Omar Lara

 

 

      Tres libros publicados en este año 2020 son los más recientes de Omar Lara: Los muertos pasean desnudos (Santiago, Mago editores), En el corazón de las cosas (Madrid, Ed. Polibea) y El mar desnudo (Ed. Primavera Poética/Municipalidad de Lima).

En 2019 El Ángel Editor de Quito presentó su antología La soledad de los puentes levadizo en el marco del Festival Paralelo Cero, ocasión en que el poeta fue distinguido con el Premio del Festival por su trayectoria.

                             

 

 

                                 

ASEDIO

 

Mira donde pones el ojo

cazador

lo que ahora no ves

ya nunca más existirá

lo que ahora no toques

enmohecerá

lo que ahora no sientas

te ha de herir algún día.

 

 

PODERÍO

 

Atravesamos muros

y vemos debajo del agua

hablamos con seres de otras edades

y adivinamos el porvenir

encontramos una aguja en un pajar

y la perdemos oh dios.

TOQUE DE QUEDA

 

Quédate

Le dije

Y la toqué.

 

 

TU SEMEJANTE SECRETO

 

Ese que estás mirando y te saluda

mientras se hunde en la luna del espejo

mientras en la pared se reconcentra la luz de la mañana

y las sombras de objetos y tu propia mirada

que desordena sin quererlo el espacio.

Ese que estás mirando y de repente

guiña con pesadez un ojo turbio

es tu semejante secreto,

el que ha de volver a tu sangre

sobreviviente inacabable.

 

 

LAS HORAS DEL LOBO

 

 

 

Difusos habitantes escudriñan

 

     Nada

 

mueven los labios en un idioma que casi olvidé

aunque sé que estás aquí

al alcance de mi voz

a menos de un millón de kilómetros de distancia

debajo de tu blusa de lana

debajo de tu blusa de luna

caliente y hermosa.

Si todas las mujeres tiemblan bajo una blusa de lana

tibias en sus porosidades

si todas tiemblan

feas y lindas

qué puedo decir de ti

que eres mía y te amo

aunque no existas.

He vivido tantos años lejos de ti

rodeado de tu ausencia como una

 

      isla

 

en las viejas casa de madera

en la tierra que no pisamos juntos

en la hierba en que no nos tendimos a mirar

            las estrellas

he vivido tantos años lejos de ti.

Pero qué habría hecho sin tu ausencia todos estos años

qué habría sido de mí

hubiera podido incluso ser feliz.

 

Debo apresurarme,

se me hinchan las piernas

tú sabes

y en el cuerpo me aparecen unas fantásticas

placas aureoladas.

 

Me pregunto si llegaré a tiempo a tu cuerpo

tu cuerpo que se contrae con mi jugo de limón

debo apresurarme.

Debo apresurarme a pensar que debo apresurarme.

Tú que eres razonablemente feliz

¿has pensado en lo que nos espera?

Hay lugares que son sólo nombres

y otros

son sólo recuerdos

y nosotros buitres de los recuerdos.

He ahí esos despojos

un gesto

           una sonrisa

         el paso del tren frente al suave lomaje

un furtivo paseo por el pueblo natal después de tantos

           años.

Algo queda.

No es un festín

los huesos están roídos

                      casi pulverizados

pero puedes buscar bajo las piedras

o lamer el polvillo.

 

Mas hay amor mío

lugares y destinos que parecieran estar

al otro lado del mapa

invisibles pero ciertos

con tranquilos crepúsculos

y en la distancia

cuerpos que se deshacen en dirección al sol

mientras salan sus piernas en la espuma.

 

Habremos envejecido junto a un cenicero repleto de

colillas

mirando algún retrato ya sin rostro

amarillo

y algún otro tesoro rescatado del tiempo.

Tú que podrías haber sido razonablemente

                      Feliz.

ENCUENTRO EN PORTOCALIU

 

En ese tiempo yo corría detrás de una sombra.

Desde el décimo piso en el barrio de Drumul Taberei

yo miraba a través de una niebla caliente,

a través de una humedad humosa,

a través de las reverberaciones de agosto

una figura venía caminando

desde la parada de autobuses.

Una figura parecía dirigirse hacia mí,

yo la veía perfectamente desde el décimo piso

en el barrio de Drumul Taberei.

Era la odiada figura conocida,

su aborrecible rostro estaba ahí y su pelo

que el sol no incendiaba y con él todo su cuerpo.

Yo miraba petrificado la escena,

los indolentes pasos y su entorno:

árboles, cosas en movimiento, el asfalto que el sol

       ondulaba.

Yo miraba esa escena con su centro precioso...

 

En esos tiempos yo escribía un poema titulado

“Encuentro en Portocaliu”,

era necesario encontrarme rápidamente

porque –pensaba yo- ¿la poesía para qué puede

servir sino para encontrarse?

