Soy como un árbol

 

 

 

 

Soy como un árbol bajo el verde halago de la lluvia.

 

Todas mis raíces más se hunden en su numerosa música.

 

Las hojas mojadas por su fresca delicia y regalo,

 

tiemblan palpando el don de tanto cielo entre las manos.

 

(Del campo con el agua suben verdes columnas de colores)

 

Los pájaros estremecidos sorprenden de las gotas las más finas voces.

 

 

 

Sus cantos ahora no suben al cielo. Sus cantos por el agua

 

bajan el cielo de las ramas a las raíces del alma.

 

Nuestras más hondas cosas despiertan iluminadas, como de un sueño,

 

que nos sorprende al darnos lo que siempre fue nuestro secreto.

 

Soy como un árbol bajo el verde halago de la lluvia.

 

Las ramas con las gotas inventan las arpas más puras.

 

Pero todo el amor numeroso que en la fronda las arpas suspiran,

 

baja un nombre que al alma le deja dulcemente confundida.

 

Por todo el rumor, por los círculos que las gotas al saltar dibujan

 

se cierne insistente y velado como la lluvia, como la música.

 

 

 

Las hojas bien saben el dulce secreto que encierran;

 

pero no lo dicen, porque en la música del agua sólo se calla y se piensa.

 

Si ahora lo callan, es porque saben la activa función del silencio

 

para regalar de gracia las voces y de viva claridad los sueños.

 

Soy como un árbol bajo el verde halago de la lluvia.

 

(Mi tronco es de rumores de túnel y de sueños una columna)

 

La lluvia llega y despierta los íntimos trigos del alma.

 

Cada gota en cada grano su clara pasión engarza.

 

Cada grano para la espiga una gota de sol incorpora:

 

del sol, que con las gotas prenderá luego de vivos fanales la fronda.

 

A su encanto de alegre hermosura embestido saltará al campo,

 

por escalas de plata más raudos subirán los cantos

 

serán más bellas lsa hojas al estrenar su verde

 

y todos los pájaros saldrán al aire más brillantes y alegres.

 

 

 

Soy como un árbol bajo el verde halago de la lluvia.

 

Su música se moja de inefables sueños y dulces fabulas.

 

Son tan suaves sus labios, sus flautas tan puros sonidos resbalan

 

por mis hojas, que soy todo oídos a la desnuda sensación del agua.

 

Lluvia, lluvia, qué me quieres decir con tanta insistente música?

 

Donde el cielo sellado del nombre, que suavemente pronuncia?

 

Tan suavemente como sus racimos de oro las abejas

 

De puro amorosos siempre goteantes de los troncos cuelgan.

 

Tan suavemente su gracia me gana y embiste,

 

que soy todo un vivo temblor de cielo indefinible.

 

Soy como un árbol bajo el verde halago de la lluvia.

 

Al amor de mis hojas los pájaros pulen con sus trinos sus plumas.

 

Es ley vaya haciendo siempre dos contrarios caminos;

 

dos caminos que buscan en lo contrario lo mismo.

 

Por el que no se ve, por invisible de menor linajes,

 

buscan en la tierra mis raíces hondas fuentes naturales,

 

para que el otro, el verde que siempre busca el cielo

 

pueda a su tiempo cuajar la viva flor en fruto cierto.

 

Tal la ley de vida y los caminos de gracia del árbol.

 

Ley que en la savia de la tierra sube al cielo en flor, fruto y canto.

 

Soy como un árbol bajo el verde halago de la lluvia.

 

Aunque preso en mis raíces, soy una eterna voluntad de fuga.

 

Pájaros picad las hojas, picad con las hojas las flores.

 

Si ahora calláis por soñar, soñad con las gotas los soles.

 

Pájaros picad con las gotas las flores, con las flores picad los frutos

 

y luego a pleno sol lanzad al azul los cantos más puros;

 

que en la más honda savia como en el más alto sueño

 

encuentra la vida, como el árbol, su esbelta

 

y clara razón de cielo.

 

Soy como el árbol bajo el verde halago de la lluvia.

 

Por el agua sueño la viva imagen de la hermosura.

 

 

 

ÁNGEL GAZTELU (1914-2003) Nacido en Navarra, llegó a Cuba en 1927 y se ordenó como sacerdote en 1938. Fue amigo de José Lezama Lima y estuvo vinculado al grupo Orígenes. Su poesía conserva un gusto por las formas clásicas, al tiempo que revela un alto grado de sensibilidad por la naturaleza, y la comunicación con la divinidad. Colaboró en las revistas fundadas por Lezama. Publicó Poemas (1940) y Gradual de laudes (1955).

 

El presente poema se publicó en 1955 en el libro de poemas Gradual de laudes bajo el sello de la Revista Orígenes, en la Habana, Cuba.

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Comentarios: 1
  • #1

    Adolfo Araujo (miércoles, 20 febrero 2019 17:40)

    ¡Espléndido poema, me gustaría conocer más obra de este poeta que, pese a casi haber llegado a los 90 años, solo tuvo dos libros!