Poesía de Martinica: Aimé Césaire

Conquista del alba

 

Morimos nuestra muerte en selvas de eucaliptos gigantes que acarician encalladuras de paquebotes absurdos

 

en el país donde crecer

drosera irrespirable

pastando en las desembocaduras de claridades sonámbulas

ebria

 

muy ebria guirnalda arrancando demostrativamente

nuestros pétalos sonoros

en la lluvia campanular de sangre azul,

 

Morimos

con miradas que crecen en amores estáticos en salas carcomidas, sin palabra de barrera en nuestros bolsillos, como una isla que se hunde en la explosión brumosa de sus pólipos -al crepúsculo,

 

Morimos

entre las sustancias vivientes hinchadas anecdóticamente de premeditaciones arborizadas que solamente se regocijan, que solamente se insinúan en el corazón mismo de nuestros gritos, que solamente enojan con voces de niños, que solamente reptan a lo largo de los parpados en la marcha horadada de las miriápo-das de lágrimas silenciosas.

 

Morimos de una muerte blanca que florece de mezquitas su pecho de ausencia espléndida donde la araña de perlas de saliva su ardiente melancolía -de monera convulsa en la inenarrable conversión del Fin.

 

Maravillosa muerte de nada

 

Una esclusa alimentada en las fuentes más secretas del árbol del viajero se ensancha en grupa de gacela distraída

 

Maravillosa muerte de nada

 

Lsa sonrisas escapadas del lazo de las complacencias

derraman sin tasa las joyas de su niñes

en lo más intenso de la feria de las sensitivas con delantal de ángel

en la estación liminar de mi voz

sobre la pendiente dulce de mi voz

a voz en cuello

para dormirse.

 

El día no dedica más su día

El día simplemente pone un huevo de día en el esófago de las clemátides ignorantes del día que quema azúcar oblicua con cuellos enhiestos.

 

Maravillosa muerte de nada

 

¡Ah! el airón depuesto de los orgullos pueriles

las ternuras adivinadas

he aquí en puertas más pulidas que las rodillas de la prostitución

el castillo de los rocíos -mi sueño

donde adoro

la desecación de los corazones inútiles

(salvo el triángulo orquideal que sangra violento como silencio de las tierras bajas en los viernes huérfanos de la piedra y el vacío)

 

brotar

en una gloria de libres trompetas escarlata

 

¡Corazón no cremoso, robando a la ancha voz de los precipicios, incendiarios y espirituosos tumultos de cabalgata!

 

Una mujer de dónde surgida de mismo inexplicablemente despierta

se sienta al borde de mí mismo

en la nube de sus pestañas

con apostura de nube

su mirada cavada de valles insensibles, su mirada conocida y desconocida,

su mirada de selva y de luna

en un horror de inatención límpida

ve.

 

Tanto peor

 

Levanto las fresas a las malezas azarosas de esa mirada que ve.

Una mujer, ¿por qué una mujer?

al borde de mí mismo

su imprevisión recorrida me guía sin embarazo

al corazón abierto del lado de las explosiones

olvidadamente,

al corazón que dibuja un dulce nombre para decapitar una flor.

 

Nuestra muy sincera hermana

 

Es Ella.

Corazón muy claro

 

Encrucijada de mil mares

Yo acosado

Es Tú.

 

Perfecto. Me despierto, me despierto,

 

¡Arriba! ¡Arriba! ¡Tu sangre, tus campiñas, tus océanos, tus muchedumbres!

Tus cabellos tienen el olor plural de la frangipana quemada de los días de lluvia y la exquisita soledad de tus piernas hace más trémula la llanura querellosa.

 

Bambús desollados

lanzas epífitas

me adelanto

y las dudas y las piedades y las mentiras desprendiéndose del macizo campamento

de abonos

se elevan en tiernas piras

hacia tus pestañas de cristal florecido

 

Me adelanto

no tengo miedo de la lava amontonada en el techo del corazón que no es ya más que mi corazón    

Y siento de lo más profundo de la ola ultravioleta de mis naufragios en donde convergen

los canales de mis falsa partidas y de mi corazón de césped

hacia tus manos de rojo morro

hacia tus manos de boca viva

hacia tus manos de jardín florecido

y tus dedos de pulida llave.

 

Despierto. Casa hechizada

Lluvia de estío saqueada por los gritos puros de la tierra

donde las bromeliáceas con las astucias odidianas

desafían las imploraciones.