 

Eso fue después de escribir muchas cartas

preguntando

¿dónde estoy? Nadie sabía dónde estaba

y no podían decírmelo,

de modo que empecé a decir a diestra y siniestra

protégeme con algo el corazón.

Protégeme con algo el corazón

seguía repitiendo

y como no me entendían

empecé a escribir unos poemitas insidiosos

relativos al río Dimbovitza,

relativos a la columna del infinito,

relativos al plan quinquenal.

Hasta que un día en Portocaliu.

 

Un día en Portocaliu

(en Portocaliu hay un sol amarillo como cáscara de

naranja)

una tarde en Portocaliu

(en Portocaliu hay unos grandes pájaros con dos patas

larguísimas y picos en forma de corazón)

una noche en Portocaliu

(estaba escrito que no te encontraría

en Portocaliu

pero guardo el recuerdo de esa espera y huellas

de picotazos en forma de corazón).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 MAMA, YO SÉ QUE NADA

 

Mamá,

yo sé que nada

tienes que ver

con este mundo.

Tú no lo hiciste, madre,

tampoco yo,

es un mundo sin padre

es un mundo sin madre

(si tuviera ese río

si la niñez convulsa

conservara ese río).

Vámonos, madre

vámonos

en un grupo con el abuelo Juan

y usted, mamá

hiriéndose las uñas en la tierra.

Esa visión, madre,

no es de mí,

es del otro que fui...

 

Hoy estoy solo, madre

delante de ese espejo

que corre como el río debajo de las nubes,

yo remo en ese espejo

hacia la isla del Sueño

donde me pierdo y me hallo

donde me hallo y me pierdo.

 

Viene el tue-tué. Él viene

viene el caballito con las campanitas,

viene la bruja con su inmensa sierpe,

viene un tío negro que apenas musita,

viene el brujo grande con sus sementales,

viene Braganza con su nave mágica.

 

Vámonos madre.

Vámonos.

 

 

 

EN EL FUTURO, MADRE

 

En el futuro, madre,

yo estaré en el medio de la mar

como si me esperaran

todos los peces invisibles y mudos

por debajo de olas y corrientes.

 

Yo nadaré desnudo una vez más

con tu rostro marcándome las brazas

con tus menores gestos y demás.

Yo estoy

  madre

mirándome en ti misma.

 

Este nadar en ti ya lo sabía

pero repito tanto y tanto gesto

en las más submarinas y espasmódicas

tormentas del venir y del viniendo.

 

Yo tiro de esta soga y tú

la guardas

en tu mano más suave de palmera

de colihue

de sauce

de junquillo.

 

Nado

Madre

en la nada

nado

y nada.

 

  SÁBADO EN PORTOCALIU

 

                              A Sola Sierra

 

La historia se detuvo en la puerta

de las ciudades de miseria

bocas quemadas por el silencio

cuerpos sitiados en el vacío

polvo de huesos en el aire.

 

Hace frío en Portocaliu

un frío de sábado solo

los jóvenes desesperados

bailan solos y desesperados

una música desesperada.

Hace frío en Portocaliu.

 

Después de la lluvia las calles

caminan al bosque sagrado

adiós ángeles y milagros

adiós relojes detenidos.

 

En los relojes detenidos

están los signos de otros sueños

las sombras irrecuperables.

 

La historia no deja pasar

el suave pelaje de los sueños

los sueños no tienen destino

son como un sábado en el aire.

 

La historia es todavía ajena

no sabe muertes ni abandonos

no sabe de lúgubres casas

llenas de noches y quejidos.

 

 

 

 

Son muy extrañas esas cosas

que a veces tomamos por ciertas

y hay verdades aborrecibles

en el pozo de la memoria.

 

Son como vidrios empañados.

 

Pero alguien limpia los vidrios

del mirador que da a tus ojos

y atisbamos o quisiéramos.

 

Y la noche se mira en nosotros

desvergonzadamente desnuda.

 

 

DÍA DE MUERTOS

 

Bebo el vinillo triste de Imperial

con mi madre que amadra sin descanso

aquello que no sabe y no sabiéndolo

lo vuelca de un sentido sin sentido.

Una muerta en la boca me deslumbra,

una sombra

  un sonámbulo tributo

el despertar confuso de otra sombra

que difunde mi aliento en la penumbra.

Una muerta que viene con el río,

una sombra que finge de estar viva.

 

Nos vamos y llegamos en un círculo

que al fin encontrará su punto cero

y no habrá verso

            vino

                      ni suspiro.

 

Cómo será sin lluvia y sin abrazo...

Será como esa piedra o esa hierba

o será como el viento que fatiga

la calle solitaria de Noviembre.

