La sera, con una sigaretta tra le dita, guardando il cielo scurirsi come terra bagnata, mio padre annaffia. Quando è laggiù, nascosto dalle piante dei pomodori, nell’angolo più lontano del giardino, posso sentire dal pozzo l’acqua versarsi e scendere tra i granuli, fino alle radici dove è attesa. Qui, dove il flusso si perde, crescono erbe dure dal piccolo fiore, piante dal frutto velenoso. Ma non riesco a zapparle via, non riesco a riparare la falda.
Por la tarde, con un cigarrillo entre sus dedos, mientras está mirando el cielo que se va oscureciendo como tierra mojada, mi padre riega. Cuando está allí abajo, escondido detrás de las tomateras, en el rincón más apartado del jardín, puedo oír desde el pozo el agua virtiéndose y bajando entre los gránulos, hasta las raíces donde se la espera. Ahí, donde el flujo se pierde, crecen hierbas duras con una pequeña flor, plantas con el fruto venenoso. Sin embargo, no logro eliminarlas con la azada, no logro reparar la capa.
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Ero una casa abitata da piante che si sporgono ai vuoti, sottili si avvolgono dentro il franare dei muri. Si è dimenticata la porta, questa casa; l’ha inghiottita come un boccone messo un po’ di traverso. È così che vengono e vanno: rondini in cerca di rifugio e poi libere gridano di piacere.
Yo era una casa habitada por plantas que se asoman a los vacíos, sutiles se envuelven dentro el desmoronarse de los muros. Es que se le ha olvidado la puerta, a esta casa; se la ha tragado como si fuera un bocado que ha quedado un poco de través. Es así que van y vienen: golondrinas a la búsqueda de un refugio y luego libres gritan de placer.
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Con quanta fermezza resta in piedi su pochi centimetri di tacchi. Con quanto coraggio si è dipinta il viso in un segnale. Eppure è una sola la parte, sempre la stessa: deve credere in lui completamente. Amare i suoi gesti calibrati, i suoi occhi in un punto lontano. Legarsi caviglie e polsi alla sua mancanza. Non tremare, non sciogliersi per troppo desiderio. Rimanere così, dentro una sagoma; incompiuta, perfetta per un lancio di coltelli.
Con qué firmeza se queda de pie subida en unos pocos centímetros de tacones. Con qué valor se ha pintado la cara como señal. Y eso que el papel es uno únicamente, siempre el mismo: tiene que creer en él totalmente. Amar sus gestos calibrados, sus ojos en un punto lejano. Atarse los tobillos y las muñecas a su ausencia. No temblar, no deshacerse por su desmedido deseo. Quedarse así, dentro de una silueta; inacabada, perfecta para un lanzamiento de cuchillos.
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Indosso e calzo ogni mattina forzando, come avessi sempre un altro numero, un’altra taglia. Cresco ancora nel buio, come una pianta che beve dal nero della terra. Per vestirsi bisogna perdere i rami allungati nel sonno, le foglie più tenere aperte. Puoi sentirle cadere a un tratto come per un inverno improvviso. Nello stesso istante perdi anche la coda e le ali che avevi. Da qualche parte del corpo lo senti. Non sanguini, è una privazione a cui ti hanno abituato. Non resta che cercare il tuo abito. Scivolare come un raggio, fino al calare della luce.
Me pongo y llevo cada mañana apretando, como si tuviera siempre otro número, otra talla. En la oscuridad crezco aún, como una planta que bebe del negro de la tierra. Para vestirse hace falta perder las ramas que se han ido alargando durante el sueño, las hojas más tiernas abiertas. Puedes oírlas en el momento que sin esperártelo se caen como por un repentino invierno. En ese mismo instante además pierdes la cola y las alas que tenías. En alguna parte del cuerpo lo sientes. No sangras, es una privación a la que te han ido acostumbrando. No te queda otra sino la de buscar tu traje. Deslizarte como un rayo, hasta que la luz baje.
