Lago amarillo
puedes pescar aquí peces deliciosos
y ponerlos en tu mesa
pero el lago es amarillo para ocultar su profundidad
los Indios que viven cerca del lago
también ocultan su fondo
quizás los peces vivan en sus ojos
o deliciosos espíritus canten al hervir con odio
las profundidades de sus ojos oscuros nadie puede ver algo vive
en el lago amarillo sin mostrar su forma sobre la mesa
Jugador de fútbol
Un jugador de fútbol
patea una bola,
todos los días, patea una bola.
Un día pateó al amor tan alto
que éste quedó en el cielo
y jamás regresó.
La gente piensa que debe ser el sol,
que debe ser la luna
o alguna nueva estrella.
En mi interior
también pende una bola,
suspendida en el cielo,
que nunca regresó.
Ustedes pueden verla
convirtiéndose en llama,
en amor, en estrella.
(1977)
Ulises en estos tiempos
Al volverse, no encontró rostro alguno
ni siquiera uno nuevo que le perteneciese
el rostro es un país
y el suyo era invadido por la ideología roja.
Sin rostro,
sin labios que besar,
su propio rostro dejándolo atrás
se pone en marcha.
Su tierra natal yace bajo un extraño mapa.
Sólo la firma del vientre de su madre
es el pasaporte del país natal
busca a tientas un nombre
él dejó su país él es Ulises
no conoce el regreso.
Ulises, incapaz del retorno
Ulises, sin fecha posible de retorno.
Llevando a su mujer, niños y flores,
encendiendo la antorcha de un poema
Le grita al mar abierto:
¿hay alguien?
¿algún rostro que pruebe su existencia?
Mil, millones, billones de cambiantes criaturas
aman el mar nocturno
y las estrellas caen en las olas.
Él escucha su música en búsqueda infructuosa del país interior.
Se une a los ascetas del amor.
Aunque pueda crear miles,
cientos, miles de rostros
nunca podrá encontrar
ni siquiera palpar
el rostro del país recién nacido.
Así que hoy, otra vez
Ulises cruza el mar
y toca tierra
en un antiguo pueblo del Midwest, en América.
Penetra a un edificio
a las dos de la tarde,
nadie repara en él
porque no es asistente personal del Presidente,
ni gánster con revólver,
ni un músculo campeón mundial de boxeo.
Él es alto, y es bello, con una nariz recta
posee una escondida dignidad, y un fuego
pero no es propietario de otras características.
Así que, si no es violento,
ni exhibe sobre el pecho medallas honoríficas
la gente pasará por su lado, sin verlo,
porque la Filosofía es un ente invisible.
En estos tiempos nadie le tema a los fantasmas,
y si están vivos, menos,
por lo que pasa inadvertido durante miles de años.
No muere nunca.
No le está permitido.
Él es Ulises, un invisible mito.
Muy borracho me dice:
“¡hoy me siento tan bien!”
Porque realmente puede llegar a estar borracho,
¿es que puede embriagarse en el mar de licor
oyendo las sirenas?
¿Conocerá en verdad a la Sirena?
La voz de la Sirena cambia a Elvis.
¿Es Presley una Sirena?
¿Puede un disco de la era rock and roll
llevarlo hacia Penélope?
Me habla sobre un hombre que visitó la India
nombrado Snyder, ávido de realizarse
me habla del arte de vivir libremente
pensando que es igual a devorar el arco iris,
o a hacer el amor con el mismo arco iris.
Él espera alcanzar esas nubes lejanas
mientras que la Sirena
se duerme sin que le hagan el amor
oyendo un disco de Elvis.
Ulises se despierta,
regresa del almuerzo
y casi a la hora de acostarse descubre
que no hay rostros que pueblen el espejo
ni el cuarto donde habita,
de pronto se da cuenta que es Ulises
a quien le es imposible regresar.
No puede regresar carece de país a donde ir.
Desplazándose siempre.
Oigo un blues
del país solitario de ese hombre sin nombre
más allá de ese jazz de Dixieland
retrocedo en el tiempo miles de años
hasta llegar al baño primigenio
del primer nacimiento de este mundo.
(1975)
Traducción de Ayako Saitou
Poemas tomados del libro Poesía Contemporánea del Japón (Antología), publicado por la Universidad de los Andes, Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas.
Kazuko Shiraishi nació en Vancouver, Canadá, en 1931, y creció en Tokio. Se graduó en la Universidad de Waseda. A los 17 años, participó en el grupo “VOU”, dirigido por el poeta modernista Katsue Kitazono. En 1951, publicó su primer poemario El pueblo sobre el que llovieron huevos, que ganó altos reconocimientos. Y después, saliendo del “modanizumu” (el modernismo japonés), se transformó en una poeta espiritual de gran escala, que escribía sobre los temas de la vida, la muerte, el amor y el sexo. En 1973, asistió al Programa Internacional de Creación de la Universidad de Iowa. Desde entonces, fue invitada a menudo a los Festivales de Poesía en el extranjero, en los cuales leyó sus poemas con acompañamiento de jazz. Sus obras han sido traducidas al inglés, francés, español, alemán, chino, coreano y bengalí.
Entre sus poemarios figuran: Épocas del maniático sexo sagrado (Premio del Sr. H), Una canoa regresa al futuro, Premio Mugen (Infinito), Clan de Arena (Premio Rekitei), Dejen a los que aparecen (Premio Jun Takami y Premio Yomiuri de Literatura), Mi madre flotante, la Ciudad (Premio Bansui Doi) y otros. Ha publicado también crítica literaria y los ensayos El paisaje de la poesía, retratos de poetas (Premio Yomiuri de Literatura), y Vivir en Jazz. Además, ha publicado su autobiografía Historia de la oveja negra. Los poemas incluidos en esta antología fueron traducidos por Fernando Barbosa, excepto: “Jugador de fútbol”, traducido del inglés por Jesús Vega, y “Ulises de estos tiempos”, traducido del japonés por Atsuko Tanabe y Sergio Mondragón.
Semblanza tomada del libro Poesía Contemporánea del Japón (Antología), publicado por la Universidad de los Andes, Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas.
Fotografía extraída del portal Introducing the New Classics Club!
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Nelson Araneda (sábado, 13 junio 2020 09:26)
Hermosa,valiosa,onirica,la tematica de Su poesia