Poemas de Laura Nieves

 

Te regalaré un pato para que me recuerdes

 

De ojos hundidos
grises
con plumas verdes azuladas
Un pato para que sea tu tótem
El amuleto que te cuide
de los peces malignos cuando nades

 

Yo te imaginaré conmigo
No me asustaré de la corriente
Tú, el gran nadador
pez de oro que lleva incienso para mi cuerpo

 

Te regalaré un pato para que me recuerdes
Mejor una pata
sensual que te dé huevos de oro
y con la espalda te toque las piernas
Llame tu atención para que la mires
y en sus ojos me recuerdes.

 

 

 

 

 

Él es fuego que hierve en mi cabeza

 

 

 

Reencarnación

 

libro budista

 

hombre de vimanas y menhires

 

Él es las líneas de mis manos

 

los chakras de mi cuerpo

 

Puma Punku

 

La puerta del Sol
Es Antroposofía

 

Thot

 

Lemuria

 

amuleto y prana
Él es la puerta a lo desconocido
fuego que enciende mis costumbres

 

me trae de vuelta a mi origen.

 

 

 

 

 

Esto es un pacto

 

 

 

de saliva

 

piel

 

sangre

 

lengua
Tú te bebes mi sangre

 

yo me bebo la tuya

 

comparto tus sueños

 

manías
recuerdos

 

Juntos pactamos a acompañarnos

 

alimentarnos

 

dormir juntos

 

aunque estemos enfermos

 

Esto es un pacto

 

donde nos amamos por complacencia

 

porque un día vendimos nuestros cuerpos

 

al dios del amor.

 

 

 

 

 

Mi amado yogui tiembla

 

Tiene el invierno en sus pupilas
un demonio que le escribe cartas
detrás de la pared
lo escucho gemir
lamentarse
su miedo es mi miedo
una herida que quisiera cerrar

 

Mi amado yogui  tiembla
su cuello se ha enrojecido
por el dolor
lo consuelo en mis brazos
con mi cabello lo cubro
lo dejo soñar
quemo las cartas
que lo hacen temblar
al demonio le declaro guerra.

 

 

 

 

 

 

 

A dónde se fueron los dioses de mi infancia

 

los que descendieron en paracaídas blancos
me enseñaron la voz de los corren
la necesidad de los que claman

Yo recostada en el patio de la casa
quise jugar dentro de sus brazos
pero la noche se hizo gigante     
me amordazaron los labios

 


Sentí el crecimiento de cada hueso
Del otro lado mis hijos danzaron
en la inalcanzable muralla de los vientos

 


¡Madre cúbreme los pies!
Hoy descenderé a verlos
amorosa me posaré en sus labios
Hoy parto con un cuerpo diferente.

 

 

 

 

 

Mi hermano el cineasta

 

Mi hermano y yo jugábamos que hacíamos cine
El piso de tabla de nuestra habitación y los rayos del sol
que se filtraban por uniones de las cañas de bambú
componían nuestro escenario
Mi hermano sentado en una pequeña silla de plástico tejido
hacía de cineasta
Yo, con los zapatos de tacones de mamá
y su cartera blanca era la actriz en la escena
Mi hermano gritaba:
¡Luces, cámara y acción!
Desde ese momento empezaba mi actuación de mujer cotidiana
tomando el bus de las 7 para ir a trabajar
Con los tacones de punta asentaba fuerte el piso de tabla
este era la calle donde caminaba apresurada para no perder el bus
me acomodaba la cartera
y la enagua que había tomado prestado de mamá
En mi juego era ella
yendo a trabajar
De repente
un ligero tropezón
mi hermano movía la cabeza en señal de mi mala actuación
Decía: no, no, corte, corte
Volvíamos a probar la escena
De nuevo caminaba apresurada
acomodaba mi cartera
Ahora sacaba de ella un espejo
para fingir que me pintaba los labios
con ellos pensaba besar la mejilla de una amiga
que encontraría en el bus
Mi hermano que le gustaba molestar
volvió a cortar la escena
Me enfadé
grité
pataleé
Mi hermano prometió no interrumpir
Le creí
Repetí mi actuación con entusiasmo
donde yo era mi madre
mujer cotidiana que apresurada iba a trabajar
A cada paso me sentía como ella
fuerte
decidida
saliendo un día en la mañana a trabajar
Un grito inesperado interrumpió mi escena predilecta
Era de nuevo la voz de mi hermano
que desde su silla de cineasta fastidioso decía:
¡Corte, no, no, corte, vuelve a repetir!
Enfada y casi llorando por la injusticia
Salí del escenario
Desde ese día comprendí
que mis días de actriz habían terminado.

 

 

 

 

 

Mariposa de la muerte

 

Una grande mariposa sobrevoló la cama del tío Telmo
Posó sus patas marrones en la cabecera de su cama

 

Mi hermano y yo llamamos espantados a mamá
Era un animal tenebroso, su cuerpo abultado, marrón
Se creía que traía mala suerte o peor la muerte

 

Mi hermano que le gustaba exagerar
Aprovechaba el alboroto:
saltos
gritos
Yo le secundaba
¡Ahí está!
¡Allá va!
¡Cuidado!
¡Lanza un polvo!
Si nos cae nos dejará ciegos, decía mi hermano
Cerrábamos los ojos
Mi madre la perseguía
con la escoba daba golpes
Mi hermano y yo saltábamos por encima de los muebles
Pero la mariposa era rápida
de un vuelo huyó por la ventana

 

Al día siguiente en la madrugada
Un vecino tocó la puerta
La mala suerte había llegado
Se reunieron mis tíos
primos
mi abuela
Tío Telmo fue arrollado por un auto
Nos lamentamos
Lloramos

 

Mi hermano y yo no comprendíamos
Varios días nos acercamos a la ventana para verlo llegar
Después nos acostumbramos
Entendimos que la negra mariposa
fue un presagio de su muerte.

 

 

 

Laura Nieves nació en Ecuador, se formó como Licenciada en Literatura e Idioma Español. Ha participado en encuentros literarios, ferias de libro, festivales de poesía y conferencias en Ecuador, España y Suiza. Tiene una Mención de Honor en el Concurso de Poesía Joven, Ileana Espinel Cedeño organizado por la Casa de la Cultura del Ecuador y El Quirófano Ediciones. Actualmente vive en Suiza y cursa un Máster en Formación e Investigación Literaria. Dirige el proyecto cultural Poetas en Suiza para promover la Literatura escrita en español. Ha publicado los Poemarios:  Animales de Luz (El Quirófano Ediciones, Ecuador) El macho de los 4 vientos (Montaña Mágica Ediciones, Suiza) Selección de poemas en La antología Podemos mentirle al placer (AMARGORD Ediciones, España) Selección de poemas en las Memorias del Festival de Poesía Ileana Espinel Cedeño (El Quirófano Ediciones, Ecuador) Algunos de sus textos han sido traducidos al alemán y al francés.

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por Laura Nieves.

 

 

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