Poemas de Ronald Bonilla

HAY QUE NACER, NACER

 

 

 

Hay que nacer de nuevo

 

para recoger el cielo de la fruta,

 

o su botón de sed o tus pezones.

 

 

 

Hay que nacer, hay que nacer

 

para saber de la sustancia intangible del amor.

 

Hay que empujar a la matriz

 

para nacer al viento.

 

Hay que nacer, hay que nacer

 

como si volviésemos a naufragar entre la lágrima,

 

ya sin la carga del pasado

 

tornándose destino:

 

aquí de pronto, sólo olvido te pertenece.

 

¡Sal de tu sangre a recorrer el sendero!

 

 

 

Hay que morir, hay que morir.

 

Después tus palabras

 

inventadas un viernes a ciegas

 

contra el mundo.

 

Hay que morir, hay que nacer,

 

saber hacia dónde,

 

sed del murciélago invertido

 

se desdobla en la espalda;

 

te levantas de los últimos sillones,

 

te pones los zapatos,

 

te urden hilachas, la sonrisa,

 

ese decir te quiero

 

cuando la noche obliga.

 

 

 

Hay que nacer de todo y contra todo

 

y por todo y hacia el silencio póstumo

 

del que revierte en canciones el secreto:

 

Todo está en tu frente como un ojo avizor

 

ante el abismo.

 

 

 

Yo seguiré cantando aunque estas huellas

 

de pronto se borren en invierno.

 

 

 

Hay que morir…morir…no ser,

 

escupir sin mancha,

 

socorrer sin nada a cambio,

 

oler  la rosa equidistante que prepara tu abrazo,

 

bautizar los hijos quizá como conjuro.

 

Hay que dormir, dormir, soñar,

 

ser el anciano que está empezando a caminar,

 

con sus anteojos, sus muletas,

 

su licorcito escondido, sus metáforas,

 

su cicuta perfecta, su camino de luces

 

para volver a nacer cuando recoja

 

las últimas cosechas del olvido.

 

 

 

Del libro Apuntes para un grafiti.

 

Premio UNA PALABRA 2014

 

 

 

 

 

RECURSO DE AMPARO

 

 

 

Vengo a interponer, señor,

 

este recurso.

 

Hace noches y días,

 

en los solsticios y equinoccios,

 

cuando el viento ulula por entre las paredes

 

y desde los marasmos

 

que se devuelven en poniente,

 

cuando la luna sangra inesperada

 

y el sol se hace un ovillo inquieto

 

que no podemos mirar,

 

en el eclipse, ante el abismo,

 

y cuando tomamos un libro

 

para leer los versos que dejara olvidados

 

un caminante en el destierro,

 

cuando platicamos con animales pequeños

 

que visitan el jardín

 

o que aprisionamos

 

en nuestras cerradas viviendas,

 

hace tiempos, lo digo,

 

cuando las estaciones

 

se cansan de reiterar sus costumbres,

 

y cuando llueve sobre los ventanales

 

que miran la indigencia de las calles

 

al pie de las montañas,

 

por donde no pasa siquiera el borracho

 

de la esquina.

 

Hace, como digo, señor Juez,

 

ante tanta soledad

 

y tanta algarabía de los desconocidos,

 

que me pienso en poemas y poemas,

 

que no escapo a la metáfora indudable,

 

que invento símiles

 

que dan vuelta y vuelta al llavín de la locura,

 

que fabulo y confabulo, improviso,

 

invento el quicio, el resquicio y los rescoldos,

 

 

 

pongo en las imágenes el margen dorado del olvido,

 

amo y desamo, ato y desato,

 

sueño y entresueño

 

para que no se desangren los caminos.

 

 

 

Y por eso, porque las ciudades

 

tengan solo explosiones de fraternidad,

 

y el campo solo frutas y semillas

 

para que el amor revene,

 

interpongo esta querella que me salve

 

y nos salve

 

de la ignominia del mundo del dinero.

 

Este andrajo de fe,

 

este recurso de amparo del poema.

 

 

 

Del libro Recurso de amparo 2020

 

 

 

 

 

COMO EN LOS TEMPORALES

 

 

 

Como llegan los temporales

 

anegando los patios, las ansias, los suburbios,

 

como bajan en mayos ta insólitos

 

los huracanes

 

a destechar las casas.

 

Como se posesiona e invierno en los tejados

 

con su pesado albor,

 

como el río inusitado te lanza

 

la cabeza bravía

 

y la poza de tantos niños

 

se llena con su oleaje trágico.