 

 

 

 

 

 

AYER DI LA VUELTA AL MUNDO

 

Ayer

di la vuelta al mundo

y yo

casi sin enterarme

 

en los caireles de la semivigilia

huelo hoy y me digo

ayer di la vuelta al mundo

y yo

casi sin enterarme

 

 

DE LOS NOMBRES

 

De los nombres el más preciso

 

             N a d a

 

Espacio y nada

Suma de garra

             Esófago

Suma de repentino y

             Hálito

Efemérides   dónde

Celebración y olvido de lo mismo

Se confunden se rompen la quijada

 

Horrorosa matriz de la perversa

Zona de lo innombrado

 

Zona de olvido

Del nodeseo y nada.

 

 

 

 

EL TIEMPO ¿DÓNDE ESTUVO?

 

El tiempo no tardó, simplemente no estuvo

En el momento justo, en el tiempo del tiempo

Olvidó su gotera, su roce, su porfía

El tiempo dónde estuvo con su garra y su hueso

 

Lo que sí me persigue descascarada piedra

Airada mansedumbre de una noche sin tregua

Como si no existiera como si hubiese sido

Inventada por alguien que no sabe de cuentos

 

Fuimos como si fuéramos invitados ansiosos

Una silla en el límite de las irrealidades

Alguien que interrogaba bajo una luz de miedo

Y no supe decir ni siquiera mi nombre

 

Se supone que soy ese ser esa sombra

Esa escuálida bruma  ese olvido  esa línea

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CÓMO SE HACE UNA TARDE

 

 

Éramos dos libélulas en torno al dulce vino

Éramos dos libélulas en la tarde quietísima

Volábamos

                 Volábamos

Enredadas las alas

En la música antigua

 

Yo contaba tu sueño

Ese que me soñaste

Ese sueño de mí construyéndome en ti

Volaba el vino antiguo y yo lo trasegaba

En la boca de quién   en el aire de quién

 

Éramos dos libélulas trastornadas y ciegas

Mientras la tarde armaba su pedestal ubérrimo

Su escalera   su trino   su nostalgia   su plan

Su secreta artimaña

 

La tarde nos hacía a su amaño y su gracia

Nos besó y nos bendijo

Nos tomó de la mano nos condujo nos hizo

Brevemente tan sabios como esas dos libélulas

Que demoran su vino en la tarde estancada.

 

 

 

 

ME DICE LA OLTENIA

 

 

Detrás de la casona

Se alza un viejo nogal

Allí murió la abuela

Tal vez un día lo veas

Y tal vez una tarde

Una callada tarde

A su sombra descanses.

 

 

 

 

 

 

Omar Lara es poeta, editor y traductor,  nació en el pueblo de Nueva Imperial, en el sur de Chile, el día 9 de junio de 1941. Es el fundador y principal impulsor del grupo y la revista de poesía Trilce, aparecidos en Valdivia en 1964 bajo el alero de la Universidad Austral de la misma ciudad.

Durante los años sesenta fue uno de los principales animadores del panorama literario nacional organizando encuentros en el sur de Chile junto al grupo Trilce o publicando antologías con la obra de sus contemporáneos y pares.

Tras el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, Omar Lara fue encarcelado tres meses, tras lo cual se exilió en Lima, Perú; desde allí partió a Europa, asentándose finalmente en Rumania, donde se graduó en Filología en la Facultad de Lenguas Romances y Clásicas de la Universidad de Bucarest.

En 1981, Omar Lara se instaló brevemente en Madrid, España, donde refundó la revista Trilce e inició las publicaciones de Ediciones LAR (Literatura Americana Reunida), las que actualmente funcionan desde la ciudad de Concepción, ciudad en la que el poeta reside.

Además de producir una de las obras más importantes de su generación, Omar Lara ha contribuido al conocimiento de la poesía chilena en Rumania y de la poesía rumana en nuestro país, al traducir poetas como Marin Sorescu y Mihai Eminescu, entre otros.

Entre sus obras vale destacar Argumento del día (1964), Los Enemigos (1967), Serpientes (1974), El viajero imperfecto (1979), Fugar con juego (1984), Jugada Maestra (1998) y Voces de Portocaliu (2003).

Entre muchos importantes premios ha recibido el de la Casa de las Américas de Cuba en 1975, el Premio Internacional Fernando Rielo (1983) por sus trabajos de traducción, la Medalla Mihai Eminescu en Rumania (2001), la Medalla presidencial Centenario de Pablo Neruda (2004) y el año 2007, el VII Premio Casa de América, de España con su libro: Papeles de Harek Ayun.

 

Semblanza tomada de la página Memoria Chilena Biblioteca Nacional de Chile.

 

Fotografía tomada de la Fundación Marin Sorescu. 

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