Poesía de Chile: Sebastián Núñez Torres

Espejismos

 

Si buscas la verdad renuncia a estas palabras,

pero abraza en cambio su ilusión

el estigma blanco de su niebla su dulce engaño

su germen de horas delirantes

su reflejo en el ventanal nocturno de las ciénagas.

 

Luz de este día, despojo de tinieblas,

sombras remitiendo agujas de lluvia

bajo el cielo de hombros abatidos.

 

No me esperes más en tu jardín de besos ficticios

espejeando en los reversos que compiten

con el pájaro de las horas boreales

y las verdades que se quiebran

en el precipicio de las máscaras.

 

Antes que el tiempo reseque las alas

temo que los ángeles se desbaraten

si ella vuelve a soñar con la nieve

o espigas germinando para enhebrar

el crujido de las piedras despeñadas.

 

Pero hay una perseverancia oscura

de raíces disputando el despojo de las ruinas,

una pestaña desatando huracanes

de ramas rotas por el sendero de tu espalda

petrificada bajo el amor ausente de los grillos.

 

Apareces como el final de los parques

donde la ciudad vuelve al acecho

para aceptar que nada te pertenece

que todo es mentira bajo la letra

que abundas en el margen

en los distritos perdidos

que pasaron por alto los cartógrafos.

 

¿Cómo igualar siquiera el temblor de la telaraña

tras la lluvia en los cipreses del origen?

 

Tal vez la onda ya remota de la serpiente

deslizándose en el agua

como el hecho irremediable,

como el invierno que aguarda para oír la risa de la escarcha

doblegando rosas en la eternidad muda de los pórticos.

 

La tierra que mira de vuelta al cielo

con el ojo profético del Sahara

es el hogar de los espejismos,

la estirpe rabiosa del viento que arrastra

el deshilvanado sueño de la soledad.

 

Como gatos de Schrödinger

en la disyuntiva del microcosmos vivos o muertos

por un designio sin brújulas en el país binario

del equinoccio

y el angelical desvarío de los átomos.

 

 

Después de todo tendría que venir el vacío

con su voz terrible

carcomiendo la pompa de los tronos,

el silencio dormido en los espejos

donde relumbra la belleza

que se marcha levantando polvo

como el despegue aparatoso de los coleópteros.

 

 

El sueño de los espejos

 

A veces podemos escuchar

el rumor plateado de los espejos.

Quisieran devolver una mirada compasiva,

soñar con las islas al otro lado del mar.

 

En sus ventanas de insondable aluminio,

día y noche replicando rostros

la discreción extraña de las cosas

cuando estamos solos,

la risa sofocante de la Belleza.

 

Cuántos de nosotros frente a ellos

nos sospechamos impostores,

cuerpos que cargan a otro,

sombras dolientes

entre los capiteles del día derrumbado.

 

Aún en ese dolor de espejos

no dudaríamos en cambiarnos.

Todo se daría por unos segundos

antes de volver

resignados al eterno simulacro.

 

País onírico

 

Sucede

por este cordel telúrico

de voces amarillas

que a veces duermen

junto a la diadema silvestre

de las amapolas,

por este valle de raíz ignorada

donde las gaviotas siguen

el rastro del sol

y una noche milenaria

flota como el océano espectral

de la nostalgia,

por la pampa

de rugosas facciones,

la geometría ondulante de las costas,

su trono de arrecifes

donde comulga la madera derrotada

del naufragio,

la piedra difunta

en las cimas bajo la nieve

de los días acumulados.

 

¿Cuántos inviernos te horadaron,

madre andina,

reuniendo huesos de tus hijos desperdigados

como el polen polvoriento y triste

de antiguas ruinas?

¿Qué dilemas enfrentó el sol

para surgir entre el granito

sedimentario de tu altura?

 

¿Qué hace falta para de nuevo

caminar descalzos

sobre la tierra?

 

 

Utopía

 

Te escribo desde la caverna

platónica del absurdo,

de este vacío que intentan

llenar palabras,

símbolos de siglos

en la memoria

suspendida de los témpanos. 

 

Pero tú solo comprendes

el aullido del lobo

que la luna desprecia

como el tiempo

nuestros sueños inmortales.

 

Tú solo comprendes

el gorjear de pájaros

a la salida del sol,

el rumor de las mareas

que un viejo dios

agita por capricho.

 

Solo comprendes

el efímero brote

de los geranios,

el titubeo del viento

antes de remover las últimas hojas.

 

 

Nostalgias

Las manos del invierno
remecen las últimas hojas.
Pasos apresurados rompen
los leves espejos de las charcas,
espejos donde el cielo
contempla con tedio su eterna imagen.

Huyendo de los fantasmas del ocaso,
el viento se obstina en entrar a las casas,
pero las ventanas ignoran su voz
de labios entumecidos.

La guerra de la lluvia con el tejado
llena de estruendos la noche,
y el calor del vino
nos recuerda los primeros besos,
historias de un tiempo perdido
hace ya demasiados inviernos.

 

Sebastián Núñez Torres (Santiago de Chile, 1984) Poeta, docente e investigador académico. Director de Revista Vórtice y Vórtice Ediciones. Doctor en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Ha publicado El bosque de los ausentes (2015), Las arpas rotas (2020) y Espejismos (2022). Sus poemas y artículos han sido publicados en diversas revistas literarias y una parte de su obra traducida al inglés.

- Espejismos, publicado en Chile por Vórtice Ediciones (2022) en Valparaíso y en España por Adarve (2022) en Madrid.

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Sebastián Nuñez

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Comentarios: 1
  • #1

    Joan manuel Valbuena (miércoles, 18 enero 2023 14:49)

    Poesía viva muy bien Sebastian por trasmitir al mundo el momento de la vida que nos habita