Poesía de Osvaldo Sauma

SOLILOQUIO EN MITAD DE LA CALLE

 

Quizá hubiese resultado mejor

plantar árboles

a las orillas del camino

o navegar sobre el Atlántico

al amparo de la Cruz del Sur

atento sólo en la mujer

que aguarda recién toquemos puerto

 

es decir

haber vivido ignorante

de las Villonadas de François

de la temporada de Rimbaud

en los infiernos de Abisinia

del poste de luz donde Nerval

dejó colgada su desesperación

 

y no haber sabido nunca

que todos le pegaban a Vallejo

y no haber escuchado al nuevo Adán

cantar desde Manhattan

el origen de todos los poemas

y no haber albergado

por tantos años a este huésped

que se tomó por asalto el destino

y canta con mi voz

y raya el día con mi mano

y ajeno a si gusto o gustan

de esos retazos de luz

que emanan del lado oscuro del alma

 

él hace con ellos

collares de lágrimas de San Pedro

ramitos de laurel

para coronar la aurora de los días

 

 

EN LAS ORILLAS DEL SILENCIO

 

que no vengan esta noche

los tigres de Borges

a cantar canciones de Li-Po

 

que no se le ocurra al pequeño dios

bajar en paracaídas desde su pedestal

ni venga Pessoa y sus heterónimos

a recordarme

todos los que habitan dentro de mi pellejo

 

y no me visite el hermano poeta boxeador

que nos legó su Insurrección Solitaria

ni acuda tampoco

el que nació cuando Dios estuvo enfermo

 

déjenme estar aquí

sobre esta superficie de mendigo

escuchando de la nada

promesas de extensas llanuras sin sombra

en donde no hay nadie que atestigüe

sobre el Paraíso perdido de los hombres

 

esta noche no quiero escuchar

señales desde el asombro

he puesto aldabas

al viento sensitivo de las voces

he cerrado la ventana

a las estrellas distantes

 

esta noche quiero estar

sin palabras de otros

sin palabras mías

 

ajeno a toda preocupación

como cuando escuchaba las olas

inventar sus espumas

y no tenía verbo ni adjetivo ni sustantivo

para nombrar esa música marina

 

ajeno a toda preocupación

como cuando escuchaba las olas

inventar sus espumas

y no tenía verbo ni adjetivo ni sustantivo

para nombrar esa música marina

 

UTOPÍA DEL SOLITARIO

 

busco una palabra

que sea cabeza de manada

y tras ella las demás

se anuden una en la otra

fértiles

entre el fuego de lo que se perdió

 

una palabra

que contenga en sí misma

el secreto de lo indecible

y la clarividencia de lo ya dicho

que enlace las islas del corazón

y en cada una de ellas

el mar reviente manso sus insomnios

 

una palabra prodigiosa

que borre al enemigo

con sólo nombrarse

y a la vez signe un espejo

donde uno se vea en el otro

y el otro se vea en uno

y en lo inmemorial

 

una palabra

que evoque a la lluvia

y sus azares

y como el viento

visite las comarcas

y ya siendo pan

comulguen con ella todos los hombres

 

 

TE JURO QUE ES VERDAD

 

Dios vive en las afueras del Vaticano

no precisa estar

encerrado entre tanta opulencia

 

lo he visto compartir

con los indigentes

el atrio de su desconsuelo

 

ramificarse entre quienes

a duras penas

se ganan la vida en Piazza Navona

 

vender carteras italianas

junto

a todos los desplazados del mundo

 

o en medio de la mendicidad

insolente y justa de los gitanos

proyectar la esencia de su luz

en ese vuelo de gaviotas

 

o ángeles

                     

en torno a

la cúpula del Pantheon al atardecer

 

 

también le he visto reflejarse

entre los eternos Plátanos de Montale

vigilantes celosos del Tiber y sus puentes

 

o entre

la soledad de los músicos esquineros

 

pero sobre todo lo he visto

pasearse con las parejas

que caminan entrelazadas

por la Vía dei Corso

rumbo a la sagrada Piazza dei Popolo

 

 

