
De El árbol de los ahorcados
He decidido
He decidido salir a la noche,
antes de irme apagaré las luces,
echaré llave a la puerta,
sellaré las ventanas.
Caminaré hasta convertirme en árbol.
Cuando crezcas y me perdones
colgarás en mis ramas un columpio.
En los días fríos me abrazarás con fuerza,
juntos aguardaremos que el viento pase
arrancándonos algunas hojas.
Claroscuro
Me va gustar este lugar,
en la colina levantaré mi casa de tierra negra,
sembraré un árbol en los linderos del patio,
cuando crezca lo justo
me dará sombra en el tiempo del silencio.
Con mi silueta jugaremos a las adivinanzas;
quién es el río,
quién la barca.
Un eco de campanas anunciará el ocaso,
la estación del claroscuro.
Me va gustar este lugar,
el viento roza las espigas con sus guantes blancos.
De La persistencia de las lágrimas
Tu cuerpo caminito de termitas
Conozco tu cuerpo,
cada fisura,
cada pequeña sombra.
tu cuerpo mar:
100 velas desplegadas,
las lunas de todo un siglo.
tu cuerpo tierra:
canto de maderos,
aire de ocarinas.
Tu cuerpo en mi cuerpo
descontando instantes,
depurando memorias:
perfecto salón de espejos.
Tu cuerpo caminito de termitas,
renovándose en el tiempo
y el tiempo pendulando imperturbable.
Tu cuerpo, las lunas de todo un siglo.
47 años
Aún dibujo colinas,
colibríes
y redondos soles anaranjados en papelitos blancos
que sobreviven en la memoria
garabateo las ventanas empañadas
y las esquinas de los espejos
aún reviso bajo la cama antes de acostarme.
Salgo a la lluvia y pateo charcos,
fotografío las cortezas de los árboles,
los abrazo
buscando aquietar mi mente.
De vez en cuando robo en las cafeterías
papeletas de azúcar que nunca uso.
47 años
y sigo adivinándote en las caprichosas
formas de las nubes.
No sé cómo más aplacar tu ausencia.
De La curvatura del tiempo
Metáfora
Cierro la puerta del frente
y dejo abierta una ventana lateral,
por allí la luz del aire inunda las estancias.
Tengo impregnado el olor del agua
y de los maderos de viejas astas
me muevo constantemente entre claridades y penumbras.
En mis aleros perdura el canto de los amaneceres
y el martilleo de la lluvia.
He saboreado la dulzura de amargos frutos
y he llorado la congoja que se oculta en los días felices.
Con mi techo de cuatro aguas
he acariciado la liviana piel del viento.
Yo soy mi casa,
una casa que aún se está escribiendo.
Esperanza
Siempre habrá un hilo de luz
colgando de ninguna parte.
Un hilo
que soporte todo nuestro peso
un hilo
de donde sostenerse
que no se rompa
por más que sople el viento.
Un hilo de luz en la boca del abismo.

Sergio Antonio Chiappe Riaño (Bogotá, Colombia, 1972). Tecnólogo Químico, Poeta y Gestor Cultural.
Tiene publicado: El árbol de los ahorcados (Rosa Blindada Ediciones, Cali, 2017), La persistencia de las lágrimas (La Sociedad Perdida, Pasto 2020) y La curvatura del tiempo (Abra Canarias Cultural, Islas Canarias, 2021).
Poemas suyos hacen parte de antologías publicadas en Colombia, España, Perú, Chile e Islas Canarias.
Coordinó el Tercer Festival de Poesía de Neiva, Colombia, 2020. Administra el blog de poesía El Claroscuro.
Semblanza y fotografía proporcionadas por Sergio Antonio Chiappe Riaño.
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Teresa Chiappe (domingo, 13 febrero 2022 09:58)
Felicitaciones querido sobrino, tu imaginación no tiene limites
Martha Lucía (miércoles, 16 febrero 2022 22:21)
Un sororo abrazo Poeta y cómplice de muchas lunas. Éxitos en todo tu andar profunda poesía que enarbola figuras y metáforas finamente escogidas.
Gratitud infinita a la vida por conocerte y compartir el deleite poético.