Poemas de Luis Manuel Pimentel

 

 

EL DESGASTE

 

(poemas inéditos)

 

 

A mi madre

 

 

 

*

 

Prendió el equipo  de sonido
escuchó todo lo que tenía 
en el USB de la Billos Caracas Boy,
recordó el infortunio de un hombre 
que primero lo dejaron sin los botones de la camisa

 

después de los pantalones,
y con mucha razón esa parte le parte
el alma, porque siempre ha cocido 
y levantó a sus hijos con su máquina,

 

de pronto, se escuchó otra estrofa de la canción:

 


"Me gusta el whiskey
me gusta el tabaco
y las buenas mujeres"

 

lo baile frente a ella
haciendo unas morisquetas con la cabeza

 

que nos causó gracia y reímos en la divinidad

 

del compartir más allá de madre e hijo
fue como en un hechizo ancestral,
después puso los boleros.

 

Se sentó a picar los aliños para el almuerzo

 

con la aplicación de siempre,
pero mientras más envejece le duelen las caderas

 

porque los huesos se les desgataron de tanta máquina,
de tanta vida entregada para nosotros:

 


"Luna que se quiebra
sobre la tiniebla de mi soledad

 

a dónde vas,

 

dime si esta noche tú te vas de ronda

 

como ella se fue,

 

con quién estás"

 

la cantó bajito,
siempre me ha conmovido su tono
va entre lo nostálgico y lo sublime,

 

ahora ralla la zanahoria
sentada en la silla de cuero
donde siempre se ha sentido cómoda,
prosigue con un tango:

 

 

 

“caminito que el tiempo ha borrado

 

que juntos un día nos viste pasar

 

he venido por última vez,

 

he venido a contarte mi mal”.

 


De pronto en una reflexión me dice en voz alta:

 

—yo no entiendo como la gente de antes 
escribía esas canciones tan bonitas.

 

 
Y al mismo tiempo tararea la otra canción que llega.

Siento que esta mañana tiene algo especial,

 

me da sentimiento que a sus 74 años se quede sola 
por las noches;
desde hace días la tengo clavada en el pecho

 

como las agujas de acupuntura que le pone mi hermana 
alrededor de una pelota que tiene en el seno derecho, 
hay que reducirlo

 

atraparlo

 

encarcelarlo, para que no crezca,
y entonces suena:

 


"Angustia de no tener aquí
tormento de no tener tu amor
angustia de no besarte más
nostalgia de no escuchar tu voz,

 

nunca podré olvidar

 

nuestras noches junto al mar

 

contigo se fue toda ilusión

 

la angustia llenó mi corazón"

 


Mientras la cantaba se me cruzó 
la imagen de mi papa,

 

no tanto por lo obvio de la sentencia
que tal vez ella ni lo sienta,
sino como en un acto de magia
apareció representado
la esencia de un hombre 
que hizo posible,
este encuentro.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

Vinimos a la terapia

 

a buscar las flores que se activan con

 

la electricidad y el calor,

 

 

 

llegamos   antes de la hora pautada
mi mamá está dispuesta, se siente bien 
desde que viene hay mejoría

 


                                 escucho unas pesas

 


y las conversaciones de unos abuelos
que también tienen dolencias,

 

dicen que hay enfermedades irreversibles

 

la de los huesos es una:

 

 

 

seguimos en la sala de espera.

 

 

 

***

 

 

 

Supe que después del masaje en las piernas

 

no te daba el sueño de antes,

 

que a las partículas de cada hueso

 

les has enseñado a que no activen el dolor.

 

 

 

Supe que hay días que estás más tranquila

 

y el reposo que no es tu deporte favorito te cae

 

bien, en medio de tanta injusticia social.

 

 

 

Supe que el mismo día que soñé contigo

 

tú también habías soñado conmigo

 

y nos encontramos en la misma nube que

 

nos conecta con el hilo de plata de

 

hace 40 años,

 

y sonreímos por estos encuentros

 

que se mofan de la distancia.

 

 

 

Supe que conseguiste la piedra filosofal

 

con qué entretenerte,

 

sentada en el mueble, con el televisor prendido

 

pero tu mente estaba aquí

 

en este apartamento al que le entra una potente

 

luz por la puerta de vidrio que da hacia el balcón,

 

de mesa hexagonal

 

con una pantalla de grandes proporciones

 

un par de cuadros que muestran cómo eran

 

las calles antiguas de esta ciudad,

 

un juego de muebles beige y azul,

 

una planta de navidad que va palideciendo,

 

el retrato que me hizo tu otro hijo con mi hija

 

el piso amarillo, el teléfono de mesa titilando

 

algunos libros sobre la mesa del recibo

 

y tú,

 

mirándome desde una fotografía tamaño carné

 

que está sobre la biblioteca

por la que tenemos estas conversaciones.

 

 

Luis Manuel Pimentel (Barquisimeto-Venezuela, 1 abril de 1979). Poeta, narrador. Licenciado en Letras (ULA – 2004). Magister en Literatura Iberoamericana (2012). En poesía ha publicado los libros Figuras Cromañonas (2007) y Esquina de la mesa hechizada (2015), poemario con el que resultó ganador de la I Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga en Venezuela. Su obra aparece en diversas antologías en su país natal entre las cuales destacan: Amanecieron de bala(2007); 70 poetas venezolanos, en apoyo a los países árabes en guerra (2006); Antología del 4to y 5to festival mundial de poesía (2007);;  Doce orugas al viento (2008); Revista poesía 153, antología de la joven poesía venezolana  (2012) y en coedición con México Arquitectura de las palabras. Voces Merideñas – Voces Meridianas, antología poética de las méridas americanas (México-Venezuela, 2008). Serie Poesía Joven de Venezuela (2019) selección de Gabriela  Rosas en Letralia.com. Poemas suyos están publicados en diversas revistas electrónicas e impresas. Actualmente es Director de la Revista de Cultura Semiótica El Signo inVisible, de la Federación Latinoamericana de Semiótica.

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por el autor.

 

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Comentarios: 3
  • #1

    PACHY (miércoles, 13 mayo 2020 08:32)

    TEXTO DESDE LA NOLTAGIA Y EL AMOR DE LA MAMÁ QUE SE ENCUENTRA EN EL SER DE CADA HIJO, Y MAS SI ES UN POETA. HOMENAJE A LA VIDA Y LA MUSICA

  • #2

    Daniel Olivares Viniegra (miércoles, 13 mayo 2020 15:38)

    Sencillo y honesto; cual corresponde.

  • #3

    Maharaj (miércoles, 13 mayo 2020 16:07)

    Me conmovió lo profundo que son los sentimientos sencillos del diario peregrinar por este mundo.