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Qui ciò che cade indurisce nello spazio assegnato dal caso o dal destino. Cadendo si abbandona, perde ogni appartenenza. Inizia a crescere radici, sottili come capelli. Ma oggi il tempo è entrato, risuonando sui vetri. Le pareti si sono fatte sottili, come di membrana. Ogni stanza entrava nell’altra, sovrapposta in un gioco di dimensioni perfette. Ne restava una sola, profonda di tutte le altre. Vi entrava anche il giardino, con gli alberi, la strada di auto lente. Ti stava facendo questo, pazientemente, la pioggia. Sciogliendo una sillaba fino all’inizio dell’articolazione di un suono. Portandoti appena dopo il silenzio. In quella durata potevano fare ritorno, trovare luogo le cose.
Aquí lo que se cae se endurece en el espacio asignado por la casualidad o por el destino. Al caerse se abandona, pierde toda pertenencia. Empieza a crecer raíces, sutiles como cabellos. Pero hoy el tiempo ha entrado, resonando en los cristales. Las paredes se han vuelto finas, como si fueran membrana. Cada habitación entraba en otra, sobrepuesta como en un juego de dimensiones perfectas. Tan sólo quedaba una, profunda, de todas las otras. En ella entraba incluso el jardín, con lor árboles, la calle con los coches lentos. Te estaba haciendo esto, pacientemente, la lluvia. Al disolver una sílaba hasta el inicio de la articulación de un sonido. Al llevarte justo más allá del silencio. En esa duración podían regresar, hallar su propio lugar las cosas.
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Le frasi non compiute restano ruderi. C’è un intero paese in pericolo di crollo che stai sostenendo in te. Sai il dolore di ogni tegola, di ogni mattone. Un tonfo sordo nella radura del petto. Ci vorrebbe l’amore costante di qualcuno, un lavorare quieto che risuona nelle profondità del bosco. Tu che disfi la valigia, ti scordi di partire.
Las frases no acabadas se quedan ruinas. Un pueblo entero a punto de derrumbarse lo estás apuntalando en ti. Conoces el dolor de cada una de las tejas, de cada uno de los ladrillos. Un ruido sordo en el claro del pecho. Sería necesario el amor constante de alguien, un hacer quieto que resuene en lo hondo del bosque. Tú que deshaces la maleta, se te olvida partir.
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L’anziana che abita nel palazzo vicino esce ogni tanto in balcone. Spazza, stende i panni sul filo, li raccoglie, annaffia due vasi. Quando partirà, lascerà uno spazio pulito, che ha preso la forma della sua vita. Quella precisione istintiva mi guida per brevi sequenze: sposto la polvere, cambio posto alle cose. E come riemergendo da una nebbia, si spalanca un altro spazio nella mente.
La anciana que vive en el palacio de al lado sale de vez en cuando al balcón. Barre, tiende la ropa en la cuerda, la recoge, riega dos macetas. Una vez que se vaya, dejará un espacio limpio, que se ha ido amoldando a su forma de vida. Esa precisión instintiva me guía por breves secuencias: desplazo el polvo, cambio de sitio a las cosas. Y como si estuviese reapareciendo de alguna niebla, de par en par se abre otro espacio en mi mente.
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In giardino le auto dei grandi restano aperte, a volte con la chiave inserita nel cruscotto. Puoi entrare e sederti nel posto di guida, portare tuo fratello nel sedile di fianco, gli amici dietro, oppure partire da solo, girando il volante alle curve, un po’ a destra e un po’ a sinistra, premendo il pedale del freno o dell’acceleratore, guardando dallo specchietto quello che resta alle spalle.
Di fronte, una stessa immagine ferma: le foglie del tiglio che si aprono nella luce, i piccoli occhi rotondi dei cocoriti in gabbia.
En el jardín los coches de los mayores se quedan abiertos, algunas veces con la llave insertada en el salpicadero. Puedes entrar y sentarte en el asiento del conductor, llevarte a tu hermano en el asiento de al lado, a los amigos en la parte posterior, o si no puedes partir tú solo, girando el volante en las curvas, un poco a la derecha y un poco a la izquierda, pisando el pedal del freno o del acelerador, mirando en el espejo lo que dejas atrás. Por delante, la misma imagen fija: las hojas del tilo que se abren en la luz, los pequeños ojos redondos de las cotorras en la jaula.