EL CHAT DE LOS AUSENTES

 

crecí leyéndome

en el ojo de los otros

 

necesito de las voces

que se cruza en el aire

del tacto y los besos

nada de ese mundo virtual

que tanto nos separa

 

y aunque no sea razonable

aún tengo

intensos deseos de lucir

(en el bolsillo izquierdo del pecho)

la carta que enviaste semanas atrás

 

algo tuyo que viaje conmigo

entre las calles

un amuleto de tu puño y letra

contra tanta ausencia inmerecida

 

 

BAJO EL BALCÓN DE LA NOCHE

 

dos jóvenes se besan

sus besos son ávidos y largos

como si cada uno

extrajera del otro lo inasible

 

me gusta mirarlos

porque yo

suelo besar así

o solía besar así

o todos besamos así

y seguimos besando así 

o así

es el verdadero beso ancestral

 

el primero que se dieron

Eva y Adán fuera del paraíso

repercutiendo

en todos los besos que nos damos

 

bajo el balcón de una noche universal.

 

 

INFORME DE LABORES

 

en este cuarto

entran y salen los silencios a su antojo

no al mismo tiempo

pero a su antojo

los ruidos de la noche

las voces vecinas

el trino insistente de los pájaros

entran y salen los amores a su arbitrio

entra y sale la soledad cuando le place

es pequeño

pero en su atmósfera

el mar revienta contra la tierra de la Luna

y cada mujer regresa

con una llama azul de entre las sombras

 

algo de cadalso

de mortaja de última morada también tiene

por eso evito cruzar las manos sobre el pecho

cuando la desidia me retiene sumiso a los cielos rasos

 

sobre la cama

en posición de loto

escribo lo que escribo

juego al solitario

convoco a una mujer que me acompañe

en esta barca a ras de suelo

y zozobre conmigo

en un abrazo que termina siempre

en el propio silencio de uno mismo

en el propio silencio de este cuarto

 

 

NAVEGO EN EL ENVÉS

 

del lado oscuro

de los ojos

 

ahí

nos se necesitan

faros ni cartas

de orientación

 

para navegar

los litorales

del entresueño

basta con cerrar

los párpados

y de ese modo

regresás

a tu hogar

más luminoso

 

a pesar

del interior

de las sombras

y de las de polvo

que tanto te adornan

 

en la penumbra del silencio

Osvaldo Sauma (Costa Rica). Poeta. Profesor del Taller de Expresión Literaria en el Conservatorio Castella, San José, Costa Rica desde 1981 a 2010.

Ha publicado los libros: Las huellas del desencanto (Editorial Andrómeda, 1983), Retrato en familia (EDUCA, 1985, Premio Latinoamericano EDUCA), Asabis (Editorial y Litografía El Quijote S.A., 1993), Madre nuestra fértil tierra (Ministerio de Cultura de Costa Rica, 1997), Bitácora del iluso (Ediciones Perro Azul, 2000), El libro del adiós (Ediciones Perro Azul, 2006), Bitácora del iluso / Chronicle of the decived (Ediciones Perro Azul, 2009, traducción: Ricardo Ulloa). En el 2013 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría con el libro antológico, La canción del oficio. Poesía reunida (2012-1983) y poemas inéditos (Editorial Germinal, 2013).

En Bogotá, Colombia publica: Poesía reunida (Común Presencia Editores, 2013), en Milano, Italia: Utopia del solitario (Rayuela Edizioni, 2014. Traducción: Zingonia Zingone), en Sevilla, España: Terapia de locos. Antología poética (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2017), en Tolima, Colombia: Doble fondo XIV. Antología poética en coautoría con Manuel Pachón (2018, Biblioteca Libanense de Cultura).

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por el autor.

 

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Comentarios: 2
  • #1

    Rosa Leticia Orchuelo (miércoles, 03 febrero 2021 19:03)

    me encantaron los poemas, una mirada actual de la vida, lo bueno y lo malo de ella.

  • #2

    Gloria Margarita Muñoz Villalobos (jueves, 18 febrero 2021 17:52)

    He leído tus poemas y me encantan. Gracias