Cánticas de amor y crueldad

 

 

 

 

I

 

Salir del mar

 

 

 

El resplandor de un ala

 

aleta apenas, saliendo del mar, ruge.

 

Espira sal con su cuerpo una serpiente

 

e intenta un magle agarrar el sol.

 

Un árbol sangra una manzana verde.

 

 

 

II

 

Nelumbo

 

 

 

Si el miedo reina

 

sus sombras serán raíz de nuestras ramas

 

y el corazón de un buitre será devorado por sus tijeras.

 

Suelta el timón y el barco será una espada

 

deja que las cenizas liberen sus pájaros y tus cabellos serán de fuego.

 

Duda del poder de la palabra y comprobarás sus labios

 

en la oscuridad del hogar.

 

La belleza es una guadaña cuando ignoras su marea

 

y cada ola un punto final.

 

Deja que te cubra la espuma

 

que anegue la luna tu espejo de sal.

 

Alas de esas cicatrices quizá broten.

 

Si das un rostro a la betula

 

y te atreves a sacar de su cuenco a un niño

 

míralo sonreír y guárdalo en el agua

 

y cuando otra noche refleje su rostro en la cisterna

 

escucha su mensaje aunque parezcan un lamento

 

es sólo la canción cautiva de una campana

 

porque cuando mi madre intentó hundirme

 

en el lago, respiré cual rosa de Nilo.

 

 

 

III

 

Nocturno de la visita dual

 

 

 

Vino la muerte y tenía tus ojos.

 

Me sentó en sus piernas y le resulté amargo.

 

Me lamió el clítoris de cada uno de mis oídos,

 

me untó miel en esta barba de cuatro picos.

 

 

 

Se sonrió mientras una anciana

 

con su ojo izquierdo me decía

 

cómo cultivar la sed en mis pulmones

 

y nacer del nudo de una horca.

 

 

 

Yo venía de estar colgado de cabeza veintiún años

 

de ser péndulo en un reloj de arena

 

de penar por la ciudad sin brillo en la guadaña.

 

 

 

Vino ufana. Elitista a decirme era banda.

 

Y venderme el viaje de que era el elegido.

 

Llegó tan segura de sí misma que no alcanzó

 

a ver que hace tiempo yo había ya muerto.

 

 

 

Aquí estuvo la muerte platicando con los huesos.

 

Y yo le estrujé la calavera

 

y besé hasta el último grano de polvo

 

en la tormenta de un desierto antiguo

 

que ella usó por velo.

 

 

 

Recordé la vez primera que vi su espalda,

 

como un lienzo se disfrazó de vida.

 

Aquella ocasión me torció del cogote

 

y me ingirió en su botella de miedo.

 

 

 

Tan diamante, ataviada me ofreció su sangre de hierbas.

 

Y yo la usé para alimentar a los gitanos del pueblo.

 

Tan reina ella, tan flor de abismo

 

vino a llevarse mi nada

 

y se la entregué en charola de plata.

 

 

 

Cuando tocó la puerta ofreció pagar mis servicios.

 

Y cuando le permití pasar intentó ordenar mi cuarto.

 

La invité a salir y aquella antigua espalda

 

ardió cual vela y alzó su ola a lo lejos.

 

 

 

Era tan semejante a la vida

 

que no volví a creer en la muerte.

 

 

 

Naviro zuma especto inago servo alester nemina

 

corsila torvo en uma caza erego entiza merti

 

 

 

] Quinta forma del sol [

 

 

 

La entrada al cementerio se abre entre la lluvia. 

 

 

 

Un jardín junto a la silla blanca 

 

del psicópata será la arquitectura 

 

de una nuez al pie de los fresnos.

 

 

 

En tu mano un caracol cantará

 

la historia de algún desconocido universo :

 

más que una canción : ruido

 

vivrante velozo sphira.

 

 

 

Un roto martillo oscuro

 

entre los diques del tiempo

 

para que la psique piedra a piedra

 

se derrumbe polvo de espejos 

 

y la casa de fuego vuelva a reinar.

 

 

 

No pienses que llegará el día.

 

No esperaremos a godot ni a nadie.

 

Tanta arena para hundir el sol.

 

Tanta negra fe para cuartear 

 

el pan de la certeza.

 

Tanta certeza de incertidumbre 

 

para saber que un grano es suficiente 

 

para no cernir más el mar.

 

 

 

Tiresca aleva en pluvia.

 

Telema ina urea sorvo letea vosa.

 

 

 

No se puede caminar hacia atrás 

 

pero cada día y cada ser Vuelve

 

en la orilla de un sendero un día 

 

a ser brillando entre los huesos 

 

de un caballo bajo la tierra 

 

un trébol negro entre los labios.

 

 

 

Y como en un retablo de viento

 

dos pájaros negros en la ventana 

 

después de un salto sobre el techo

 

de una iglesia : bailarán 

 

romperán las cruces con palabras

 

para que cuando suene la lluvia

 

el disco de la noche no

 

el disco de la no

 

el disco de

 

el disco

 

no

 

se raye

 

 

 

romeo debe morir igual que julieta

 

maldito cráneo de schrödinger

 

somos y no somos.

 

 

 

Su cadáver es un verso y su vida una cicatriz.

 

 

 

Nos comeremos sus manos

 

para que de dedos sean la flor

 

fractal de lo imposible.

 

Un bulbo rojo entre la nieve

 

de algún lejano noviembre.

