
En el espacio y en el tiempo
Henos aquí a los dos como ante el mar
Bajo el salino avance de los recuerdos
De tu sombrero aéreo a tus talones cas1 en punta
eres ligera y sensible
como si los pájaros estriados por la luz de tu patria
remontasen la corriente de tus sueños;
¡Ah! querrías echar puentes de sol entre países que
separan los océanos y los climas,
y que se ignorarán siempre.
Las noches de Montevideo no serán nunca coronadas
de celestes rosedales pirenaicos,
los montes de Janeiro quemantes siempre y jamás
consumidos no empalidecerán bajo los dedos delicados
de la nieve francesa,
y tú no podrás oír, si no es en tu corazón, la marea
de las avenas argentinas,
ni formar un solo amor con todos los amores que
escalonan tu alma,
Y cuyos miles de humos no se unirán jamás en la espiral
de un solo humo.
Que tus rápidos párpados se resignen, oh desesperada
del Espacio!
No te aflijas, tú, cuyo tormento no remonta como el
mío hasta las edades que tiemblan detrás de los horizontes,
tú no sabes lo que es una ola muerta hace tres mil
años y que renace en mí para morir aún,
ni la alondra inmóvil
desde hace muchas décadas que se vuelve en mí una
alondra nueva,
con un corazón rápido, rápido
presuroso de acabar:
no te aflijas tú que ves en la noche una amiga a quien
maravilla tu sonrisa afilada por el crepúsculo
en la noche armada de estrellas innumerables y
hormigueante de siglos,
que me fuerza para medir su violencia
a echar la cabeza para atrás,
como hacen los muertos, amiga mía,
como hacen los muertos.
(Traducción de A. Presbich)
Gravitación
La mirada del astrónomo
toca en el fondo perdido
entre el follaje del mundo
a cierta estrella en su nido,
una estrella descubierta
que de sí misma inexperta
sometida a esa mirada
efímera de un mortal
canta sola en la hondonada
del cielo una canción dulce
y grave, perecedera
en el vértigo abismal.
Hilos de plata o platina
tanto embrollan lo infinito
que el rayo de la retina
suscita allí leve ruido,
lejos ronda a lo vivido
interroga a las tinieblas
fabricantes del olvido
y a las estrellas cegadas
cuya órbita en el espacio
fija es como la esperanza
y la desesperación.
Los peces, las. violetas,
las alondras y los lobos
guardan su voluntad presta
a volver hacia nosotros;
leopardos que se mueven
con tigres y con panteras
en su maleza interior
como en la jaula dan vueltas,
y las fieras fabulosas,
el alma llena de riesgo,
por entre las nebulosas
se asoman de su destierro.
Bajo la gran marejada
que se eleva y le desciende
bambolea y se despunta
el cenit como un trinquete,
el universo a la tierra
en su corazón la mece
entre el ardiente rumor
de océanos planetarios
y la luna que se acerca
a espiar nuestras ideas
descubre arenas y rosas
al atraer las n1areas.
(Traducción de Corpus Barga)
Tierra
Tierra pesada que se disputan los arco-iris y los cadáveres
Y estatuas de nariz roída, bajo el oro incansable del sol,
Y los vivos que protestan levantando sus brazos hasta las nubes
Cuando en tus ataderos silenciosos les ha llegado el turno.
-Ah! tú cobras caro a los aviadores por su licencia de veinticuatro horas,
Les arrancas el corazón a tres mil metros de altura,
El corazón que se creía una flor en la selva celeste.
¿Por mucho tiempo seremos los pastores de tu aprisco de nubes,
De tus montañas megalómanas y ríos cazadores de luna,
Y tus océanos rengos que vienen con aire de avanzar
Y titubean en las playas
Menos ágiles que esos niños que juegan en la arena?
¿Dentro de ciento noventa mil años, existirá todavía el trueno,
El rayo y los cuatro vientos que giran sin remisión,
Los hombres desnudos estarán todavía encadenados en sus generaciones,
Y seguirán de hinojos en su aron1a las rosas penitentes?
Maldita, nos envileces a fuerza de retenernos,
Tú nos revuelcas en el barro, hechicera, para llan1arnos barro,
Tú nos destrozas y deshuesas, y haces papilla de nuestros cuerpos,
Y alimentas tu fuego central con nuestros más tín1idos ensueños.
