Poemas de Óscar Hahn

MUERTE DE UN POETA

 

 

 

¿Qué estará pensando Gonzalo

 

Rojas, qué poema imposible

 

estará fraguando su mente

 

en estos dos meses de agonía,

 

qué pacto insondable

 

con las sombras?

 

Dijeron que se hallaba

 

en estado de sopor.

 

Dijeron que le quedaban

 

dos días de vida.

 

Pero yo me dije: el que supo vadear

 

las aguas de lo Oscuro

 

no se va a hundir tan fácilmente

 

en el río Aqueronte.

 

No va a cantar victoria la Muerte,

 

no va a izar sus negros pendones todavía.

 

Y es así como Gonzalo Rojas,

 

hondamente caído al fondo de sí mismo,

 

pero colgando de una hebra

 

de esta vida,

 

le dijo a la Muerte:

 

Un poco de paciencia, amiga mía,

 

no se ponga nerviosa,

 

déjeme terminar este poema

 

como Dios manda.

 

Y se pasó dos meses pergeñándolo,

 

mientras los médicos iban

 

y venían de su cuarto,

 

sin entender por qué

 

ese hombre seguía respirando.

 

Puso el último verso

 

en la postrera estrofa de su vida

 

y el tiempo se detuvo

 

en la fecha precisa:

 

veinticinco de abril de dos mil once.

 

Estoy listo le dijo a la Muerte.

 

No tengo nada más que hacer

 

en este rumbo.

 

Miró con ternura

 

su cuerpo tendido en la cama,

 

se dio un beso en la frente,

 

y desapareció en el infinito

 

con una sonrisa en los labios.

 

 

 

 

 

LA FUNCION

 

 

 

                            Para Chari y Francisco José Cruz

 

 

 

El actor en el centro del escenario

 

se apresta a declamar el monólogo de Hamlet

 

 

 

Hace una venia y saluda a los asistentes

 

 

 

En este punto observa con estupor

 

que en las butacas no hay nadie

 

 

 

Lo cierto es que la sala está repleta

 

aunque él la ve vacía

 

 

 

El actor tampoco existe para la audiencia

 

que enfrenta un escenario desierto

 

 

 

Ahora Hamlet sostiene una calavera en la mano

 

En el recinto resuena el verso canónico:

 

 

 

“Morir, dormir, no hay más”

 

 

 

Entonces descubre que las palabras

 

no salen de su boca sino de la calavera

 

 

 

“¿Qué sueños vendrán

 

cuando liberados de esta mortal atadura

 

hallemos la paz?”

 

 

 

Los espectadores exigen que empiece la función

 

Algunos reclaman en voz alta otros silban de pie

 

 

 

El director entra por la puerta de atrás

 

y trata de calmarlos

 

 

 

Dice que el actor ha desaparecido

 

Lo han buscado por todas partes

 

pero nadie sabe dónde está

 

 

 

Frente a la sala vacía

 

 la calavera sigue meditando en la muerte:

 

 

 

“ese país no descubierto

 

desde cuyas fronteras

 

ningún viajero regresa”

 

 

 

 

 

HALLOWEEN

 

 

 

Deambulo solo

 

a altas horas de la noche

 

Las calles desiertas

 

mojadas por la lluvia

 

son espejos negros

 

que reflejan los esqueletos

 

de los árboles

 

 

 

Que la ciudad esté vacía

 

no deja de sorprenderme

 

porque mi mente está poblada

 

de personajes

 

Veo

 

calabazas iluminadas

 

con ojos triangulares

 

y sonrisas sin dientes

 

Adentro Afuera

 

¿Quién puede saber

 

la diferencia?

 

 

 

Miro las vitrinas

 

de mi pasado

 

en busca de disfraces

 

que ponerme

 

de disfraces que sacarme

 

¿Quién me viste?

 

¿Quién me desviste?