 

Como avanzan los extranjeros

 

con sus botas verdosas

 

chasqueando con los miedos del barro entre la gente;

 

como las hordas

 

del nuevo Armagedón.

 

Como el deshielo

 

que cambiará la faz del mundo,

 

como los pilotos suicidas

 

contra los edificios,

 

como los terremotos que enterraron 

 

la escuela de los sueños,

 

como ferrocarriles

 

que se descarrilan despavoridos.

 

Así avanzó el amor

 

inundándolo todo,

 

corroyéndolo todo,

 

estremeciendo puertas,

 

destruyendo, posesionándose,

 

atemorizando las gotas del rocío,

 

las torpes bicicletas, los colchones,

 

descarrilándose en la noche,

 

temblando hasta rehacer la aurora

 

con las ramas caídas, aprisionando el canto

 

para que estalle por siempre

 

en los pétalos hirsutos

 

de esta mi última primavera

 

que despunta entre tus aluviones de ternura.

 

Porque eso eres... ¡tan de pronto!

 

                                        

 

Del libro Sed de otras piedras. 2012

 

 

 

 

 

DIVERTIMENTO EN JIRAFA MAYOR Y EN CLAVE DE RELAMIDO.

 

Que no le estiren tanto el cuello al cisne,

 

poetas vanguardiolos y malditijos,

 

soldados de contestaria saliva,    

 

pues la jirafa podría resentirse.

 

Es tan altiva,

 

tan buena madre,

 

intrépida buscadora de cogollos

 

en altura, que los pequeños dioses

 

de un rebaño de trampas antiestéticas

 

podrían de pronto reventar esas orillas

 

por donde pasa el Diablo haciendo malabares

 

y Dios escondido en su ínfima tragedia.

 

 

 

No estirés tanto el culto a lo prosaico,

 

ni caigás, cagadito, al denuedo, a la diatriba,

 

que también en la selva y la llanura

 

hay postulados de sed a la belleza,

 

aunque Darío, decadentista ya,

 

se esfuerce en símbolos atávicos.

 

Huidobro invente las poleas y las hélices

 

para ahuyentar las bestias del Parnaso

 

y Mallarmé se quede sin puntuales

 

puntos que puntúen

 

el eco disfrazado de una cierva

 

que corre parejas con el viento,

 

como corriese otrora el hipógrifo ventoso.

 

Abrazos, Namasté, ya me despido.

 

 

 

Del libro Cabos sueltos 2020

 


 

 

 

 

 

Ronald Bonilla (San José Costa Rica, 1951)

 

Premio Magón de Cultura 2015, Premio Joven Creación 1977, Premio Nacional de literatura Aquileo J. Echeverría en poesía 2001. Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán en poesía 2001-2002. Panamá. Premio de poesía Lisímaco Chavarría, 2003. Premio Una Palabra poesía 2014. Finalista del VII PREMIO DE POESÍA PILAR FERNÁNEZ LABRADOR; 2019, Salamanca, España. Finalista al VIII Premio Internacional de poesía Jovellanos: el mejor poema del mundo, 2021. Ha publicado 19 libros de poesía. Es coautor del Manifiesto trascendentalista y poesía de sus autores (1977). Está incluido en múltiples antologías nacionales y foráneas. Su poesía ha sido traducida parcialmente al inglés, catalán, italiano, portugués, japonés y braille. Es fundador y coordinador del Grupo Literario Poiesis y de sus talleres. Es Presidente de la Editorial Poiesis.  Fue Presidente de la Asociación de Autores de C. R. y directivo de la Editorial Costa Rica. Fue uno de los coordinadores del taller del Círculo de Poetas Costarricenses. Ha representado al país en encuentros literarios y festivales poéticos en México, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Cuba y Colombia. Y en festivales virtuales durante la pandemia en Miami y Perú. En agosto 2022 se publica el tomo I de su poesía en marcha: Tiempos sin sombra, con la Editorial de la EUNED, libro que recoge sus primeros cinco poemarios. Este año aparecerá el II tomo. También en el 2024 su libro Herida de agua se publicará con EUNA. Y en el 2025 se editará Altar de desconciertos con la EUNED. Realizó estudios de secundaria en arte en el Conservatorio de Castella. con énfasis en teatro y creación literaria. Realizó estudios de filología y lingüística en la Facultad de Letras de la U.C.R. Ha editado tres antologías del Grupo Literario Poiesis.

 

 

 

Semblanza proporcionada por Ronald Bonilla

 

Fotografía de Marlene Ramírez

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