Pero, ¡cuidado!, que pronto has de ser la pobre vieja del espacio,
Y de lo más lejano del cielo se te verá venir haciendo ademanes
Y oiremos decir a la tropilla de soles jóvenes y apuestos:
-Es ella todavía, la rotosa de los tres cuartos,
Con el vientre al revés y la cabeza fría,
La propietaria de las cuatro estaciones,
La vieja sórdida hilvanada en sus longitudes.
Y más rápidos que tú se escaparán los soles
Abandonando grandes carcajadas de risa durable
Que acabarán por ser playa crujiente de astros.
¡Cuidado! sorda y muda de conveniencia,
Líbrate de la cólera de los hombres elásticos,
Y el complot que maduran esos callados fumadores de pipa,
Que ya están hartos de tu gravedad y de tus objeciones,
¡Cuidado! no te planten un par de cuernos en la frente,
Y se embarquen un alba en infinita emigración
Atraídos por la canción de una marinera celeste
Cuyo largo rumor ya está colonizando la noche.
De los tres mástiles se volarán algunas olas hacia las bordas,
Irán al cielo, aldeas, lavanderas y abrevaderos,
Campos de trigo en la sonrisa de sus amapolas,
Jirafas embaladas en algodón de nubes,
Un elefante escalará la cima nivosa del aire,
Los peces lucirán en el agua celeste,
Y muchas barcas subirán basta la sonrisa de los ángeles,
Caballos de la pampa han de trotar de prado en prado
Sobre la hierba tibia de las constelaciones,
Y vosotros mismos, esqueletos de las primeras horas del mundo,
Os maravillaréis de encontraros de nuevo
Con esta carne que hizo vuestra dulzura en la vida,
Un corazón renacerá en vuestras costillas tenaces
Que esperaban pacientemente el remoto milagro subterráneo,
Y vuestras manos ondularán como las margaritas al viento.
(Traducción de Antonio Vallejo)
Estos poemas fueron tomados del libro Antología de la Moderna Poesía Uruguaya (1900-1927), publicado por El Ateneo, Buenos Aires, 1927.

Jules Supervielle. (Montevideo, 1884 - París, 1960) Poeta, novelista, escritor de relatos cortos y comediógrafo uruguayo en lengua francesa. De familia de origen vasco afincada en Uruguay, quedó huérfano de padre y se vio favorecido por una doble nacionalidad. El hecho de contar con una fortuna en Uruguay le permitió no escribir jamás para el público ni por dinero.
Pasó su vida entre Europa, París, donde cursó sus estudios, y América del Sur, donde permaneció durante la Segunda Guerra Mundial. Escribió en francés, aunque estuvo más influido por la poesía sudamericana que por la francesa. Hay cuatro temas fundamentales que tocó en todos sus trabajos: el estado anímico del poeta frente a la presencia continua de la muerte, las reflexiones cósmicas en busca de los vínculos con el Universo para escapar del absurdo, un doble anhelo por lo criollo y lo francés y la evocación de los espacios abiertos y salvajes de la pampa.
Entre sus obras líricas destacan Poèmes (1919), Gravitations (1925), El forzado inocente (1930), Les amis inconnus (1934), La fábula del mundo (1938), Poèmes de la France malheurese (1941), 1939-1945 (1945), Oublieuse mémorie (1949), Nacimientos (1951) y El cuerpo trágico (1959). Sus relatos están escritos en un tono humorístico y suelen ser míticos, bíblicos o fantásticos, como L´Arche de Noé (1938) o Premiers pas de l´univers (1950).
También escribió novelas como El hombre de la Pampa (1923) o El ladrón de niños (1926), que también adaptó al teatro y fue un gran éxito. Como dramaturgo destaca la obra Bolivar (1950), libreto para una ópera que escribió con M. Milhaud con música de D. Milhaud, La bella del bosque (1932) y Robinson (1949), estas dos últimas, piezas que constituyen un escape al mundo de la fantasía.
Fuente biográfica: Biografías y Vidas. La Enciclopedia en Línea
Fuente fotográfica: Bloodaxe Books
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