Poesía de Mohammed El Amraoui

 

Mohammed El Amraoui

 

 

 

1

 

Entonces la lengua
besa la lengua,
y sus susurros
entrecortados
de ah, pequeños, y de gemidos imperceptibles, 
devuelven a su origen
las palabras

 

cœur, qalb, cuore, corazón, 
y todo toma una sola forma - geometría perfecta.

 


Las sábanas teñidas con manchas de sombra,
automóviles que pasan
detrás de la ventana
haciendo temblar la cama,
las caderas que se agitan, 
los mechones negros que

 

vienen a estorbar los labios,
la luz que, 
como un mantel de líquido trasparente, de una sola pieza,
se extiende sobre las manos,

 

las manos al alcance del sueño,

 

las palabras susurradas

 

son adelantos de torpes solicitudes

 

y, cautelosas, solamente rozan

 

la piel

 

en la abertura de los senos,

 

los senos que, diríamos, acaban de brotar,
y donde las pecas

 

parecen mariposas

 

listas para volar

 

y tratamos de forzar,

 

y tememos que al buscar con fuerza la armonía,

 

los dedos acaben rompiendo las cuerdas

 

y las notas aferrándose a las notas falsas,

 

sin interés.

 

Finalmente callamos.

 

Y la saliva,
es espuma
que se desborda en un secreto joven. 

 

 

 

La noche entera,
está bajo el asedio
de un deseo vivo, y las palabras finalmente

 

se desnudan en una formula final o
en la promulgación de una verdad absoluta

 

y el viento
afeita las tristes excrecencias
de la vida cotidiana.

 

 

 

 

 

 

 

2

 

Las manos dibujan un movimiento largo –

 

a lo largo de una costa invisible

 

y el silencio revela su fragancia

 

fresca y sutil y cruel

 

y regresamos a nosotros mismos,

 

lentamente,

 

como si fuera la primera vez de nuevo

 

que regresamos a nosotros mismos,

 

como si tuviéramos miedo de despertar a alguien,

 

y es como llegar subrepticiamente

 

a una casa a la orilla del campo

 

y presentir la presencia de un perro,

 

detener el aliento,

 

ralentizar el paso,

 

dar la vuelta,

 

sentir el estremecimiento de los árboles.

 

Nos estremecemos.

 

 

 

 

 

3

 

Ardemos. Arde en nosotros. Arde todo,

 

las palabras rumiadas largamente, los recuerdos, las ideas.

 

Nos quedamos de pie frente a las cenizas.

 

No queda más que el recuerdo de los recuerdos,

 

las paredes que todavía arden, y

 

las frases, aumentadas por más frases,

 

solo para detener la falta,

 

detener

 

sus surcos,

 

y a veces

 

nace una sonrisa en los rincones de los labios

 

y los ojos,

 

y los ojos se convierten en una puerta abierta

 

hacia la interioridad,

 

que rebasa a todas las palabras,

 

y no mira más que de soslayo.

 

 

 

 

 

4

 

Sentados en la cafetería, las cosas de afuera

 

se borran. Casi.

 

Y quisiéramos

 

no vivir más que el roce y la siembra de puntitos

 

infinitamente pequeños en la colina

 

del cuerpo, y

 

sentir, sentir este ungüento tan singular

 

de algo nuevo

 

que nos parece desde siempre conocido

 

La boca se hace redonda en una palabra escasa

 

o demasiado esperada,

 

las manos sienten el vacío

 

cuando una imagen de la memoria se aferra

 

bruscamente a su pelo

 

El suave movimiento del cabello en el rostro,

 

los ojos entreabiertos

 

y el corazón que sube hasta los labios

 

temblorosos

 

y ella entonces dice algo,

 

ella dice Algo me impide tragar,

 

y la taza de café se vuelve pesada,

 

tan pesada que las sílabas que tardan

 

a ser palabras

 

Hacia dónde va todo esto, ella dice

 

Hacia dónde vamos en todo esto, digo yo

 

Hacia dónde va todo esto adentro de nosotros, ella dice

 

Nos revelamos

 

en la pequeña frase,

 

la misma que siempre vuelve,

 

donde las vocales y las consonantes giran

 

nosotros entramos, el busto doblado

 

bajo el peso de un no sé qué

 

o de un nada puedo, esto me supera;

 

y tiene la forma de un cono invertido.

