La vida privada de los trenes

 

 

“En las vías otra vez, otra vez respirar, la locomotora otra vez al frente, los postes de telégrafo escapando, ser tren”.

Sara Gallardo

 

 

 

 

Al igual que las palabras

los trenes

son el sintagma ferviente del espacio,

una sucesión de vagones

en las pretensiones de la velocidad. 

 

Las palabras son trenes que intentan desplazarse

pero les cuesta,

la máquina a vapor:

esa mano inerte que se equivoca tanto, 

como una locomotora empuja la formación

y atraviesa las impiedades del tiempo. 

Esa mano a vapor 

sofocada por un silbato

encendiendo las pupilas de los lobos.

 

Un tren escribe en la llanura

como si fuera la superficie de una hoja:

una cuenca de un lado a otro escrita

sobre los viajes en que iba a buscarte,

un surco en el papel sobre el cual pensaba tu nombre

que apenas fue

una flor de cardo entrando locamente por la ventanilla

una mariposa atrapada en la jaula del vuelo

una mosca transitando el sonido blanco de la luz.

Lo efímero ante la estría del viaje

lo inalcanzable  

el verde de la hierba

aquello que no te dije.

 

***

 

Esa noche en la que iba a buscarte

el tren llevándome por la oscuridad

los grillos cantaban el entusiasmo del viaje de ida

una luz sobre la calle de tierra.

Todo estaba escrito en la cavidad insistente

de aquello que se abisma.

 

Vuelvo a sentir el calor de aquel verano

la plegaria del último tren

una rúbrica en las escrituras de la brea derretida

mis alas soldadas al reflejo de lo que creí verdadero,

cuestiones imperceptibles

pueden unir hábilmente el corazón

con el recuerdo de lo que fue separado.

 

Jamás vendrás por esas plataformas

no regresarás en los trenes, ni en las noches

ni volverás de la lejanía de todo aquello

que creíste que era tuyo.

 

Una sombra

hubo de posar su mano sobre nuestra frente

aquella noche

en la que íbamos sin saber.

 

***

 

He dejado mi amor sobre los trenes

su voz suplicante bajo la amenaza

de esos fuelles que devoran

la integridad de todos los cuerpos,

esas mangas que se retuercen

una membrana uniendo creación y decadencia

la contradicción de las migraciones diarias.

 

Lo he dejado caer

girar por el viento

ser llevado por los miles de pasajeros

hacia el lúgubre ritual de contar

las manchas de aceite sobre el camino.

 

Dejé un amor para los trenes

un insomnio de verano

mi sombra estirándose bajo la luz

de aquel farol coronado de insectos.

Lo he perdido en esas noches de calor

en las que ellos salían con sus cuerpos

a derretir los cristales del rocío.

 

Hoy supe que  no existe maquinaria capaz de regresarte,

los últimos trenes te llevan,

te suben a sus balaustres, a sus ventanas,

te arrojan al grito de las conmovedoras bocinas

que perforan las membranas del silencio.

Te llevan hacia el oeste de la noche,

el espacio donde una estación tiene tu nombre

y alguien como yo,

espera.

 

 

La vida privada de los trenes, Ed. Municipal de Córdoba, Argentina, 2017.

(Premio Municipal de Literatura Luis José de Tejeda 2017)

 

 

 

 La belleza del resentimiento

 

 

 

“Así como una piedra fosforescente en la oscuridad pierde toda su fascinante sensación de piedra preciosa cuando es expuesta a plena luz, la belleza pierde toda su existencia si se suprimen los efectos de la sombra.”

 

Junichiro Tanizaki

 

 

 

 

 

Era inevitable un salto hacia la verdad

la palabra que explicara este silencio

una brasa pequeña ardiendo en la confidencia de la noche

Necesitábamos la obsesión explotando en la cúspide de la médula

la mirada nítida para fulminar la piel del miedo

La furia avanza fatal como la influenza

se grita justicia para calmar el dolor.

 

 

 

 

No hay casualidades en este plan

puesto en marcha

para que algunos se salven y otros desaparezcan

Hay un proyecto para vaciarnos

un engranaje devastador 

es la gran máquina de la injusticia que ocupa todos los espacios.

