Bilbao-Sahara
Bilbao, mi segunda tierra,
la madre que en sus senos me acogió,
tierra ajena que me abrió sus puertas
a la esperanza.
Vivo a caballo entre dos sitios de paisajes diferentes,
uno compensa al otro, por eso los quiero, por igual,
uno me vio nacer,
y el otro me vio crecer,
el Sahara, me dio la vida,
Bilbao, la vida me da.
Bilbao lo aprecio por su incesable lluvia,
por sus calles mojadas, por su cielo gris,
por sus montes verde oliva, por sus fuentes de agua,
por sus plazas, por sus monumentos, por su grandeza,
por sus jardines como alfombras de hierbas,
y nadie escapa a sus encantos...
Mi desierto lo adoro por sus oasis, por su inmenso
horizonte, por su cielo azul, por sus palmeras, por sus
días dorados y sus noches plateadas,
por la sombra de sus árboles,
por las brisas de su aire, por su silencio,
por sus estrellas relucientes, por sus dunas
como olas de arena, por la fe y la resistencia
de sus gentes,
y nadie escapa a sus encantos...
Vivo a caballo entre dos sitios de paisajes diferentes,
uno compensa al otro, por eso, los quiero por igual,
uno me vio nacer y el otro me vio crecer,
el Sahara me dio la vida
Bilbao la vida me da.
Bilbao, mi segunda tierra, la madre
que en sus senos me acogió,
tierra ajena, que me abrió sus puertas
a la esperanza
[Lo dedico a mis amigos: Txomin Aurrekoetxea
y a Javier Eizagirre a los cuales estoy eternamente agradecida]
En la ciudad del viento
En la ciudad del viento,
veo lo que nadie ve,
siento lo que nadie siente,
lo digo, lo repito con
el viento y no me arrepiento
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
En la ciudad del viento,
hay palacios de piedras
y castillos de arena,
como en los cuentos de hadas.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
Ando descalza
sobre una alfombra de arena,
suave como la seda
y dorada como el ORO
Vivo bajo un cielo
grande e inmenso,
cubierto por un velo azul,
azul como el mar.
En la ciudad del viento,
la libertad nació sin dueño.
En este horizonte lejano y sin límite,
como un sueño,
cuando posa la mirada,
la vista navega libremente.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en mi palacio de lona,
rodeado de espejismos,
como cascadas y fuentes de agua,
que se deslizan de las montañas...
espejismo brillante, con destellos,
como el diamante que
brota de repente
desde el fondo
de la tierra...
Tierra, yerma y querida,
madre del fuego,
del aire, del frío, del silencio,
del nómada y del viento.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
El sol, mi hada madrina,
Cada día me quiere,
Me guía y me protege.
La luna, mi espejo mágico,
que me escucha,
me mira y me mima.
Las estrellas, luces de vecinos
y pueblos de princesas,
cercanas y lejanas,
cada noche me iluminan,
me vigilan y me amparan.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
En la ciudad del viento
Veo lo que nadie ve.
Siento lo que nadie siente.
Lo digo, lo repito
con el viento y
no me arrepiento.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
Nada es eterno
Nada es eterno, vive la vida mientras dure,
los malos momentos no asustan,
ni los buenos alegran,
al fin y al cabo, todo, todo pasa ...
La infancia feliz y adorada, pasa,
la adolescencia fulminante y alocada, pasa,
la juventud radiante e ilusionada, pasa,
la madurez brillante y cultivada, pasa
la vejez culminante blanca y arrugada ,
paso a paso, pasa ...
Abre las puertas de la vida, de par en par;
no pares, pasa la cuesta,
cuesta, lo que cuesta.
Los pasos de la vida,
con sus sabores
amargos y dulces,
se viven disfrutando,
lentamente, paso a paso ...
Al fin y al cabo, todo pasa,
lo malo y lo bueno, pasa,
lo triste y lo alegre, pasa,
lo fuerte y lo débil, pasa,
lo duradero y lo efímero, pasa,
los malos momentos, no asustan,
ni los buenos alegran …
Nada es eterno, al fin y al cabo, todo,
todo, todo pasa ...
Vive la vida, mientras dure,
aprende a vivir, aprende a soñar,
aprende a perdonar, aprende a olvidar,
aprende a disfrutar... y a ser feliz,
antes que sea demasiado tarde,
todo pasa y nada es eterno.
Fátima Galia nació en Sahara Occidental en 1972. Es poeta y periodista. Autora del único diccionario Hasanía-euskera-castellano. A los 10 años fue a Cuba a estudiar junto con otros niños saharauis. Realizó cursos de Periodismo en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba. Posteriormente continuó sus estudios periodísticos en Bilbao hasta graduarse y más tarde obtuvo el Máster de Cooperación Internacional al Desarrollo. Su poesía ha sido su forma de denunciar las injusticias sociales, políticas y económicas que afectan a su pueblo natal.
Ha publicado los libros de poemas: Lágrimas de un pueblo herido, 2008; Poemas saharauis para crecer. Nada es eterno -Antología poética 1989-2009-, 2009, donde habla de la mujer, la pobreza, la libertad y su carencia, y de lugares y personas que han significado algo para ella; y La dignidad, una corona de oro, 2015. También publicó y dirigió la obra de teatro Monólogos con África, el libro Pueblos de sabios, pueblos de pocas necesidades. Cultura oral de los nómadas (Selección de cuentos, poemas, refranes, proverbios y adivinanzas), y el libro La henna y sus maravillas, 2001, en el que refleja las distintas utilidades de la henna en la sociedad saharaui. Actualmente reside en el País Vasco.
Fuente de Semblanza: Festival Internacional de Poesía Medellín
Fuente fotográfica: Festival Internacional de Poesía Medellín.
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