 

Y luego remolino y hundimiento

 

y la respiración atascada, desatascada

 

Ella dice, Mantener,

 

mantenerse cerca de la realidad.

 

 

 

 

 

5

 

Y es como si para conocerme,

 

yo necesitara quitar algo

 

del fondo de mí mismo  

 

y dejar que en su lugar nazca

 

una nueva forma de necesidad

 

en el límite entre el deseo y el no-deseo,

 

sin forma o inacabada,

 

allí donde cada noche se acumulan

 

los fragmentos del sueño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Yo digo que quizás

 

 

 

 

Yo digo que quizás, yo digo que quizás el pensamiento es como la herida, je digo que quizás el pensamiento es como la herida que veo en la pared; cada mañana, el volumen de sus labios crece, y a veces hay palabras que mis ojos no acostumbran ver, que fluyen desde sus dientes hasta mis pies. Mis pies dibujan líneas – jeroglíficos que cada día renuevan su sentido. Yo digo que quizás, yo digo que quizás la pared existe sólo en mí mismo, yo digo que la pared es la pared de mí mismo, o un espejo de donde salen las palabras para hacerse realidad de mercurio. La idea de la pared sólo existe e importa por esa herida de donde salen las palabras. 


 

Mohammed El Amroui es un poeta, intérprete y traductor, nacido en 1964 en Fes (Marruecos); vive en Francia desde 1989. Estudió lenguas y filosofía. Escribe en francés y árabe. Participa en festivales y encuentros diversos, solo o con músicos, en France y en el extranjero. Imparte talleres de escritura, de voz y ambientación desde 1993. Sus poemas aparecen en numerosas antologías, en diferentes idiomas. Sus más recientes publicaciones son: Un palais pour deux langues, éd. La Passe du vent, 2019; Des moineaux dans la tête (árabe-francés), éd. Jacques André, 2016; Ex. suivi de Hajar, éd. Fidel Anthelme X, 2013; Accouchement de choses, éd. Dumerchez, 2008; Récits, partitions et photographies, éd. La Passe du Vent, 2007; La fenêtre, dimanche et autres jours (en arabe), éd. Fadâ’ât, Amman, 2007 ; De ce côté-ci et alentour, éd. L’Idée bleue, 2006. Ha traducido varios libros, entre ellos: Anthologie de la poésie marocaine contemporaine (2006), y Interludes poétiques de Palestine, Maison de la Poésie Rhône-Alpes, Le temps des cerises, 2019.

www.mohammedelamaroui.com

 

 

 

Zingonia Zingone (1971) es una poeta, narradora, licenciada en Economía, y traductora italiana que escribe en español, italiano, francés e inglés. Vive entre Italia y Costa Rica. Cuenta con poemarios editados en España, México, Costa Rica, Italia, India, Francia, Nicaragua y Colombia. Sus títulos más recientes son Los naufragios del desierto (Vaso Roto, 2013), Petit Cahier du Grand Mirage (Éditions de la Margeride, 2016) y las tentaciones de la Luz (Anamá Ediciones, 2018). Entre sus trabajos de traducción destacan los más recientes poemarios de la nicaragüense Claribel Alegría: Voci (Samuele Editore, 2015), que se adjudicó el premio internacional Camaiore 2016, y Amore senza fine (Edizioni Fili d’Aquilone, 2018). Dirige la columna de poesía internacional en la revista italiana MINERVA.

 

 

 

 Poemarios editados en español:

 

 

 

Máscara del delirio, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2006.

 

 

 

CosmoAgonía, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2007.

 

 

 

Tana Katana, Ediciones Perro azul, Costa Rica, 2009.

 

 

 

Equilibrista del olvido, Editorial Germinal, Costa Rica 2012.

 

 

 

Los naufragios del desierto, Vaso Roto Ediciones, España, 2013.

 

 

 

las tentaciones de la Luz, Panamá, Nicaragua, 2018.

 

 

 

El canto de la Sulamita – Poesía Reunida, Uniediciones, Colombia, 2019.

 

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