 

 

 

 

La lanza de la realidad se clava

se hunde en el cuerpo

se hace carne y hierro

La herida

el calor de la sangre en esta cuesta ilustre de la vanagloria

esa preciada verdad de amanecer

para entonar el murmullo de los que no pueden dejar las celdas

          de los que se derriten en la burbuja de la burocracia

La sangre se agita en el mar tempestuoso de la enfermedad.

 

 

 

Esta tensión inadmisible que avanza por la médula

          escala la espina y arrasa cualquier ínfimo detalle de mesura

Esta furia de amanecer para hacer trizas la armonía

estallar los vasos en las manos

romper las puertas

mirarte a los ojos y sentir el fuego

saber la guerra que no se dice.

 

 

 

La belleza del resentimiento, Ed. El mono armado, Buenos Aires, 2012.

(Primer premio del Fondo Nacional de las Artes, 2010)

 

 

 

 

 

 

Los días contradictorios

 

Rotación de una caja

 

Da vueltas en mi mano una pequeña caja

como gira la tierra sobre su propio eje

se marea y quiere más como el mundo

pero es una caja diminuta que da vuelta.

 

Está vacía y llena como los días que pasan

como la vida que no sabe que está adentro

pero no hay nada en la caja

ni siquiera una paz, ni un silencio de claustro.

 

La caja sigue rotando y se deshace en mi mano

no se pregunta por su vacuidad

no sabe hablar consigo misma

gira como un trompo y hace equilibrio

hasta que ya no puede soportarlo

y cae:

adentro del mundo hay un simulacro.

 

 

 

 

 

Figuras de puntos en planos distintos

(No todos los puntos están en el mismo plano)

 

 

A Irene Gruss

 

 

 

Ir de la matanza hacia el norte es pretender atravesar el universo

las cosas en esta ciudad se complican demasiado

y acá, después del genocidio, lo único que hacemos es sobrevivir.

 

Hay meridianos que en esta ciudad están latentes. 

Hitos de los que está prohibido hablar

 

yo no quería, pero tuve que cruzar esos límites y al final,

lo único que ha prevalecido es este bolso que llevo para vender algo.

Las cosas se complican y los meridianos se trazan con sangre

como la ciudad y un puerto que no existe

la necesidad de correr para ir a ningún lado.

 

En medio de esta matanza los cuerpos caen sin defenderse

alguien dice que deberíamos resistir mientras el olor del poder brota de las axilas.

En esta ciudad suceden cosas increíbles

los meridianos y los puentes me condenan a la cárcel de amanecer

para borrar esas líneas y sin embargo,

sucede que un día da lo mismo leer poesía o pasar cocaína.

 

 

 

Los días contradictorios, libro inédito, 1998

 

Valeria Zurano, poeta, escritora, profesora de literatura, magíster en escritura creativa. Ha editado los siguientes libros: Insular, La vía circular, La vida privada de los trenes, La belleza del resentimiento, Conjuro para detener el temblor,  Operación Claridad, El libro de las hormigas, El Gran Capitán-Crónica de un viaje al Litoral, Las Damas Juegan Ajedrez, Barco en Llamas. 

 

Obtuvo las siguientes distinciones: Premio de Poesía de la Municipalidad de Córdoba 2017. Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes 2010. Tercer Premio de Cuento Concurso Nacional Leopoldo Marechal 2010. Primer Premio de Cuento Breve Babel 2009, Córdoba. Primer Premio Concurso Nacional Leopoldo Marechal 2008. Primer Premio de Poesía Concurso Dr. Alberto Luis Ponzo de la Universidad de Morón, 1996.  Primer Premio en Narrativa y Poesía en el Concurso Nacional Discépolo, Secretaría de Cultura de La Matanza, 1995.  Premio de Poesía Concurso Nacional de Poesía Alejandra Pizarnik, Asociación de Escritores Argentinos ADEA, 1994.

Sitio web con descarga gratis de libros:  https://valeriazurano.com/

 

 

Semblanza y fotografía enviadas por la autora. 

 

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