5 poemas de Blanca Luz Pulido

 

Destierro

 

 

 


Muy lejos,
No sé dónde,
En qué rincón  
Languidecen,
Íngrimas,
Solio, feraz, blandengue, expolio,
Aburridas con tirria,
Befa, mofa y descalabro.
Nadie se arredra para apartarlas,
Como apestadas lucen 
El polvo entre sus sílabas 
Canas, enmohecidas.

Ya pocos sacan de su encierro
A ofidio, pórfido, lábaro,
Pocas veces cíngulo ciñe,
Olvidados cántaro, alabastro, palio,
Historia remota opalescente,
Inmarcesible, desastrado.

 

Por las noches

 

Se dan cita
En las páginas

 

De provectos diccionarios

 

Que antes pródigos, altivos,
Ahora caminan soturnos
Al anaquel de lo inservible.

 

 

 

Abalorios moribundos

 

En el talud del tiempo;

 

Afónicas y taciturnas

 

Pedrerías para nadie.

 

 


 

 

Hoja

 

 

 

        Para Jan Hendrix

 

 

 

Qué es una hoja

 

Qué es un bosque

 

Un bosque está completo

 

Dentro de una hoja

 

 

 

Entre las nervaduras

 

Hay luz abriéndose paso

 

Derecha izquierda

 

Bifurcaciones infinitas

 

Milímetros laboriosos

 

La mañana surge

 

La tarde se dibuja a sí misma

 

En sus delicados goznes

 

En sus arterias verdes

 

 

 

¿Es una hoja tan sólo?

 

¿Una hoja y nada más?

 

¿Dónde empieza, en la rama

 

Prendida del árbol

 

Ceñida al tronco

 

Unido a la tierra

 

Afirmadas sus raíces en lo oscuro?

 

 

 

¿O empieza en el tiempo,

 

Hace millones de años,

 

La misma hoja circular, concéntrica

 

Que todos somos, las nervaduras,

 

El verde respirándonos,

 

La tierra que somos

 

Fuimos y seremos?

 

 


                                                    

 

 

 

                                                      Figura

 

 

 

                                                                           Los poemas que aguardan su página blanca

 

                                                                                                      Eugenio Montejo

 

 

 

 

 

Cada día algunas palabras

 

llegan;

 

ocupan un lugar

 

en la página blanca

 

 

 

a veces las escribo

 

a veces quedan mudas

 

construyendo en secreto

 

algún poema futuro

 

posible      imposible

 

 

 

esperan su momento

 

 

 

de pronto surgen

 

 

 

nada las detiene

 

 

 

 

 

No soy más

 

 

 

que la voz que quieran dibujar

 

 

 

y la figura que inventan

 

 

 

en la página

 

 

 

 


              

 

 

 

 

 

                 Nudos

 

 

 

Qué cosa es la vida

 

sino un nudo,

 

una serie de nudos

 

enlazando los días,

 

 

 

oscureciéndolos a veces,

 

haciendo girar el tiempo

 

en sus apretados goznes.

 

 

 

Algunos pueden desatarse;

 

son claros su punta y su final,

 

la soga es dócil, flexible;

 

 

 

otros son de arcilla,

 

nudos de lodo o de piedra

 

que se rompen y nos rompen

 

 

 

sin haber conseguido nunca

 

encontrar su almendra,

 

el centro del enredo.

 

 

 

Cada quien

 

lleva entre las manos los hilos

 

de su particular nudo

 

 

 

Esa terca madeja

 

que sólo el día definitivo

 

soltará sus puntas:

 

 

 

Los pies con sueño

 

nos abrirán la puerta

 

tras la que

 

        todo nudo

 

              se deshace

 

 


 

 

 

 

Fui otra

 

 

 

 

 

 

 

Antes,

 

ayer.

 

 

 

Bajo cada pequeña arruga

 

ella se asoma.

 

 

 

En mis indecisiones,

 

en las pausas que me imponen

 

un ritmo ajeno,

 

ella me avisa

 

que está junto a mí,

 

un poco a mi izquierda,

 

desdibujada,

 

anónima.

 

 

 

Me sorprende a veces

 

el color de algunos patios

 

por donde seguramente

 

cruzó muchas tardes.

 

Los he visto, no lejos

 

de las calles de mi barrio.

 

 

 

Conozco tal vez el mismo mercado

 

donde planeaba el menú del día.

 

Sé que el cumpleaños del nieto

 

–o el precio caprichoso

 

de las uvas–

 

serían su cuidado más urgente.

 

 

 

Mi vida desplaza

 

la que ella tendría.

 

 

 

La mirada

 

que el espejo me devuelve

 

pudo ser la suya

 

y ahora está llena

 

de mis asuntos

 

y vacía

 

de sus tardes

 

que esperaban

 

el olor de las cenas

 

de una mesa para cinco.

 


Fotografía de Pascual Borzelli
Fotografía de Pascual Borzelli

 

 

Blanca Luz Pulido: Nació en Teoloyucan, Estado de México, el 27 de octubre de 1956. Poeta. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la ffyl de la unam. Editora en el fce, El colmex, la Agrupación Sierra Madre y la Embajada de Francia; miembro del Departamento Editorial de la Dirección de Difusión Cultural de la uam. Fundadora de la Asociación de Traductores Profesionales. Traductora del francés, inglés, italiano y portugués; entre sus traducciones más importantes se encuentran: Amor al arte, textos breves y aforismos de Gustave Flaubert; Sumario lírico, antología de poemas de Fiama Hasse Pais Brandao, Ácrono Producciones, 2000; y Teoría general del sentimiento, de Nuno Júdice, Trilce Ediciones, 2000. Colaboradora de Cartapacios, Casa del Tiempo, Diógenes, El Cocodrilo Poeta, El Nacional Dominical, Equis, ipn Ciencia Arte: Cultura, La Gaceta del fce, La Jornada Semanal, Los Universitarios, Pauta, Revista Mexicana de Cultura, Revista de la Universidad de México, Tierra Adentro y Viceversa. Becaria del Tercer Programa para la Formación de Traductores del colmex, 1978; del inba, 1984; del snca, 2001-2004 y 2004-2007; del Instituto Camoes en Lisboa, 1999-2000.

 

 

 

 

 

 

Semblanza tomada de la página Enciclopedia de la Literatura en México

 

 

  

 

 

 

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Comentarios: 1
  • #1

    marlyfoxca@yahoo.com (jueves, 06 julio 2023 15:27)

    Maravillosa poesía de la maestra Blanca Luz Pulido. Donde consigo sus libros?