A volte nella vita / A veces en la vida
Qué difícil llega a ser para un autor armar una antología de su propia obra, sobre todo si es tan vasta y rica como la de Carmen Nozal (España, 1964), y quien en esta ocasión nos presenta, en versión bilingüe, A volte nella vita / A veces en la vida.
Pero veamos lo que esta selección nos ofrece:
Siento que es una poeta de la experiencia, pero también de la imaginación y de la reflexión. A veces el poema necesita de un desarrollo en partes, pero a veces bastan dos versos, Cito el poema “Natal”:
La palabra aguacero
venía a caballo entre la niebla.
¿Qué podríamos agregar a estos versos, digamos “imaginistas”, según Ezra Pound?
No puedo dejar de citar ejemplos que disfruté mucho de los fragmentos que componen “Los acueductos del sueño”, por las referencias u homenajes de algunos de ellos, sin dejar de tener la firma propia de esta poeta, como aquellos de ecos japoneses:
4
Mi rostro es de arena
y ahora
llueve
9
En las hogueras
no es tan lenta la muerte
como en tus labios
Vuelvo a recordar a Pound, cuando nuestra poeta escribe el siguiente haiku:
Para el brocal
nunca pasa la vida
inadvertida
Y pienso en Tablada cuando leo:
El mar es un carruaje
lleno de risa.
El 29 es un poemínimo que haría sonreír al “Cocodrilo”:
Los caminos
se fueron
a pensar
a dónde iban
Y el 38 sin duda es una greguería:
El deseo baja los ojos
como arcos que no saben del triunfo.
Páginas más adelante, al fondo de la mina, descubro esta joya:
Escultura
Amar es un verbo desolado
Si fuera cuerpo, sería mármol
En los poemas con mayor desarrollo, me llaman la atención los desplazamientos de los textos, siempre en movimiento. Versos que, por su brevedad, se despliegan con vertiginosa rapidez. Reproduzco completo “Ubicuidad”:
Tu amor, ola que quiebra al agua
y estalla en luz.
Llama que iza el fuego
y el polvo inclina.
Piedra que lanza la tierra
y sangra al viento.
Aire que muerto
velan las aves.
Alas en la nada, tu amor.
El amor (tu amor) –lo humano– es Uno con la Naturaleza: es agua, fuego, tierra, viento.
Estamos ante una naturaleza en movimiento perpetuo: un elemento, en contacto con otro, lo transforma. Esto está en gran parte de la obra de Carmen Nozal. Y si es verdad que estos poemas están hechos para leerse también en voz alta, hay textos que por el uso de la anáfora —por esa repetición como de redoble de tambor—, en voz alta resonarán con mucha fuerza. Incluso valdría la pena escucharlos en varias voces. Por su extensión, no repito ejemplos, pero se trata de los poemas “Veintiún años”, “Carmen” y en partes del poema “Tercer movimiento”.
¿Qué podemos deducir de tantas y tan ricas imágenes, y tan libres en sus asociaciones? ¿Hay resabios surrealistas? Dígalo el lector o auditor de los siguientes fragmentos de “De la muerte salen mariposas”:
Por encima de mi hombro pasa un ave,
pasa la semana con sus siete pecados,
pasa el demonio con mi mortaja,
y con la vela de un barco
me limpio el sudor y las visiones.
*******
Detrás de mí me fui quedando,
clavé tu nombre en todos los idiomas.
Un carcelero me dio sus llaves,
abrí la puerta del calendario,
huyeron los números y se lanzaron al mar.
Sentimos todos estos poemas en la alta velocidad de sus cambios, en sus hojas movidas por el viento, en el claroscuro de sus contornos, en su quietud instantánea, pero también están los poemas narrativos, que nos invitan a leer de una manera diferente. Me refiero a los que abren A veces en la vida, y en los que pesa el recuerdo de una experiencia personal. En “Un día” no nos enfrentamos a un poema de amor como tema de sí mismo, sin un destinatario con nombre propio; sino que asistimos a la dolorosa experiencia personal. A estos textos se unen los de la penúltima sección, República, desgarrador testimonio de la Guerra Civil española. Allí estamos ante los relatos de parientes y gente cercana o conocida de la autora, envueltos en el desamparo de la guerra.
La antología cierra con el apartado De la confesión nocturna, poemas de honda naturaleza mística; el amor elevado a lo espiritual más alto. Si “Un día” es el testimonio vivo de la pérdida, en De la confesión… está la búsqueda, la Fe de hallar el amor más allá de la materia:
Para seguirte, dejo mi piel, la carne, esta osamenta,
el peso de este cuerpo macerado en brillantes nombres.
El amor, entonces, parece redimirnos.
Celebro la publicación de A volte nella vita / A veces en la vida, bellamente editada en Italia, en versión bilingüe, por Raffaelli editore, y cuyas traducciones corrieron a cargo del poeta Emilio Coco.
Héctor Carreto,
verano de 2022.
Héctor Carreto. Nació en la Ciudad de México el 18 de marzo de 1953. Poeta, narrador, traductor y editor. Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM. Fue editor de la revista Sacbé. Ha colaborado para Alforja, Arena, Cantera Verde, Casa del Tiempo, Crítica, Crónica, El Ángel, El Cocodrilo Poeta, El Nacional Dominical, El Semanario Cultural, El Sol en la Cultura, International, La Cultura en México, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, México en el Arte, Nexos, Pauta, Periódico de Poesía, Plural, Quartet Great River Review, Revista Universidad de México, Sábado, Sacbé, Tragaluz, y Zona. Además de los principales medios nacionales, su poesía se ha publicado en múltiples revistas extranjeras, y en ediciones traducidas al inglés, francés, italiano y húngaro. Ha traducido obras de Lêdo Ivo, Fernando Ferreira de Loanda, Fernando Pessoa, José Saramago y otros. Becario del INBA/FONAPAS, en poesía, 1978, y miembro del SNCA desde 2001. Premio Efraín Huerta 1979 por Naturaleza muerta. Premio Raúl Garduño 1981 (Asociación Romualdo Moguel, Chiapas) por Tentaciones. Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada 1982 por La espada de San Jorge. X Premio de Poesía Luis Cernuda 1991 por Habitante de los parques públicos, Sevilla, España. Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2002 por Coliseo.
Fuente de semblanza: Enciclopedia de la Literatura en México.
Fotografía proporcionada por Héctor Carreto.
Carmen Nozal. Nació en Gijón, España, el 30 de noviembre de 1964. Poeta. Radica en México desde 1986. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM, y en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Ha desempeñado cargos como subdirectora de Péndulo; coordinadora de difusión cultural. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, portugués y bable. Colaboradora de A Duras Páginas, Astillas, El Cocodrilo Poeta, El Comercio, El Gráfico, El Sol de México, El Suplemento, Etcétera, Hidrocálido, Hojas de Sal, Hojas de Utopía, La Jornada, Péndulo, Pregonarte, y Viceversa. Premio de Poesía UNAM 1991 por Visiones de piedra, IV Premio Universitario de Poesía 1991 por Vuelo-Pasarela-Lindo. Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 1992 por Vagaluz. Premio Nacional de Poesía Salvador Gallardo Dávalos 1993 por Hacia los ecos del frío. Recibió el Reconocimiento por Mérito Académico 1993 otorgado por el SUA de la FFYL de la UNAM. El Reforma premió a Péndulo por ser la primera revista electrónica de México.
Fotografía y semblanza proporcionadas por Carmen Nozal.
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