Poemas de Paola Valverde Alier

LA VIDA ANTES DE LA VIDA

 

 

 

 

 

Los ríos perpetraban la corteza de los árboles

 

la voz de la selva

 

permanecía campante

 

 

 

¡Fuerte como el jaguar

 

valiente como la anaconda!

 

 

 

Antes de nacer

 

fui un diminuto botón de luz

 

 

 

Tomé forma de cordillera

 

exploté en tonos turquesa

 

 

 

y de la sangre

 

almacenada en mi sexo

 

brotó

 

una estampida de colibríes

 

 

 

El Fuego

 

era un hilo costurado al sol

 

 

 

El verde

 

no domaba la llama

 

 

 

La mujer que custodiaba la tormenta

 

dejó caer los rayos

 

y se convirtió en pájaro

 

 

 

 

 

 

 

(Las direcciones estelares)

 

 

 

 

 

 

 

EL AMOR ES DE BAMBÚ

 

 

 

No existe nada más fuerte que este amor.

 

Su cuerpo se dobla

 

y no se quiebra.

 

Sus costillas forjan la caña

 

para alimentarnos;

 

surcan la sal

 

los dientes asesinos.

 

 

 

El viento sopla hasta la médula.

 

Trae arena en los ojos

 

para cegar

 

a los videntes.

 

Trae espuma en la boca

 

y flota.

 

Se ha caído

 

y flota.

 

Flota con la punta erguida.

 

Dibuja un anillo en el agua,

 

un eco.

 

 

 

Muerdo esta caña,

 

su raíz convulsa

 

el hilo de saliva

 

que sostiene el anzuelo.

 

Muerdo las peras cuando maduran.

 

Mi voz empapada en tu oído.

 

 

 

La piedra del silencio

 

tropieza con este bambú.

 

 

 

Tomo tu ala para cruzar la calzada.

 

Tomo tu ala y miro el tiempo.

 

Lloro en un podio

 

ante la realidad cobriza.

 

Lloro y me esfumo

 

como el vapor sobre los lagos.

 

 

 

Soy la mujer que creyó en una estampida

 

y vio en los ojos de su amante

 

el origen de un fuego.

 

 

 

 

 

 

 

(Cuando florecen los cactus)

 

MURCIÉLAGOS EN EL JARDÍN DE LOS AGAVES

 

 

 

 

 

Dame tu miel embravecida.

 

Tu miel de rapadura;

 

dulce y punzante.

 

Tu miel agreste.

 

Tu miel blanca.

 

 

 

Quiero el néctar,

 

la corola,

 

bajar al cáliz de la flor.

 

Frotar mi cara en el polen. 

 

Pincharme con tus espinas.

 

 

 

Se endurecen los estambres.

 

 

 

El pistilo alucinante,

 

el aliento que me nombra.

 

 

 

La miel se desangra

 

y late como tambor.

 

 

 

La miel de las uvas.

 

La miel de los dátiles. 

 

La miel que baja por tus semillas 

 

y alcanza los higos;

 

el estigma de las amapolas. 

 

 

 

Se abren las papilas gustativas.

 

 

 

Cae la cera:

 

las gotas se aplastan 

 

en la saliva.

 

 

 

Cae miel en en el desierto.

 

Caen esporas.

 

 

 

Se irrigan los conductos.

 

 

 

El cordón hacia tu carne.

 

 

 

Y de su piel gruesa

 

nace el mezcal.

 

 

 

Y de su tierra arenosa,

 

espejismos.

 

 

 

He lamido la corteza

 

de un agave.

 

 

 

Su cuello erecto.

 

Su tejido amargo.

 

 

 

Con la punta de la lengua

 

rozo el humo

 

que aleja a las hormigas.

 

 

 

Siento pasos en mis labios.

 

Trago el polen desgranado.

 

 

 

Esta es la primavera.

 

 

 

Y en mis alas rotas

 

crece un bonsái.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Cuando florecen los cactus)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

YA NO CANTAN LOS PAJARITOS ROJOS

 

 

 

 

 

El día en que enterramos a mi padre

 

plantamos la mejor semilla.

 

 

 

Porque antes de morir nos otorgó

 

las raíces.

 

 

 

¡Atención a lo efímero!

 

¡Atención, atención!

 

 

 

Abrió su pecho

 

para mostrarnos el fruto,

 

la herida,

 

la última esperanza de los valientes

 

que creyeron en la permanencia.

 

 

 

¡Atención a lo efímero!

 

¡Atención, atención!

