¡César Vallejo (no) ha muerto todavía!
“Todos mis huesos son ajenos”.
César Vallejo
I
¿Qué puedo decirte, “compañero”,
de la kuchara de Vallejo?
Si todos se alimentan
ojo a lengua y lengua a ojo,
del que moría poco de la nada, y
del que moría jodido de la vida...
Y hoy no sé, tampoco o breve,
si grito quevedamente
con los cojones en la mano
para celebrar
esa lluvia de París
que cae
sobre los ojos de Vallejo,
o sobre los cholos que lo copian
cabal y subversivamente.
Hay que tener cojones, Vallejo,
para no morirse de memoria.
Hay que tener la risa amarga
para reírse con la risa de la madre.
Hoy he venido poco, como tú,
a darte de amor y con mi puerta en tus narices.
Porque hace frío en Nueva York
como si arrastrara el frío de tu muerte
y sintiera un miedo,
que es tristeza de Dios,
en los orgasmos.
Hoy han robado tus poemas
en los simposios de Platón,
y han robado tu bicho-de-Pan
contra el corazón de tu horno asesinado.
Y hoy te roban el ladrón
qu’escupe café por su colmillo.
Hoy ha muerto tu gallina
debajo de tu abrazo incompleto
en do rayuelas la muerte un poco
contra el nombre que te hurtaron
debajo de los panes del Banquete...
Tanta estupidez, Vallejo,
para celebrar tu nombre
no cabe en tu kuchara muerta.
Porque la oligarquía que te nombra
PUTAMENTE en los poetas de
la “patria”
sabe a mierda
y a tristeza
(cuando Dios excreta del mástil
enamorado parisianamente de tu alma)...
No te rindas, compañero, de reírte,
ni caigas con la basura d’España,
ni en los zafacones del exilio de USA te sumerjas
demokráticamente solo,
porque todavía soy tu compañero rojo
ala diestra del Padre almidonado.
Todavía espero velar, César Vallejo,
la sonrisa de tu madre sucesiva...
II
Porque hay que tener cojones, Vallejito,
para morirse cabronamente con la muerte de los dioses...
No te rindas ni te
mueras todavía bebiendo
tu té verde junto al Sena...
Y yo te alcanzaré
el día menos prestado, y
orinaremos,¡qué más da!, orinaremos,
los retratos de tu nombre y de mi nombre.
Hay que tener cojones, César Vallejo,
para no morirse con Dios
de esta manera...
III
Calcomaníate, mastúrbate y
embadúrnate de semen para que
nadie pueda sodomizar tu nombre y
manosear tu glande. Aunque te den con una sombra
dura, con un espejo te den, con una lupa,
y con la aguja del Señor trasteen tu
falo de Dios en busca de una mosca. Y
soy, con esta vida y estos tuétanos,
el día que nos ronda exilado en los otoños.
Soy el de la praxis antikanteana, o el Esquizo
que vino a traerte tu columpio roto.
Y te veo pasar en mi sillón como
ala muerte sonreída que vende
tus huesos en el estanque de Narciso...
IV
Tatúate el bicho, Vallejo, con la espina florida
de una rosa que muere debajo de las lluvias
inundadas de tu nombre (ante que’l kosmos
se precipite incendiado sobre el cielo).
Apocalípsate, hermano, y golea tus versos
contra la malla del Leteo. Hoy que has muerto
poco como yo en esta sopa. Hoy que he muerto
poco en tu suicidio de Jesús con tantos huesos (sobre
el cielo de Irak esta mañana). Penúmbrate
en la calumnia de mi nombre, compañero, para que
no puedan (ni en París ni en Lima ni en San Juan) “cogerte” con
el lenguaje de la mierda. Penúmbrate
(de doctos, de poetas y buscones) para que
no puedan recogerte vivo debajo de los muertos...
4 d’enero del 2008
6 de junio del 2008
Nueva York
Yván Silén
Puerto Rico (1944)
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