Poemas de Alberto Cecereu

 

 

de Los Exaltados (Ediciones Altazor, 2015)

 

 

Gold Girl

 

La vieja Gold se levantó de su cama para presenciar la muerte

del gato que siempre la acompañaba

ese gato rubio que parecía una bestia

el mismo gato que se comía las páginas de la Biblia

y los papeles del baño

cada vez que la vieja se le ocurría sentarse

en la taza de cerámica china

mientras leía una revista de moda de los años 70

siempre la misma página

pegada mirando el anuncio del Toyota Célica azul

que ese año le prometía volar a la velocidad de la luz

 

Siempre le dijeron “la gorda Gold”

esperó treinta años para que un hombre le hiciera la sinfonía de la carne

asunto que determinó como placentera

por eso obtenía bajo pago a jóvenes pobres que le robaron toda su inocencia

total le bailaban en las escalera blanco negra

en medio de sus infinitos gatos

como una escena pornográfica

mientras ella se fumaba uno tras otro los cigarros traídos desde la India

que compraba mediante sobornos a un funcionario de la Aduana

para inhalar el humo morado que se arremolinaba arriba ahí en las siete piezas

de esa mansión que parecía vaticana de tanto sexo

 

Gold poseía el miedo de las magnolias

en el campo las sequías

y de vez en cuando se refugiaba desnuda en el salón de espejos

esperando que el mundo acabara antes de llegar a vieja

y ahorrarse el fin de las manifestaciones

de las burbujas que emanaban entremedio de los naranjos del jardín imperialista

 

Por eso tomó la decisión

que después que ese gato dorado muriera

emprendería un viaje a la City de Londres

y como si explotara

y como si se manifestara

por última vez

terminaría en una borrachera

donde regalaría sus títulos

sus propiedades

sus raíces rancias

al primero que no la dejara dormir

hasta el amanecer aunque sea para matarla

y ver el infierno de los ángeles caídos

consumiendo la vagina ácida de su origen: su pecado:

el fin de la Gold Girl

el término de la leyenda del palacio de los teléfonos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

de El delirio (Ediciones Filacteria, 2019)

 

 

2

 

 

Soñé que las palomas volaban como monedas

hacia las antiguas piletas de avenida 9 de julio

y ahí me esperaban las lechosas con sus

corona de carruajes, de maratones, de barricadas

extendiendo hacia mi cuello

 

y la avenida 9 de julio era un desierto

en verdad toda la Capital Federal era un desierto

 

              (tú eras un desierto y me mirabas)

 

todo era una gran meseta de arena ocre que destellaba rayos de colores reflejos de Historia como gritos

 

porque de los edificios abandonados de la avenida

colgaban millones de asentamientos humanos

que buscaban la esperanza en los astrólogos imaginarios

esos que ahora gobernaban los países abandonados después

de lo fines del mundo

 

soñé que el obelisco era una joya en el desierto morado

que del Río de la Plata solo quedaban los yacimientos petrolíferos

oxidados y disecados

 

           (tú eras el yacimiento y explotabas)

 

y danzaban las sectas de colores todos los viernes

al atardecer cantando los coros humanos

recordando la gloria que alguna vez hubo

cómo el mejor de los campeonatos de polo en los country y en las fincas

 

algunos andaban como en una bicicleta llevando

mensajes de los territorios perdidos más allá del desierto habitado

allá donde se supone no quedaba nadie

 

el eco de señales de radio

el griterío de los bebés abandonados

el llanto de los soldados en la cordillera

la agonía de los colonos que se ahogaron

en la última maratón de los que escapaban

de las inundaciones perpetuas transandinas

 

                 (ese país ya no existe pero tú sí)

 

y seguían andando como en una bicicleta

recitando los mensajes como poemas

como si con eso nacieran flores globos espejos burbujas

 

(tú eras las burbujas pero estaba el desierto y yo era el desierto)

 

