Poesía de Alejandra Pizarnik

 

Humo

 

 

 

marcos rozados en callado hueso 

 

agitan un cocktail humeante 

 

miles de calorías desaparecen 

 

ante la repicante austeridad 

 

de los humos vistos de atrás 

 

dos manos de trébol roto 

 

casi enredan los dientes separados 

 

y castigan las oscuras encías 

 

bajo ruidos recibidos al segundo 

 

los pelos ríen moviendo 

 

las huellas de varios marcianos 

 

cognac boudeaux-amarillento 

 

rasca retretes sanguíneos 

 

tres voces fonean tres besos 

 

para mí para ti para mí 

 

pescar la calandria eufórica 

 

en chapas latosas 

 

ascendente faena!

 

 

 

 

 

Ser incoloro

 

(al conejito que se comía las uñas)

 

 

 

costura desclavada en mi caos humor diario 

 

repiqueo infinito arpa rayada 

 

cadáveres llorosos mar salino

 

 

 

tu opacidad quitará fuentes de verde jabón 

 

banderines colorados 

 

en mano derecha de uñas comidas

 

 

 

 

 

Nemo

 

 

 

no llegará lejos el día de raro verdor 

 

en que cantaré a la luna odiada que da luz a mi espesa cabeza cortada a la navaja  

 

 

 

que da luz a los vientos brutales 

 

a las flores agudas que arden en los dedos bajo las curitas benignas 

 

a la estrella que se oculta cuando se la llama 

 

a la lluvia húmeda contoneándose en su desnudez repulsiva 

 

el sol amarillo que traspasa las pieles marcando oscuras huellas 

 

el relojito enviado desde el infierno interruptor de los bellos sueños 

 

a los mares helados arrastrando basuras olas cintillos dorados ardores en los ojos

 

 

 

 

 

Mi bosque

 

 

 

a cumular deseos en plantas ingratas 

 

referir lo tuyo 

 

en verdor solemne 

 

y entonces vendrán diez caballos 

 

a tirar la cola al viento negro 

 

moverán las hojas 

 

sus crines mojadas 

 

y vendrá la escuadra 

 

redondeando versos

 

 

 

 

 

Poema a mi papel

 

 

 

leyendo propios poemas 

 

penas impresas trascendencias cotidianas 

 

sonrisa orgullosa equívoco perdonado 

 

es mío es mío es mío! 

 

leyendo letra cursiva 

 

latir interior alegre 

 

sentir que la dicha se coagula 

 

o bien o mal o bien 

 

extrañeza de sentirse innatos 

 

cáliz armonioso y autónomo 

 

límite en dedo gordo de pie cansado y 

 

pelo lavado en rizosa cabeza 

 

no importa:  es mío es mío es mío.!!

 

 

 

 

 

…De mi diario

 

 

 

Miraba los coches en arreglo 

 

sin sus vestiduras metálicas  

 

las partes delanteras semejaban 

 

calaveras recién estrenadas. 

 

Un sol amarillo dejaba caer indiferente  

 

pedazos luminosos de algo coloreado 

 

más las sombras persistían 

 

aún en los retazos del astro. 

 

Se sentía cansada ante las nubosidades 

 

que no se movían 

 

un blue rumiaba aburrido en su interior 

 

pasos extravagantes marcaban sus dedos 

 

movilidad acompasada de alfombra y ballet.