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Mi porti in salvo come sollevando la parte più fragile di te. Resisti nel tumulto. Ed eccoti al varco, attraversato da scariche di luce chiara. Non hai più viso, sei fuori da ogni contorno. Soltanto luce chiara. Vorrei raccoglierti con le mani, contenerti mentre nasci, ma ti sprigioni: sei la corrente prima che non si può toccare.
Me llevas a salvo como si estuvieras levantando la parte más frágil de ti. Resistes en el tumulto. Y ahí estás en el umbral, atravesado por descargas de luz clara. Ya no tienes rostro, te has quedado fuera de todo perfil. Tan sólo luz clara. Quisiera recogerte con mis manos, contenerte mientras estás naciendo, pero te irradias: eres la corriente inicial que no se puede tocar.
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Nel tuo petto c’è una piccola faglia. Quando lo stringo o vi poso la testa c’è questo soffio d’aria. Ha l’umidità dei boschi e l’odore della terra. Le montagne vicine con i loro torrenti gelati. Da quando l’ho sentito non posso fare a meno di riconoscerlo. Anche quando, uno dopo l’altro, nella tua voce passano uccelli d’alta quota, segnando una rotta nel cielo limpido. La faglia è in te, si allarga.
Un soffio di freddo ti attraversa le costole e ti sta scomponendo. Non hai più un orecchio. Il tuo collo è svanito. Tra una spalla e l’altra si apre un buio popolato di fremiti, di richiami da ramo a ramo, su un pendio scosceso a dirotto, non attraversato da passi umani.
Hay una pequeña falla en tu pecho. Cuando lo aprieto o poso mi cabeza encima advierto este soplo de aire. Desprende la humedad de los bosques y el olor de la tierra. Las montañas cercanas con sus torrentes helados. Desde el instante que lo he percibido, no puedo hacer otra cosa sino reconocerlo. Incluso cuando en tu voz, una tras otra, pasan las aves de alta montaña y van formando una ruta en el cielo despejado. La falla está en ti, se extiende.
Un soplo de frío te atraviesa las costillas y te está descomponiendo. Ya no tienes una oreja. Tu cuello se ha desvanecido. Entre hombro y hombro se abre la oscuridad poblada de bramidos, de llamadas de una rama a otra, sobre un declive escarpado y abrupto, que no es atravesado por pasos humanos.
De Libretto di transito (2018)
Traducción de Roberta Buffi
Franca Mancinelli (Fano, 1981) es autora de los libros de poesía Mala kruna (2007), Pasta madre (con una nota crítica de Milo De Angelis, 2013) y Libretto di transito (2018) publicado con traducción inglés de John Taylor con el titulo The Little Book of Passage (The Bitter Oleander Press, Fayetteville, New York, 2018). Sus textos están incluidos en varias antologías, tales como Nuovi poeti italiani 6, al cuidado de Giovanna Rosadini (Einaudi, 2012), y, con un prólogo de Antonella Anedda, XIII Quaderno italiano di poesia contemporanea, al cuidado de Franco Buffoni (Marcos y Marcos, 2017). Es editora de la revista Smerilliana y del blog Interno Poesia y forma parte del jurado de los premios “Pordenonelegge Poesia” y “Esordi”. Sus textos han sido traducido en varios idiomas y publicados en revistas y antologías extranjeras. Ha participado en unos proyectos internacionales entre los cuales, de reciente, Chair Poet in Residence (Calcuta, India 2019). Del proyecto Refest –Images and Words on Refugee Routes (2018) ha nacido Taccuino croato, ahora en Come tradurre la neve (2019). En el 2019 apareció por The Bitter Oleander Press la traducción al inglés de John Taylor de sus dos primeros libros de poesía con unos ineditos, At an Hour’s Sleep from Here: Poems (2007-2019). Su nuevo libro de poesía se publicará en septiembre 2020 por Marcos y Marcos. Su blog-sitio web: https://www.francamancinelli.com/
Semblanza y foto proporcionadas por la autora.
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