13

 

gorda morena mujer metálica monstruosa de la cocina
experta en crear marraquetas con manjar
para endulzar los viajes transdimensionales

de las fantasías planetarias


el baile extraño de las comisarías de tus abrazos en clave secreta
casi sin medida
con tal de llevarme por los aires como un cometa en medio de la pradera
para sentir el calor del sol quemando mi cuerpo vendido


y ver el mundo desde lejos con la musiquita de Yuri la mexicana
que me cantabas al oído para adelantarme la muerte lenta

con tal de disecarme el corazón y devorártelo sin piedad
como si yo fuera un postre y el postre de tu boca


por los confines de la lavadora y la logia amarillenta
la armonía de las plantas
el silbido de la tetera hirviendo
hacías que existías haciendo nacer el verbo y el verbo se hizo carne

 

y las tazas de vidrio verde que se quebraban y se quebraban
como se quiebran las supernovas en el firmamento de los planetas

como el amor del mundo entero
y el amor de todos los pretéritos de las miradas y de tu mirada


el manjar era tu murmullo
el manjar era el manjar de tu vagina como tu murmullo
tus palabritas muertas en mi oído
prometiendo el mejor de los paraísos si yo moría como se mueren los animales

 

 

 

 

de Viajes (Buenos Aires Poetry, 2020)

 

 

Antropología

 

los antropólogos comenzaron a vestirse de harapos

y comenzaron           brutalmente

a robarse las reliquias de mis equipajes

encontraron un sinnúmero de artículos reservados

          una radio soviética a cuatro pilas para escuchar el olvido

          un diario norteamericano del imperio extinto

          un manual de mitología griega para reparar el sueño

          uno que otro utensilio asesino que sirva para conspirar contra el papa

          y de paso se dieron cuenta

          de métodos anticonceptivos

          para seguir amando

 

comenzaron              estos sujetos

                              brutalmente

a aplicar un cuestionario de mil preguntas

me cortaron la barba milenaria

y como si fuese normal

me desnudaron delante de un caserío desconocido

en el cual comían las lentejas con miel de vaca

 

para esto        les dije

me hubiese quedado en mi casa

cuidando de la mujer rubia de metro ochenta

un poco exuberante             danesa

esa que hace rico el chocolate caliente

así como una espuma

 

para esto        les dije

hubiese venido desnudo a los valles calurosos

como una gaviota

y en vez de viajar de noche

haber mirado desde el cielo como suceden las guerras

en lugares comunes

 

los antropólogos comenzaron a vestirse de harapos

y comenzaron           brutalmente

a denominarme con frases no muy felices

e incluso aventuraron a particularizarme

entre tantos que éramos

así como muchos

en el grupo reunido de los perplejos

concluyeron a nombrarme condestable de los viajes

con título de gracia

con aeroplanos

 

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the new york times

tituló hoy:

“los dioses se hicieron mortales”

y al parecer

he visto por ahí

como los supermercados se han desalojado

como las grandes tiendas han sido saqueadas

como las galerías de arte descolgaron el techo

las calles amontonadas del vacío

el opio       flor silvestre en todos lados

                 he visto por ahí

los gatos inmóviles en las esquinas

prostitutas de estatuas

desangrándose a destajo

rosales del dolor como guirnaldas de colores

adornando clubes y colegios

he visto por ahí

todo lo visto tomando rumbo hacia alguna parte

¿los poetas?

 

                 lágrimas del viento

Alberto Cecereu nace en Valparaíso, Chile, en 1986. Es Licenciado en Historia y Licenciado en Educación de la Universidad de Valparaíso y Magíster en Gerencia Educacional de la Universidad Mayor. Tiene estudios de Diplomado en Derechos Económicos y Sociales de los Pueblos Indígenas y otro en Comunicación Estratégica.

 

Ha escrito los libros de poesía: Noticias sobre la inmanencia (Ediciones Altazor, 2005), Los exaltados (Ediciones Altazor, 2016), Los ermitaños (Trizadura Ediciones, 2018), El delirio (Ediciones Filacteria, 2019), todos publicados en Chile. Su último libro, Viajes (2020) fue publicado en Argentina bajo el sello Buenos Aires Poetry. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés e italiano, además de ganar distintos galardones, entre ellos el Premio Enrique Lihn de la Universidad de Valparaíso.

 

Actualmente es Director General de la revista web METRO arte+literatura y redactor de medios de comunicación de carácter independiente.

 

Su próximo libro, Resistencias (Editorial Káhuil), es una recopilación de sus artículos, crónicas y textos de opinión. 

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