Proletario y Locura

El proletariado precisamente por no tener censura es más libre y respetuoso en el tema de la locura: es por ello que el tonto del pueblo no es una entidad manicomial lo mismo que en el bar de la universidad, Cristo y el Anticristo: lo que Dios ha hecho que el hombre no lo separe. Pero queremos incidir en el mundo óptico del proletariado que es tal que el delirio un pensamiento salvaje y sin censuras, en este universo óptico Pepsi-cola significa mal pequeño lo mismo que Mahou y por el contrario Coca-cola light significa mal entero y claro. Y hablando de la muerte querida por el camarero, ella está no sé si en la Coca-cola o en el café significando ambos fastidio o lo que es lo mismo insulto, continuando con este saber al parecer delirante pero sin embargo es un saber tal como el del primitivo, melón es igual a cabeza y por eso un primitivo soñó que un antropólogo le quería robar aquello cuando él soñó que le querían robar un melón. El primitivo lo mismo que el camarero, quien también va desnudo por cuanto está expuesto a los ojos de todos —lo mismo que el hombre de la calle que es así una calle sexual— que oscila con su desnudez entre la verdad o lo que es lo mismo la locura, ambos fruto o resultado de una total inmediatez: sólo la verdad nos espera en la locura y la locura es la única verdad. Pero continuando con otra forma de la verdad que es la muerte, ésta el cementerio es para el camarero o lo que es lo mismo para el proletario se llama la floristería y la tintorería es otro símbolo de la muerte por el luto. El proletariado cree que este saber es patrimonio de todo hombre y no lo sabe más que él.

 

Prosa poética tomada del libro El hombre elefante

 

 

Leopoldo María Panero. Poeta, narrador y ensayista español nacido en Madrid en 1948.

Hijo del poeta Leopoldo Panero y hermano de Juan Luis Panero, también poeta, mostró desde muy pequeño'su interés por la poesía. A los dieciséis años, fascinado por la izquierda radical, ingresó al entonces prohibido

Partido Comunista, cuya militancia le valió su primera estancia en prisión.

Inició su carrera como poeta de la mano del maestro Pere Gimferrer; sin embargo, su vida fue trastornada por el alcoholismo, la depresión y dos intentos de suicidio antes de cumplir los veintiún años. La esquizofrenia

lo mantiene internado por voluntad propia en un pabellón psiquiátrico, donde mantiene vivo su interés por la literatura.  

Autor de una importante obra, es considerado como uno de los poetas más importantes de España. Su primer libro, «Por el camino de Swan» en 1968,  fue el inicio de una cadena de publicaciones, entre las que vale la pena  destacar «Así se fundó Carnaby Street» 1970,  «En Teoría» 1973,  «Narciso en el acorde último de las flautas» 1979, «Dioscuros» 1982, «Poemas del manicomio de Mondragón» 1987 y «Heroína y otros poemas» 1992. 

 

Semblanza tomada de la página A media voz.

Fotografía tomada de la página El Cultural. 

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