El ojo tiene razón
y no obstante me separo de mi propia imagen.
E. Gómez-Correa
SONATA DE UN ÁLGEBRA HERIDO
Cuando dejemos de confiar
en las imágenes que el espejo nos ofrece
comenzaremos a ahogarnos en el agua
y ya no en las trampas del pensamiento.
Nada hay dentro de mí fuera de la muerte
pero ¡alto!
no quiero consuelos
ese ha sido mi propósito
aprender a morir
frente a los gestos
del rostro de un tiempo sin rostro.
Recuerdo haber trepado un triángulo herido
cuyas aristas se me venían encima
al cambiar la mirada de dirección.
Distintas cosas me han aplastado
no sólo las paredes de dormitorios pasajeros
ni la belleza contradictoria
que es sólo visible para quienes aman.
No me interesa ir en busca
de lo que no me pertenece
menos negarme a ser lo que soy.
No hay máquinas textiles que puedan
confeccionar vestimenta
que nos permita esconder
el ineludible zarpazo de las sombras.
No quiero volver a huir.
Confórmate
me digo
¡No te engañes!
Escapar es una ilusión
asediada por silenciosos límites.
Límite contra límite.
Otros mundos existen
en los que me tiendo como un perro.
Recupero mi vigor
y le grito a todo lo mundano:
¡Vete!
Aquí en cambio
a orillas de esta era desgraciada
me vuelvo la sonata de un álgebra herido.
Nada en brazos de la codicia me hará feliz.
Mi felicidad es apenas percibida
tal como el aroma de las plazas
al comenzar la mañana.
A las plazas sólo vamos los inútiles:
niños
ancianos
cesantes
los pobres que se aman.
Tardes enteras en las plazas me quedo
escuchando con la mirada
cómo muchos me juzgan
por no empeñarme en obtener
un trabajo bien remunerado.
Al observarme se deben preguntar:
¿De qué le han servido
sus largas jornadas de matemáticas?
¿Sus intensas lecturas metafísicas?
¿Sus búsquedas interminables?
¡Basta de preguntas!
Mi trabajo es descubrir
lo que hay detrás del viento
sufrir lo que debo sufrir
mirar lo que no debo mirar
cantar las canciones
que este mundo ya no canta.
El sol nunca ha sido sol
la muerte nunca ha sido muerte
es por ello que no confío en los espejos
hago de mí la imagen
que justamente de mí no quiero.
El MorusBassanus, también conocido como el alcatraz atlántico o el pájaro bobo del norte, es un ave marina, migratoria, de poderoso vuelo. No va a tierra firme más que en primavera, escogiendo las islas más desiertas o más inaccesibles. A orillas del acantilado, junto a otros alcatraces, incuba un solo huevo. Siempre antes de picar cierra las alas, luego desaparece en un transparente chorro de espuma inmortal.
EL ALCATRAZ QUE AÚN NO LOGRA VOLAR
Espero que el dolor se lo lleve un caballo
que galope a tierras lejanas sin volver
para que así toda tristeza desaparezca
y esa íntima melancolía
arrastrada de vidas anteriores
se diluya junto a los minerales
de las piedras situadas en el camino.
Largo el camino
por el que he decidido avanzar
largo como los días de un enfermo.
Larga la vigilia
la búsqueda incesante de la calma
interminable búsqueda
en la que la paciencia nos enseña
a transitar la noche con los ojos abiertos
hacer de la imaginación una barca
que nos acerca al otro lado del río
cuando todo parece tan lejano.
En brazos de una templanza
que a ratos me abandona
he ido sobreponiéndome
a la traición de cercanos amigos
a la ausencia definitiva de amados familiares
al temor que a la muerte le tuve
cuando me dio la bienvenida
y yo desesperadamente huí.
Una y otra vez
toqué las puertas de este mundo
para que me hicieran pasar
a un lugar conocido
donde los sueños volvieran a ordenarse
tal como las hormigas deben
organizar sus reservas al llegar el invierno.
Ahora que el invierno se ha ido
espero desprenderme del frío y volar
tenderme bajo la sombra de los árboles
como si nada más que el viento
y el aroma de la tierra existieran.
Volar como una polilla
que al cantar se vuelve
un pájaro de inmensas alas.
Tras el vuelo toda distancia
se convierte en proximidad
sin embargo es hora
de dejar de buscar en las lejanías lo que anhelamos.
Cuando llegue al final del camino
confirmaré que todo lo que en esta vida buscaba
residía en mi propio corazón
río pedregoso en el que tantas veces
la angustia y la alegría se han bañado
con la misma insistencia
de un borracho frente al vino.
No esperaré que la felicidad venga a visitarme
siempre ha estado aquí
en la sencillez de los días
en el silencio de mi pieza
en el aroma de las hierbas del jardín
en las más simples ofrendas.
Y como todo lo que se puede ofrecer es simple
te abro mendigo las puertas de mi casa
asimismo las alas de este alcatraz de tierra
que a pesar de sus reiterados intentos
aún no logra volar.
Sólo nos queda mirar la luz de luciérnaga
ese débil chispazo de la hoguera del verano
más débil que la memoria de una ola.
J. Teillier
DESPUÉS DE LA OSCURIDAD
De pronto
todo luce un poco más viejo
más triste
más cansado
la luz se apaga
como el canto de la golondrina
que al tocar el sol
se durmió para siempre.
Se apaga
y la cueva es profunda
el fuego no enciende
mil chispas a la vez no lograrían
encender siquiera
una mínima llama.
Enredado el tallo de la fe
enredado el náufrago en la orilla
las hojas del sauce
bajo el cual el peregrino llora.
Así es la vida
una larga pestaña
que nos impide abrir los ojos
cuando todo en este mundo llora.
Y tú
¿a dónde estabas?
Y yo
que como un rayo por los campos te busqué…
adónde
dime
adónde
Llevo años gritándote
luciérnaga más sorda de todas
huidiza como el sueño
en las noches de insomnio
a un paso de convertirte en la cueva
y dejarme a mí
como al indio traicionado por su tropa
solo
desnudo frente al enemigo
sola
a pasos agigantados de la luz.
Ven
en plena noche ven
siéntate en mis ojos e ilumina
las cosas de mi entorno
para ver realmente como son.
Luego te dejaré partir sin esperarte
porque sé que nada en esta vida vuelve.
Todos marchan
creyendo que algún día volverán
pero es imposible volver
porque los pies sólo sirven
para caminar hacia adelante.
El día muere
el silencio en mis oídos
no encuentra a nadie
y yo
un poco más vieja
más triste
más cansada
preguntándome:
¿a dónde?
¿a dónde?
¿a dónde?
TONADA DEL NÁUFRAGO
El misterio
es la ola que se forma
entre el náufrago y la orilla.
María Paz Valdebenito. Creadora chilena. Ha sido publicada en diversas antologías poéticas de diversos países y ha participado en distintos Encuentros de poesía y de música dentro y fuera de Chile. Ha obtenido algunos reconocimientos de carácter nacional e internacional. Ha publicado La fábrica del Sibilino (2011, Chile), Cabalgando Lejanías (2016, Perú-Ecuador), la plaquette Tonada del náufrago (2017, Argentina), la plaquette Sonata de álgebra herido (2019, México) y la plaquette Morfología del agua (2019, México). El año 2019 lanza su primer EP musical titulado Contrafinal bajo el nombre de María Compás y actualmente trabaja en nuevas canciones y una serie de obras poéticas de carácter transdisciplinar.
Semblanza y fotografía proporcionadas por la autora.
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