 

 

 

Sostengo en mi memoria

 

las manos vulneradas

 

de mi padre;

 

líneas fundidas con savia

 

a segundos de partir.

 

 

 

Amar también es despedirse,

 

caminar con voluntad

 

hacia el sueño profundo;

 

aunque ya no canten

 

los pajaritos rojos

 

y no se escriban más poemas

 

a los hijos.

 

 

 

Este es el relevo,

 

el traspaso de la túnica.

 

 

 

Amar también es aceptar nuestra mortalidad,

 

entregarnos como atletas

 

que deben correr

 

con precisión

 

y desvelo.

 

 

 

Llegaremos al brillo absoluto

 

y se apagará la llama.

 

 

 

¡Atención a lo efímero!

 

¡Atención, atención!

 

 

 

Con la mirada puesta en los niños.

 

El punto interno.

 

El equilibrio y la confianza

 

en el amor.

 

La voz que emana del espíritu

 

(como lo hizo mi padre).

 

 

 

¡Atención, atención, atención!

 

 

 

(Cuando florecen los cactus)

 

 

 

 

 

 

 

 

PALOMAS MENSAJERAS

 

 

 

Entreno palomas mensajeras.

 

 

 

En su ojo derecho

 

la brújula

 

guía el vuelo de retorno

 

hacia su palomar.

 

 

 

Sé muy bien dónde se oculta el sol,

 

unas alas agitan el horizonte

 

y los pichones viajan

 

con las miradas abatidas.

 

 

 

Abro las compuertas de sus jaulas.

 

 

 

Pronto romperán la inocencia

 

y yo refugiaré mi silbido

 

en la dilatación del  tiempo.

 

 

 

Volarán en círculos

 

hasta convertirse en lluvia.

 

 

 

 

 

Son tan distintas a mí,

 

yo viajé desde otro continente

 

y aprendí a volar hacia una latitud desconocida.

 

 

 

              Por eso

 

sigo el corazón de las palomas.

 

 

 

Siempre regresan al lugar donde probaron el alpiste

 

y vieron por primera vez un amanecer.

 

 

 

 

 

 

 

(El entrenador de palomas)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LOS PECES TAMBIÉN SUEÑAN

 

 

 

Haverei de lembrar-me sempre da sua memorável

 

 sopa de pescado e da chuva caindo sobre a selva e os ríos.

 

 

 

Seu amigo Lêdo Ivo 

 

 

 

Lêdo Ivo contempla el menú
en busca de un poema
para su próxima lectura
un poema donde ellos

 

sueñan con los ojos abiertos
aunque nosotros todavía
no aprendemos a soñar.

Lêdo Ivo cierra el menú
para abrir el cadáver exquisito

 

cubierto de espinas
donde purgan sus almas
las corvinas
en el fondo del tazón.

 

Lo lleva a su boca
frontera de palabras y migas de pan
que se desprenden de los pobres
cuando bajan del autobús.

 

Termina su sopita de pescado

 

y da las gracias
entra a la cocina

 

y da las gracias
pide la receta

 

para colgarla en su ventana
como esos murciélagos
que se mecen intactos
en las cornisas del sueño de su padre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Bartender)

 

 

PAOLA VALVERDE ALIER (San José, Costa Rica, 1984). Poeta y gestora cultural. Por 4 años dictó el taller literario del centro penal C.A.I. La Reforma (2002-2006). A finales de 2010 Editorial La Cartonera Tuanis de Costa Rica publicó su libro de poesía La quinta esquina del cuadrilátero, reeditado por Editorial ARLEKIN (Costa Rica, 2013), Editorial Lápices de Luna (España, 2016) y Cartonera Tica (Costa Rica, 2019). En 2015 Editorial Perro Azul (Costa Rica, 2015) publicó Bartender y obtuvo la Mención de Honor en el Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría de Costa Rica. En 2017 publicó Las Direcciones Estelares (Amargord, España) y las antologías Nocaut (Trabalis, Puerto Rico) (La Chifurnia, El Salvador), De qué color es el verde (Poe, Guatemala). En 2019, dentro del marco de la Feria del Libro de Costa Rica, fue directora de los encuentros Canto a la Semilla y Fuego Cruzado, organizados por la UNESCO y la Cooperación Española. En 2019, su libro El Entrenador de Palomas ganó la Selección Anual de poesía de la EUNED (Costa Rica, 2019). En 2019 publicó Cuando florecen los cactus (Amargord, España). En 2024 publicó Yesca para el fuego (Ediciones Perro Azul).

 

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