especial atención a Jorge Luis Borges y Álvaro Mutis. Sus ensayos y traducciones comprenden un territorio de varias lenguas y tradiciones que va de Valery Larbaud a E. T. A. Hoffmann, de George Herbert a Carlos Drummond de Andrade, de Álvaro Cunqueiro a Cristina Campo. Ha publicado los poemarios El difícil ejercicio del olvido (1997), No olvides mi rostro (2001), El espejo que lleva mi nombre escrito (2006), Un segundo de vacilación (2011), Panteras (2015) y Una granada entreabierta (2023). En su vertiente de ensayista ha publicado Varado entre murallas y gaviotas. Seis entradas en la bitácora de Maqroll el Gaviero (2011), Dominios inventados (2013; 2ª ed. 2017) y Vetas literarias. Ensayos de un ensayador potosino (2022). Entre sus principales traducciones figuran El hombre de la arena de E.T.A. Hoffmann, cuentos de Arthur Conan Doyle, Rudyard Kipling y Clarice Lispector, prosas de Ennio Flaiano y la antología de poesía del siglo XX en alemán Solo y de camino.
Diego Valverde Villena ha preparado especialmente para El Golem esta pequeña antología poética, Cartografía, que incluye su poema Golem.
Foto: Lorenzo
Hernández
Semblanza proporcionada por Diego Valverde Villena
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