 

 

 

 

 

Dibujo

 

 

 

La rodilla de la ensenada 

 

Huele primores bien escritos 

 

Escarchas salientes mojan su 

 

Cuerpo arqueado 

 

Mil relojes zumban 

 

Las horas de las mil distancias 

 

Y el florero renace 

 

Bajo la sombra de la catacumba

 

 

 

 

 

Un boleto objetivo

 

 

 

1

 

entre los soplos de tantas arterias 

 

hurgo agazapada en los bolsillos de      

 

                       mi campera 

 

tratando de hallar algo que haga      

 

                       flotar mi destripada      

 

                       aurora

 

 

 

2

 

miro rostros busco rostros hallo rostros

 

la imagen de su igualdad enfría la      

 

                        estética 

 

desde la ventanilla tranviaria mi      

 

                        asiento es la cima      

 

                        del mundo

 

 

 

3

 

vuelan uñas brazos anillos peces 

 

vienen sonidos azules rojos verdes 

 

desfile que hierve en tremendos      

 

                        borbotones 

 

mas nada altera insinuante la      

 

                       seguridad en mi      

 

                       asiento

 

 

 

 

 

Yo soy…

 

 

 

mis alas? 

 

dos pétalos podridos

 

 

 

mi razón? 

 

copitas de vino agrio

 

 

 

mi vida? 

 

vacío bien pensado

 

 

 

mi cuerpo? 

 

un tajo en la silla   

 

 

 

mi vaivén? 

 

un gong infantil   

 

 

 

mi rostro? 

 

un cero disimulado   

 

 

 

mis ojos?

 

ah! trozos de infinito

 

 

 

 

 

Dédalus Joyce

 

 

 

Hombre funesto de claves nocturnas y cuerpo desnudo junto al río pro- fundo de brillantes escupidas. Hombre de ojos anti-miopes exploradores de infinidad. Hombre de rostro en sombra y cuerpo genio abstracto. Hombre sin miedo de pluma en mano ni de ojos en ser ni sonrisa suprema. Hombre dios llegaste solo de infinitudes asombrofantasmales ornado de lágrimas de superioridad vergonzante. Hombre destructor de tabúes y cielos estrellados. Hombre de frágiles vestidos que caen dejando hermanos desnudos. Hombre sin alimento para otorgar a los que buscan. Hombre de altos mares de surcos desolados. Hombre-barco blanco. Hombre que arrancaste el vómito para sepultar el mito. Hombre de tiempo y espacio que arrancan cuerdas locuras. Hombre superhombre, frialdad y tibieza en conjunción. Hombre.  

 

 

 

Puerto adelante

 

 

 

Noche tibia sensación placentera. Los sones abstractos de las vías colmaban sus oídos eufóricos. Pensaba en el puerto que veía tan seguido...puerto de colores impresionistas y hombrea sucios de brazos mojados y brillosos y vello crecido y húmedo. Hombres impasibles a la lejanía maravillosa, al cielo entre los barcos, al paisaje de conjunto, al suelo atiborrado de objetos de lugares remotos como pedazos de mundo en el melancólico corazón de un mar... Sí. Hundirse una noche en las calles del puerto. Caminar, caminar... Sí. Sola. Siempre sola. Lenta, muy lentamente. Y el aire estará enrarecido, será un aire cosmopolita y el suelo lleno de papeles de cigarrillos que alguna vez existieron, blancos y hermosos. Sí. Se seguirá caminando. Hundirse, oscuridad, caminar... Sí. Y una estrella dará su color al ancla de plata que llevaba en su pecho. Tirar el ancla. Sí. Muy junto a ese barco gigante de rayas rojas y blancas y verdes...irse, y no volver.

 

 

 

 

 

Estos poemas forman parte del libro La Tierra Más Ajena (1955)

 

 

Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1939 - id., 1972) Poeta argentina.

 

Su obra, que se inscribe en la corriente neosurrealista, manifiesta un espíritu de rebeldía que linda con el autoaniquilamiento. Su obra lírica comprende siete poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Después de su muerte se prepararon distintas ediciones de sus obras, entre las que destaca Textos de sombra y últimos poemas (1982), que incluye la obra teatral Los poseídos entre lilas y la novela La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa. También póstumamente fue reeditado el conjunto de sus textos en el volumen Obras completas (1994); sus cartas quedaron recogidas en Correspondencia (1998).

 

 

 

Fuente biográfica: ABC.es

Fuente fotográfica: página web Estandarte

 

 

 

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