Poesía de Argentina: Magdalena Biota

Las personas

 

soy tan solitaria

tan social

le temo a las personas

las necesito

 

las busco

las amo

las seduzco

 

me obsesionan

les rehúyo

les desconfío

las olvido

las reencuentro

me entusiasman

me ensimisman

me encandilan

me desnudan

me la chupan

que se curtan

 

sola

loca

almibarada

me dejan

y las dibujo

 

 

En la oscuridad, un nombre

 

 

Y lo que llamamos amor

es el deseo de unirnos

y de fundirnos

y de confundirnos,

como estábamos antes,

en el seno del Dios globular

que la discordia rompió.

 

                                                          Extracto de “Empédocles, Dios supuesto”,

                                                         Vidas imaginarias, Marcel Schwob, 1896

 

En la ciudad de una lengua

confirmo lo que recuerdo.

Encuentro

en el fondo de la vasija el cuchillo.

Una memoria, la tradición que heredo.

 

Estuve cautiva in the wild.

Pero me trajeron de vuelta a mi nombre.

 

Ahora mi nombre no es propio ni ajeno,

no hay nada que me sea verdaderamente propio,

ni del todo ajeno.

Fui quien mi nombre dice que soy.

Esas lecturas.

 

Ya no anhelo nada.

La mirada libre,

aunque todavía perpleja

(quién puede saber

para dónde correrá

el esclavo

una vez liberto).

 

Que esa perplejidad atenta me acompañe.

 

I was wounded in love,

someone I love told me.

I saw you were wounded,

I said.

Wounds can heal,

I insisted, reassuring.

Lick'm,

he asked me.

And I said:

a true wolf licks'm imself.

 

De noche

mi papá vuelve

del cajón de la mesita de luz del sueño.

Morado sonríe con los dedos carcomidos por la muerte.

 

Extática, feliz y absorbida por la rareza,

no tengo miedo a morir.

Con gotas de sudor y rocío,

mi idealismo florece en las manos

y me esclaviza el deseo

de inducir a Platón al escepticismo,

de ser cordero sumido a la conquista del tigre

en un nuevo espiral

una nueva contienda se desata para dirimir

quién somete al amo.

 

Voraz productora de cosas plateadas

para conquistar el fulgor de la vida,

no le temo a la muerte.

El destello que se consume en sí mismo,

y en la mirada,

la voluntad de ser vulnerable

ante el deseo del otro,

fundirme en él.

 

Mi mayor miedo soy yo.

Mordaz cordero

feroz sonriendo.

Conciencia del hambre.

Conciencia de la presa.

Mi cuerpo, el templo

donde se casan

cielo e infierno.

 

 

Desde las sombras como en tinieblas

 

Un yaguareté agazapado

en su animalidad sedienta

despierta.

 

El yaguar es el recuerdo

y esa voz una incógnita;

sola en la precariedad

de tiempo que se disuelve,

ignorancia del lenguaje

de cantos y palabras que

se callaron.

 

Ese yaguar,

cuando es el vientre,

cuando eso habla

para comunicarse.

Arrullo del viento

en el cerro, de mujer aguayo,

luz en los fragmentos,

raíz en las promesas,

mañana.

Hilo que se mece

en la blanda tierra humedecida.

No respira

sino a través de esos

tejidos de colores y figuras.

 

Una gota de sudor viscoso

evaporada en el desierto

capaz de convertirse

en pájaro, en pez, en perro.

En el canto, los ritos.

En huesos,

ecos,

y el fastidio de las moscas.

 

Magdalena Biota nació en Buenos Aires en 1981. Es narradora y poeta. Integra el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y se desempeña como investigadora independiente en el Instituto de Literatura Argentina “Ricardo Rojas” (ILA - FFyL, UBA). Se graduó de traductora pública en lengua inglesa (UNLP, 2005), estudió Letras (UBA) y Gestión de Bibliotecas (UCES). Traduce y escribe, y sus producciones han sido editadas en Argentina, Perú, España y Francia. Dicta clases de escritura académica en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), y fue docente de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y de la Universidad Nacional Tres de Febrero (UNTreF). Publicó el libro de poemas Personas (2015) e integra la antología bilingüe Cross a la mandíbula/Direct dans la mâchoire, editada por Belles Latinas en Francia en noviembre de 2011, que reúne a autores como Ricardo Piglia, Griselda Gambaro, Alberto Laiseca, Ana Quiroga, Leónidas y Eva Lamborghini. Escribió además la novela Geografía secreta (2004) y la antología La cañada y otros relatos (2013, en coautoría con Matías Medina Silva) y el poemario Otra sentencia del tiempo (2021), entre otros textos inéditos. Es coautora del videopoema Cría. Obtuvo el título de grado con un seminario en traducción literaria abocado al género poesía. Publicó versiones al español de poetas estadounidenses contemporáneos en Saltana: Revista de Literatura y Traducción. Actualmente se encuentra preparando la defensa de su tesis doctoral Espacio Carta Abierta: enunciación y género discursivo en el debate público (Argentina, 2008-2019), y desarrolla una estancia de investigación en la Biblioteca Nacional del Congreso (BCN) en la que trabaja sobre la colección del escritor, político y poeta argentino Juan María Gutiérrez.

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Magdalena Biota

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