Poemas de Nazim Hikmet Ran

El nacimiento

 

 

 

     Su madre

 

me dio un hijo.

 

Un muchachito rubio desprovisto de cejas.

 

Una bola de luz

 

                     escondida

 

                                        en mantillas azules

 

que no pesaba tres kilos.

 

     Cuando mi hijo nació

 

otros niños nacieron en Corea.

 

Eran tan bellos como mirasoles

 

Mac Arthur los cegó.

 

Partieron todavía no saciados

 

                         de la leche materna.

 

 

 

     Cuando mi hijo nació

 

otros niños nacieron allá en Grecia

 

en las prisiones griegas.

 

Sus padres habían sido fusilados.

 

Y cual si fuera la primera cosa

 

a ver sobre la tierra

 

vieron rejas.

 

     Cuando mi hijo nació

 

en Anatolia nacieron otros niños

 

bebes con ojos castaños

 

                      de ojos negros

 

                                       azules.

 

Desde su infancia los cubrieron de piojos.

 

Quién sabe cuántos de ellos

 

podrán sobrevivir por un milagro.

 

 

 

     Cuando mi hijo nació

 

otros niños nacieron en los países

 

donde el dueño es el Hombre.

 

Ya la felicidad los esperaba.

 

Un día mi hijo llegará a mi edad.

 

Yo ya no estaré vivo.

 

Pero el mundo será una cuna esplendida.

 

Una cuna que acunará en mantillas azules

 

a todos los bebés

 

                      negros

 

                             amarillos

 

                                       o blancos.    

 

 

 

 

 

Mientras aún es tiempo

 

 

 

Mientras aún es tiempo mi rosa

 

y antes de que arda París

 

mientras aún es tiempo, mi amor

 

y está mi corazón siempre en su rama,

 

yo querría, en una noche de mayo, en una de esas noches de mayo

 

en el muelle de Voltaire, tenerte junto a un muro

 

y besarte en la boca.

 

     Luego, volviéndonos a Notre Dame

 

su rosetón contemplaríamos

 

y tú te estrecharías contra mi bruscamente

 

de miedo, de sorpresa, de alegría,

 

y llorarías silenciosamente

 

y las estrellas llorarían

 

   mezcladas de una lluvia muy fina.

 

 

 

Mientras aún es tiempo, mi rosa,

 

y antes de que arda París

 

mientras aún es tiempo, mi amor

 

y está mi corazón siempre en su rama,

 

en la noche de mayo, por los muelles iríamos

 

     si, mi rosa, debajo de los sauces

 

debajo de los sauces llorones por el agua empapados

 

Yo te diría las dos palabras que más se dicen en París

 

las cosas que se dicen más sinceras

 

y más tarde, silbando una canción

 

yo estallaría de felicidad

 

y creeríamos en los hombres.

 

Allá en lo alto, las casas de piedra

 

sin relieves ni huecos

 

y pegadas las unas a las otras

 

     con sus muros al claro de luna

 

y sus ventanas rígidas que se duermen

 

y el Louvre enfrente

 

iluminado por los proyectores

 

iluminado para nosotros

 

nuestro palacio de cristal.

 

 

 

Mientras aún es tiempo, mi rosa,

 

y antes de que arda París

 

mientras aún es tiempo, mi amor

 

y está mi corazón siempre en su rama,

 

en la noche de mayo, en el muelle de las dársenas

 

podríamos sentarnos en las barricas rojas.

 

Allá enfrente del canal completamente negro

 

y nosotros, mi rosa

 

saludaríamos a la barcaza

 

                                    de cabina amarilla

 

que pasa

 

                          ¿hacia Bélgica, Holanda…?

 

Cerca de la cabina dulcemente sonríe

 

una mujer de blanco delantal.

 

Mientras aún es tiempo, mi rosa

 

y antes de que arda París,

 

mientras aún es tiempo, mi amor.

 

 

 

Nota: El motivo es la situación peligrosa creada en Francia por la asonada militar-derechista en Argelia el 13 de mayo de 1958, y la consecuencia de la cual llegó al poder De Gaulle.

 

 

 

 

 

Cuando era pequeño

 

 

 

Cuando era pequeño no arrancaba las alas de las moscas.

