45 días y 30 marineros

 

A continuación, les ofrecemos el capítulo 1 de la novela 45 Días y 30 Marineros publicada en 1933.

 

 

 

45 Días y 30 Marineros

 

 

 

I

 

 

 

     Al subir a bordo, una multitud de miradas celestes le corretea las piernas. Los noruegos no tienen ni la más leve insinuación de ojeras. ¡Ojos celestes y párpados color rosa!... Que luego hallarían una explicación en los gestos apurados del capitán: el celeste, color frío o apasionado en mala forma; el rosado: frecuencia de acquavit o de whisky en los camarotes incomodados por el vigor de pipas y fotografías de mujeres desconocidas, madres de hijos también desconocidos.

 

     En apretada hilera, los ojos celestes le suben por las piernas, le llegan a la cintura, ingenuos y redondeados por la curiosidad. Un poco más y ya enardecen su rostro, sus ojos también azules, su pelo lacre, para luego dejarla reconocida, abandonada, sola.

 

     Abajo, en el muelle, otra vez la inutilidad del gesto pequeño y desesperado de los pañuelos. Adentro, en el corazón, cada vez más angustioso, el retumbar, vuelta tras vuelta, de la sirena. A un paso, el capitán, despidiéndose de su madre, pronosticando actitudes responsivas, simulacros de adopción, brazos ahuecados de ternura.

 

     Y todo el tiempo, la sensación tremenda de querer llorar, de querer retroceder: presunción de sentirse eje en la vida sentimental de quienes la rodean.

 

     Después, los últimos abrazos. Los copetines de despedida estimulan y activan sus brazos. La farsa llega hasta los labios. Pero ya no es farsa. Siente que podría darse en un beso, aunque tan sólo fuese para evidenciar actos de contrición y escasa voluntad de partir. El último. Uno más… Otra boca querida. La madre… La de alguien más. La madre otra vez… Un marinero excitado por el espectáculo gratuito, insinúa impaciencias por librar amarras.

 

     ¡Adiós… adiós… adiós…! Alguien sube y baja. La sirena se desespera sola en el aire y desciende con una sacudida de manos, pañuelos, abrazos, bocas trémulas, ojos humedecidos y gritos que de puro cariño se enredan en los mástiles.

 

     Media hora más tarde, muy despacio, Buenos Aires va quedando ubicada en el recuerdo, como una larga hilera de tierra atestiguada por dos o tres campanarios.

 

     El llanto la sacude. La irrita el haberse embarcado, y la imbecilidad de alejarse sola, con toda esa tripulación de marineros desteñidos. Solamente el barco amplio, largo, limpio, la entusiasma.

 

     Recorre la cubierta, atareada en reconquistar un segundo nomás, al grupo de gente que aún se balancea – constancia de cariño – sobre el suelo que parece alejarse, y le produce bochorno la realidad de que es ella quien ha construido, a sabiendas y bien despierta, esos momentos penosos y fracasados de regocijo.

 

     Adiós… Y siempre la madre allá lejos, y en el último abrazo, haciendo vacilar todas las rutas, quitándole el amor al mar, enfriándole los ojos para otras tierras.

 

 

 

 

 

Capítulo tomado de la novela 45 Días y 30 Marineros, primeros pasajes, en Obras completas, volumen. I, ed. Adriana Astutti.  

 

 

Norah Lange fue una escritora nacida en Buenos Aires, Argentina, el 23 de octubre del año 1905 y fallecida en la misma ciudad el 4 de agosto de 1972. Su presencia fue muy significativa en el mundo de las letras, específicamente en su marco histórico y geográfico, dado que no era común que una mujer se dedicara a la narrativa y que participara de una manera tan activa de una actividad que todavía al día de hoy sigue estando fuertemente ligada al machismo. Y es que gozó de una carrera relativamente corta, considerando su inesperada muerte mientras se encontraba produciendo una novela, pero muy fructífera y exitosa. Contó con el apoyo de grandes nombres, como Jorge Luis Borges, y recibió muchos reconocimientos, tales como el Premio Nacional de Literatura.
Lange comenzó a publicar sus obras desde muy joven; con apenas veinte años de edad, publicó su primer poemario, titulado "La calle de la tarde", al cual siguieron "Los días y las noches" y "Versos a una plaza", entre otros. En prosa editó diversos libros, como ser las novelas "Voz de la vida" y "Los dos retratos", y las memorias "Antes que mueran".

 

 

 

Biografía tomada del portal Poemas del Alma

 

Fotografía extraída de Wikipedia

 

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