Poemas de Lucian Blaga

Autorretrato

 

 

 

Lucían Blaga es mudo como un cisne.

 

En su patria

 

la nieve del cuerpo ocupa el lugar de la palabra.

 

 

 

Su espíritu secular,

 

está siempre buscando,

 

la última huella de los confines.

 

Busca el agua donde bebe el arco iris.

 

Bebe el agua,

 

donde bebe el arco iris

 

su hermosura y su inexistencia.

 

 

 

 

 

Estalactita

 

 

 

El silencio es m sabiduría.

 

Permanezco inmóvil y sereno

 

como un asceta de piedra.

 

Me parece

 

que soy una estalactita dentro de una inmensa gruta,

 

donde el cielo es la bóveda.

 

Lentas,

 

lentas,

 

lentas gotas de luz,

 

gotas de paz, caen incontenibles

 

del cielo

 

y en mi se petrifican.

 

 

 

 

 

Alondra

 

 

 

¿Quién canta en las nubes del día

 

cuando amanece? ¿Quién canta?

 

¿Quién canta en las alturas?

 

¿Acaso un pájaro? ¿Un duende?

 

Sólo el lo hace, sólo él:

 

el menudo campesino

 

con su cuerpo de fresca raíz,

 

con su voz de celestes transparencias

 

con su sangre de Ave María.

 

Sólo él puede ser:

 

¡El Cristo de los pájaros! Aquel

 

que cada día renace,

 

vencedor sin hierro

 

del trigo celestial,

 

y lava los pecados

 

de todas las aldeas.

 

 

 

 

 

Silencio

 

 

 

Tanto silencio hay conmigo

 

que creo escuchar

 

cómo se estrellan los rayos de la luna

 

en la ventana.

 

 

 

En mi pecho

 

una voz extraña surge

 

y entona un canto de ansiedad

 

que no me pertenece.

 

 

 

Se dice que los antepasados

 

cuando han muerto

 

antes de tiempo,

 

con sangre joven aún en sus venas,

 

con grandes deseos en la sangre,

 

con el sol vivo en las pasiones,

 

vuelven,

 

vuelven para vivir más allá

 

en nosotros

 

de la vida que no vivieron.

 

 

 

Tanto silencio hay conmigo

 

que creo escuchar

 

cómo se estrellan los rayos de la luna

 

en la ventana.

 

 

 

¿Qiuén sabe

 

espíritu mío

 

en qué pecho cantarás

 

más allá de los siglos

 

en las dulces cuerdas del silencio,

 

en el arpa de la oscuridad, los deseos sofocados

 

y la vencida alegría de vivir? ¿Quién sabe? ¿Quién sabe?

 

 

 

 

 

Roble

 

 

 

En la distancia iluminada

 

desde el pecho de una torre

 

oigo el latir en el corazón de una campana

 

y en sus dulces vibraciones

 

gotas de silencio

 

y no de sangre

 

corren por mis venas.

 

 

 

¿Por qué me domina

 

roble

 

al final del bosque,

 

con frágiles alas tanta paz,

 

cuando permanezco en tu sombra

 

y me acarician tus vibrantes hojas?

 

 

 

¿Quién sabe? Tal vez

 

con tu tronco han de tallar

 

muy pronto mi ataúd.

 

Quizá el silencio que me aguarda

 

sea el mismo que ahora siento.

 

 

 

Por tus hojas caen gotas de mi alma

 

y mudo

 

escucho cómo crece en tu cuerpo el ataúd,

 

mi ataúd,

 

en cada instante que pasa,

 

roble

 

al final del bosque.

 

 

 

 

 

En el trigal

 

 

 

De tanto oro estallan los granos.

 

Aquí y allá hay manchas rojas de amapola

 

y en el trigal

 

una muchacha

 

con las pestañas como espigas.

 

Ella cosecha con las miradas las claridades del cielo

 

y canta.

 

 

 

Me detengo bajo la sombra de unas amapolas.

 

Sus deseos, sin remordimientos, sin penas

 

y sin ambiciones. Cuerpo soy

 

y arcilla.

 

Ella canta

 

y yo escucho.

 

Por sus cálidos labios nace mi alma.

 

 

 

 

 

Final

 

 

 

Hermano, una enfermedad superada te parece

 

            un libro cualquiera.

 

Pero aquel que te habla está en la tierra.

 

Está en el agua. Está en el viento.

 

 

 

Con esta hoja cierro las puertas y guardo las llaves.

 

En alguna parte estoy, arriba o abajo.

 

Apaga tu lámpara y pregúntate:

 

¿el misterio vivido adónde se fue?

 

 

 

¿Ha quedado en tus oídos alguna palabra?

 

Desde el relato de la sangre sitúa tu alma

 

            hacia la pared

 

y las lágrimas hacia el ocaso.

 

 

 

 

 

Traducción de Héctor Seijas

 

 

 

Estos poemas pertenecen al libro Siete poetas rumanos, publicado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, y la Fundación Editorial el perro y la rana, impreso en Venezuela. 

 

 

Lucian Blaga (1895-1961) fue uno de los creadores más importantes de la primera mitad del siglo XX de Rumanía. Personalidad polifacética, es autor de más de cincuenta libros de poesía, teatro, filosofía, traducciones y memorias. Su obra poética, iniciada en 1919 con Los poemas de la luz, continúa en vida del autor con Los pasos del profeta (1921), En el gran tránsito (1924), La alabanza del sueño (1929), En la divisoria de las aguas (1933), En las cortes de la añoranza (1938) y Los insospechados peldaños (1943). La edad de hierroNavíos con cenizasLa canción del fuego y Qué oye el unicornio son libros póstumos publicados en el volumen Poemas en 1962.

 

 

 

Fuente biográfica: Editorial Pre-Textos

 

Fuente fotográfica: Internopoesía

 

Héctor Seijas: Editor en Ministerio del Poder Popular para la Cultura

 

Caracas, Distrito Federal, Venezuela.  Editor. Fundación Editorial El perro y la rana.

 

 

 

 

Fuente biográfica y fotográfica: Likedin de Héctor Seijas

 

 

 

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