 

Mis pesadillas no están

 

en mi interior

 

pernoctan afuera de mi cuerpo

 

a veces en el aire

 

a veces en las paredes

 

En el mundo exterior

 

andan brujas y zombies

 

diablos y vampiros

 

que pasan por mi lado

 

 

 

Fingen que no existo

 

 

 

Dicen que mi fantasma

 

se aparece en las calles

 

de Iowa City

 

cuando estoy

 

en Santiago de Chile

 

Dicen los que espían

 

por las ventanas

 

con las luces apagadas

 

que me ven

 

deambulando solo

 

en las noches de Halloween

 

 

 

Toco el timbre de una casa

 

 

 

Una luz se enciende

 

Alguien abre la puerta

 

 

 

Entonces

 

el capuchón negro

 

la máscara blanca

 

el cuchillo en la mano

 

 

 

¿Trick or treat?

 

 

 

 

 

FUTBOLISTAS DESAPARECIDOS

 

 

 

Después de haber hollado el frágil césped

 

de esta efímera tierra, de esta cancha

 

en la que alguna vez todos jugamos,

 

los futbolistas desaparecidos

 

están pisando un campo inmarchitable

 

en la región de donde no se vuelve.

 

Juegan allí un partido sempiterno.

 

Con la pelota inventan una danza, 

 

una voluta, un arabesco, un triángulo.  

 

Toma el balón Garrincha, se lo pasa

 

de taco a Ferenc Puskas que acelera 

 

y lanza al arco: super atajada

 

del arquero Yashin, la araña negra. 

 

Guiseppe Meazza inicia el contraataque.

 

El divino Zamora emprende el vuelo

 

y desvía un misil vertiginoso.

 

Stanley Mathews la cede a Fritz Walter:

 

éste gira, dispara y da en el poste.

 

Salta Obdulio Varela y de cabeza

 

la coloca en el rincón de las ánimas.

 

Las estrellas fugaces, los cometas,

 

los asteroides copian en su curso 

 

cada jugada de los futbolistas.

 

El Gran Arbitro rige esta contienda.

 

Los hinchas van llegando puntualmente.

 

 

 

 

 

LA SUPREMA SOLEDAD

 

 

 

                      A don Miguel de Unamuno

 

 

 

Tres mil

 

personas murieron

 

en el atentado a las Torres Gemelas

 

Más de cien mil en la guerra de Irak

 

Doscientas mil

 

en el tsunami de Indonesia

 

Y aún así

 

no existe la muerte colectiva

 

No partimos al unísono

 

No compartimos la muerte con nadie

 

Cada una de las víctimas

 

que se desintegraron en Hiroshima

 

murió su propia muerte

 

Todos esos difuntos multitudinarios

 

no están menos desvalidos

 

que el vagabundo que expiró

 

debajo de un puente

 

acompañado sólo

 

por el rumor del río

 

 

 

Óscar Hahn Garcés: Nació el 5 de julio del año 1938.

 

 

 

Estudió Pedagogía en la sede regional de Arica de la Universidad de Chile. Ahí se tituló como Profesor de castellano.

 

 

 

El año 1959 recibió el Premio Poesía de la Federación de Estudiantes de Chile y en 1961 ganó el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile por el libro de poemas "Esta rosa negra". En 1962 publicó el libro de poemas "Agua final".

 

 

 

En 1972 obtuvo el grado de Master of Arts de la Universidad de Iowa, Estados Unidos.

 

 

 

Al volver a Chile, comenzó a realizar clases en la U. de Chile, sede Arica. Sin embargo, tras el golpe de Estado de 1973 partió a Estados Unidos exiliado.

 

 

 

Obtuvo el grado de Doctor en Filosofía en la Universidad de Maryland. El año 1981 publicó el poemario "Mal de amor", el que fue prohibido en Chile por la dictadura militar.

 

 

 

 

 

Premio Nacional de Literatura 2012, en 2001 recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. En 2003 fue distinguido con el Premio Altazor en la categoría poesía. En 2006 recibió el Premio Casa de América de Poesía (2006) y más adelante el Premio de poesía José Lezama Lima (2008), ambos por el libro "En un abrir y cerrar de ojos".

 

 

 

Fuente de semblanza y fotografía: Universidad de Chile

Escribir comentario

Comentarios: 0