 

 

 

No ataba cacerolas a la cola de los gatos

 

ni aprisionaba grillos en las cajas de fósforos

 

ni destruía los hormigueros.

 

 

 

Ha crecido.

 

Y mira todo el mal que le han hecho.

 

Yo estaba junto a él cuando murió.

 

Me dijo: léeme un poema

 

                            que cante el sol, que cante el mar

 

y las calderas atómicas

 

                            y las lunas artificiales

 

que cante la grandeza del hombre.

 

 

 

 

 

Hotel Bor

 

 

 

Imposible dormir por la noche aquí en Varna.

 

Imposible dormir:

 

demasiado abundantes las estrellas

 

demasiado cercanas, demasiado lucientes

 

y además el susurro de las olas que mueren en la playa.

 

 

 

Su susurro

 

y su nácar

 

sus guijarros

 

y sus alas saladas

 

y por el mar el ruido de un motor como si fuera un corazón que late.

 

Y los fantasmas que vienen de Estambul

 

           surgen del Bósforo

 

               invadiendo mi pieza:

 

ojos verdes el uno

 

y otro las muñecas esposadas

 

un pañuelo en las manos del tercero

 

-color a Lavanda-

 

imposible dormir por la noche en Varna, oh,

 

mi amor,

 

en Varna, en el Hotel Box.

 

 

 

 

 

Memet

 

 

 

     En la orilla, allá enfrente, mi país.

 

Desde Varna te llamo, mi grito se repite.

 

                           ¿Oyes mi voz?

 

                           Memet, Memet.

 

 

 

     Fluye siempre el mar negro sin detenerse nunca.

 

Loca, loca nostalgia.

 

Mi hijo, yo te llamo. ¿Oyes mi voz?

 

                           Memet, Memet.

 

 

 

 

 

Las abejas

 

 

 

     Las abejas son gruesas gotas de miel.

 

Las abejas transportan las parras al sol.

 

Las abejas han venido volando desde mi juventud.

 

Estas manzanas vienen también de allí

 

                                 estas manzanas pesadas.

 

Y esta carretera dorada de polvo.

 

Y estos guijarros blancos a la orilla del río.

 

Y mi fe en la canción.

 

Y el hecho de que nadie le tengo envidia.

 

Y aún esta jornada azul sin nubes.

 

Y este mar tendido de espaldas completamente desnudo y caluroso.

 

Y esta nostalgia mía.

 

Y los dientes tan claros de esta boca con labios carnosos

 

han venido a esta aldea caucasiana en las patas de las abejas

 

gruesas gotas de miel

 

han venido volando desde mi juventud que olvidé en algún lado

 

y de la que nunca he podido saciarme.

 

 

 

 

 

Canción

 

 

 

Arriba, en la colina

 

hay una nube llena del sol que ya se oculta.

 

             Arriba, en la colina.

 

 

 

Se termina

 

-sin ti, es decir, sin la mitad del mundo- el día

 

              se termina.

 

 

 

Dentro de unos instantes.

 

            Rojo de incendio.

 

Dentro de unos instantes.

 

             Rojo de incendio.

 

 

 

Allá arriba, muy alto

 

           las alas silenciosas

 

llevan nuestra separación

 

           semejante a la separación de la patria.

 

 

 

 

 

Estos poemas fueron tomados del periódico, El Siglo, semanario chileno, órgano oficial

 

del Comité Central del Partido Comunista de Chile. 9 de junio de 1963.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nazim Hikmet Ran (Tesalónica, 20 de noviembre de 1901 - Moscú, 3 de junio de 1963) fue un poeta turco. Se le considera el poeta en idioma turco más destacado del siglo XX. Sus ideas revolucionarias lo llevaron a vivir la mitad de su vida en la cárcel y el exilio.

 

Fue mucho más que un renovador de la literatura turca, censurado durante muchos años por su militancia comunista, hubo de escribir el grueso de su obra en condiciones muy difíciles. Aun así, hoy es reconocido como uno de los grandes renovadores de la poesía turca contemporánea.  

 

 

 


 

 

 

Fuente biográfica: EcuRed

 

Fuente fotográfica: Wikipedia

 

 

 

 

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