 

¡La matanza! el único, el último, el indispensable

mantas, mayas, góngilos, fasmas, ranúnculos

la muerte

la muerte de los infieles

-la que ahorra los paramecios-

como una incursión de la neblina

fluye en los valles de los encantos mulatos.

 

¡Deteneos! ¡No lo tendréis!

 

Pero, ¿quién habla de arrebatarme mi niñes?

Reflejo viejo.

 

Mi niñez es mía

 

Marchemos

Mi niñez sobre las barricadas diurnas que la misma noche no sabría derribar -respira

Mi niñes en el ancho ojo de las aguas con abandonos de lactosa -ríe

 

Mi niñez

bella según las máscaras y las azagayas y los pigargos y los tornados y las lunas frenéticas

se sumerge lejos de todos los santos con las rías sisas.

 

 

Traducción de Virgilio Piñera

 

Este poema fue tomado de la revista Poeta, número 2, de 1943, Cuba.  

 

Aimé Césaire (1913-2008). Poeta, intelectual, político y dramaturgo, nació en Martinica en 1913. A los 18 años se trasladó a París para completar sus estudios. En 1936 comienza a escribir el libro de poemas "Cahier dun reotur au pays natal", que le consagrará como poeta y que finalmente publicará en 1939, año en el que regresa a su isla con su mujer Suzanne Roussi y su hijo. En 1945 Césaire comienza su carrera política siendo elegido alcalde de Fort-de-France y diputado a la Asamblea Constituyente francesa por el Partido Comunista de Francia, el cual abandonará en 1956 para fundar el Partido Progresista Martiniqués, a través del que continuará activo en la política de Martinica hasta prácticamente el día de hoy. Entre sus libros de poesía sobresalen "Les Armes miraculeuses" (1946), "Cadastre" (1961) y "Moi, laminaire" (1991); su producción dramática cuenta con títulos como "Et les chiens se taisaient" (1956), "La tragédie du roi Christophe" (1963), "Une saison au Congo" (1966) y "Une tempête" (1969); y entre su producción ensayística destaca "Touissant Louverture. La Révolution fraçaise et le problème colonial" (1962).

 

Semblanza tomada de la página de la editorial Akal

Fotografía tomada de la página BBC-Radio

 

 

Virgilio Piñera Llera (Cárdenas, 1912 - La Habana, 1979). Poeta, narrador y dramaturgo cubano considerado uno de los autores más originales de la literatura de la isla.

 

 

 

Se estableció en La Habana en 1938. En 1940 obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. Fundó y dirigió la revista Poeta (1942). Viajó por toda América Latina, Estados Unidos y Europa. Colaborador en Espuela de Plata, Grafos, Clavileño, Ultra, Orígenes, Gaceta del Caribe, Lyceum, Universidad de la Habana, Lunes de Revolución, La Gaceta de Cuba, Unión. En Buenos Aires, Argentina trabajó como funcionario del consulado cubano, como corrector de pruebas y más tarde como traductor de la editorial Argos, colaboró en Sur, Hoy, Realidad, Mundo Argentino y Anales de Buenos Aires. Colaboró, además, en Lettres Nouvelles y en Les Temps Modernes, de París. Con José Rodríguez Feo fundó Ciclón en 1955. Fue director de Ediciones R. Es autor de la selección y las notas de Teatro del absurdo, tradujo Juan Azul, de Jean Giono; Así habló el tío, de Jean Price Mars, y Tribálicas, de Henri Lopes, entre otras obras. Tomó parte en la traducción de Ferdydurke, del polaco Witold Gombrowicz. Algunos de sus cuentos y de sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, alemán, ruso, húngaro, polaco, etcétera.

 

 

 

 

 

 

 

En 1948 estrena Electra Garrigó, reducción del mito griego a nivel de parodia y choteo. La obra en el momento de su solitario estreno, provocó polémicas y protestas, pero con los años se ha convertido en un punto de referencia. Aire frío, su mejor pieza, se representa en 1962, pero ya estaba escrita cuatro años antes. La extensa obra, de corte autobiográfico, narra la historia de una familia que se niega a proletarizarse, y vive en un mundo de valores que desaparece. El drama ilustra la crisis de la familia a los largo de dieciocho años. Otras obras de Piñera fueron Falsa alarma (1948), Jesús (1950), La boda (1958), El flaco y el gordo (1959), El filántropo (1960), y Dos viejos pánicos, premio Casa de las Américas 1967.

 

 

 

Semblanza tomada del sitio: EcuRed

 

Fotografía tomada del sitio: Fotos de la Habana

 

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