Poemas de Leticia Quiroz

FUI ENTRENADA EN EL RÉGIMEN HETEROSEXUAL.

Me dijeron eres niña

te gustan los hombres

te vas a casar

vas a tener hijos

los vas a educar para amar al sexo opuesto

y todo esto

con la boca cerrada

sin chistar.

 

Hice caso

por un tiempo

largo tiempo.

 

Una tarde recibí un mensaje

hice un viaje

y llegué a Malinalco.

 

De pronto

estaba rodeada de otras

esas “mis peores enemigas”

eran dulces

suaves

tenían sonrisas maravillosas

me encandilé

compartí con ellas los cólicos

compartieron el té

y los trapitos calientes

me enamoré

me enamoré mucho.

 

Pero no dije nada

regresé a la ciudad

al grito de ni una menos

salí a marchar con otras

en la calle

todas

las otras

nosotras

juntas

bellísimas

su rabia

su amor

su rabia amorosa

su amor rabioso

lloré mucho de alegría

qué era eso

por qué me lo habían ocultado

esas “mi competencia”

ahí a mi lado

llorando conmigo.

 

Me enamoré

me enamoré mucho.

 

Comencé a hablar bien de las otras

Lesbiana

a chulear a las otras

Lesbiana

a acompañarme de las otras

Lesbiana

esa palabra como castigo

como advertencia

salir con las otras

Lesbiana

beber con las otras

Lesbiana

apoyar a las otras

Lesbiana

me rapé

me deshice de los sujetadores

Lesbiana

escribí poesía para otras

Lesbiana

me dejé crecer los bellos

Lesbiana

besé a otras

Lesbiana

me dejé acariciar por otras

Lesbiana

me enamoré

me partieron el corazón

volvimos a ser amigas

Lesbianas

Lesbianas.

 

Dejé atrás sin ningún trabajo años de entrenamiento

años de sumisión y seducción obligatoria y humillante

me apropié del insulto.

 

Lesbiana sí

mujer que se reencontró a sí misma en las otras

que descubrió en el espejo a las otras

que se enamoró de sí misma

y de las otras.

 

 

 

DE PRONTO

una se se siente fuerte

capaz de darle la espalda

a la ciudad que ha visto quemarse

una y otra vez

 

quiere creer que ahora

no habrá sal ni derrumbes

y obviando sombras y persecusiones

en la distracción de días crédulos

un sedimento nostálgico se acumula

 

entonces viene primero

la sospecha:

algo por ahí se echa a perder,

 

después la certeza:

algo ya se ha perdido

 

una se huele las manos

las ropas

los pies

todo está impregnado con la misma sustancia

entonces uno toma un vaso

y lo que bebe le sabe amargo

si se pone una camisa causa escozor en el cuello o la cintura

si abre una puerta algo golpea en la cabeza

y es catastrófico

porque le está sucediendo

y además

ha tomado el periódico

la correspondencia

o uno de sus libros

y lo han confirmado:

está enfermo.

Entonces le duele todo

las pestañas

la muñeca que dejó en la banca a los cinco años

el pastel para mamá que se resbaló de las manos antes de llegar a casa

y llora por sus manos de mantequilla

el rayón en sus zapatos nuevos

por aquella vez que no dijo te quiero

y se quedó sólo mirando.

Llora

se queja y se duele

porque se le ha constipado una arteria

o un puente

o algún sentido

o todo junto

porque todo se comprime

y todo el mundo

sus tragedias y espectáculos

simulacros y revelaciones

todo el mundo

se contrae en el embudo de su cabeza

y es tanto

y tan mundano

que debe alzar la voz

el canto

la mueca o alarido

algo tiene que abrirse

y donde más le duele comienza a sobarse

a murmurar reproches y consuelos

poco a poco sana su distracción

su ilusión anacrónica e improcedente

comienza a verse de nuevo

el látigo de su orgullo increpado

vapuleado por su despotismo

entonces de alguna ventana

orificio

muro o percha

se descuelga una elegía desbordada,

pero en el cosmos infinito

no es más que un grito desde un abismo súbito

sin permiso para abrirse paso

un mimado afán sin intención regulada

o certeza de razón.

 

 

SE ME CAE DE LAS MANOS

un temblor melancólico,

en las uñas un rubor de nacimiento

se gesta silencioso y brillante

la tarde se abre de par en par

son la mañana y la noche

dos páginas en blanco

botones de plata pulida

ojos deslumbrados mirando fijamente.

Todo huele a esporas, hierbas o té.

El vientre extraña la ausencia meticulosa

en cambio el vapor y sus gotas tibias

humedecen tejidos y poros

una fiesta cristalina y serena

germina en las comisuras del cuerpo,

las arrugas de la frente

y las cicatrices en las rodillas

guardan silencio expectantes,

no es suya la gloria de estos días

su tragedia se ampara en sus grietas.

Ni sombras ni asombro,

lleno y sitiado el cuerpo

se deja tomar lentamente,

son días de abrir botones

cambiar sábanas

recoger semillas

días que vienen escalando

uno a uno los segundos

pacientes esperaron su turno

para llegar a la estación puntual

como las canas o los músculos.

Los otro días

los de la cuna

la sal y el yodo

se retiran,

..  -un paso atrás todo lo que no es este día

..   pues se me ha caído un desconcierto

..   y mientras no aparezca

..   habrá que agotar el júbilo

..   beber su pulpa

..   alimento para desempleados de la tristeza

..   para aquellos que lo han perdido todo

..   hasta el cansancio

..   aquellos a quienes sin temblor ni arena

..   les llegan días de humedades

..   como ríos verdes

..  nubes portentosas

..   y hormigas diligentes.

..   Este es el invierno del desencanto

..   una brisa humilde

..   poblando el vacío

..   y humedeciendo

..   tierna y cálidamente

 

..   la conciencia de los perdedores.

 

Leticia Quiroz nació en Navojoa, Sonora en 1978. Es escritora, editora y tallerista de literatura. Estudió Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora; es coautora de las antologías: 99 poemas mexicanos de amor (Grijalbo) y Cartas inolvidables de la literatura universal (Planeta).

Ha colaborado en diversas publicaciones a nivel nacional y estatal en las revistas: Siempre, Círculo de poesía, Biblioteca de México, Blanco móvil, La que arde, entre otras.

En 2011 fue becaria del Instituto Sonorense de Cultura para escribir el libro: La perdurable sombra de una casa.

Organizadora de Foro de Literatura y Misoginia que este año realiza su quinta edición. En 2017 publicó su libro de poesía Que quede claro con la editorial feminista sonorense Vulvas Rebeldes.

Actualmente resiste al canon patriarcal junto a otras en la colectiva editorial feminista y autogestiva Sáwa y Biznaga, que tiene como principio publicar textos teóricos y de creación literaria escritos por mujeres.

Con Sáwa Editoras publicó las dos primeras antologías de poesía feminista del país de la colección Escrituras para ponerse de pie: Albardas, poetas feministas de la ciudad de Hermosillo y Malvas, poetas feministas de la Ciudad de México.

Está convencida de que va a caer.

Fotografía tomada de la página de Facebook de la autora.

Semblanza proporcionada por la autora.

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