 

 

 

El primer seis negro gira 

 

entre tus piernas.

 

Nunca esperes. 

 

 

 

La esperanza es para los vencidos.

 

Nosotros no dejaremos de luchar.

 

 

 

: la vida ya tendrá mil años al revés 

 

y lo que pudimos ser será. 

 

 

 

Pero ahora estás donde quieres estar, realidad.

 

A la diestra de padre y a la izquierda de la madre.

 

Toda tú un nudo en el corazón de un demente.

 

 

 

El conflicto nos une.

 

Gracias por la guerra.

 

Acepta mi pregunta:

 

¿estás dispuesta a morir por ti?

 

 

 

Cesárea : con tu corona de cicatrices

 

alguien cruzo el umbral de tu cuerpo

 

soberana de lo roto

 

te fundirás en tu propio falo 

 

una efigie para la diana sangrienta

 

y las cabezas de los niños serán manzanas

 

y las cabezas de las niñas amaneceres. 

 

 

 

La esclavitud es venganza de esclavos. 

 

La libertad es el pan que cada día se gana.

 

La estupidez no tiene sexo.

 

La maldad no tiene género. 

 

Las voces se contradicen, se cruzan.

 

 

 

Sólo al mezclarse se divide el todo.

 

Y después, continúa tu camino.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cantárrida terraquítica

 

 

 

Ya ve, usted lo sabía. No soy mujer

 

pero gusto de beber igual que una. 

 

Soy vulgar, asno de dos pies. 

 

Y me llaman bruja porque tengo 

 

en vez de palabras, escarabajos 

 

y una serpiente por columna. 

 

Cola de perro, mis flores son piara

 

de trece dedos. Soy res de corazón

 

y corro con los lobos. Mi vestimenta

 

son las alas del cuervo. Me confunden

 

con oso, hacha de pez. Y cuando ando

 

en el día soy un pedazo de noche

 

y me dicen pantera. Me ven cual cabrón

 

que lleva por cerebro un cesto lleno

 

con víboras de variadas especies. 

 

Soy una lengua, antes que un pene.

 

Al falo de Lacan lo acaricio como al clítoris

 

y a la envidia de Freud le limpio los bigotes. 

 

Soy el gruñido. Estrido. Repto.

 

Y si levanto las manos es para tocarte.

 

Soy tus uñas y no me detengo, 

 

cabalgo sobre mi calavera,

 

no te veré en otra calle,

 

yo no vine a vencer la muerte.

 

Me miran entre las hermosas hordas,

 

me han dicho; entre los bancos de peces.

 

No se equivocan, entre todas las bestias, 

 

como tú, soy únicamente una sombra,

 

que se abalanza sobre su cuerpo.

 

 

 

 

 

Andrés Cisnegro, pseudónimo de Andrés Cisneros de la Cruz. Ciudad de México, 1979. Poeta, ensayista y editor. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM y Comunicación Social en la UAM. Ha sido incluido en más de cincuenta antologías. Fundador del Debate Abierto de Crítica Poética, creador del Torneo de Poesía Adversario en el cuadrilátero, los Miércoles Itinerantes de Poesía y el Premio Latinoamericano de Poesía Transgresora. Colaborador del programa Luces de la ciudad (en la Hora Nacional) y Radio Etiopía. En 2013 participó en el ciclo de Poesía en Voz Alta. En 2017 realizó la Caravana Nacional de Poesía Colmillos de Musgo, que recorrió en 90 días tres localidades por cada uno de los 32 estados de la República Mexicana, documentando movimientos independientes de poesía. Ha impartido talleres de poesía en el IPN, UIA y en espacios comunitarios. Como periodista fue parte de la mesa de redacción de El Universal y El Independiente, y colaborador de la revista Bucareli 8 y Chilango, así como investigador de poesía especializada, para la Gran Fiesta Internacional Ajedrez, UNAM 2012.

 

Le fue concedido en 2016 el reconocimiento Prometeo Sur (Premio al Fomento de la Cultura, la Ciencia y el Arte), así como el reconocimiento a la trayectoria literaria por parte de la Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de México y las Casas del Poeta A. C. en 2019. Segundo lugar en el Certamen Internacional Relámpago de Poesía Bernardo Ruiz, 2008; mención honorífica en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto, 2004, y en el Concurso Nacional de Poesía Jaime Sabines, 1999. Segundo lugar en Premio Nacional de Poesía Temática Tinta Nueva 2011. Suma quince libros de su autoría publicados.

 

Cofundador de Verso Destierro y editor online de Blanco Móvil (2015-2019). Le fue concedido en 2016 el reconocimiento Prometeo Sur (Premio al Fomento de la Cultura, la Ciencia y el Arte), así como el reconocimiento a la trayectoria literaria por parte de la Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de México y las Casas del Poeta A. C. en 2019. Obtuvo el segundo lugar en el Certamen Internacional Relámpago de Poesía Bernardo Ruiz, 2008; mención honorífica en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto, 2004, y en el Concurso Nacional de Poesía Jaime Sabines, 1999. Segundo lugar en Premio Nacional de Poesía Temática Tinta Nueva 2011. Ha colaborado en suplementos y revistas de México, Argentina, Portugal, Venezuela, Nicaragua, Chile y España. Su poesía ha sido traducida al náhuatl, inglés y al portugués. Actualmente es operador del proyecto múltiple Cisnegro. Lectores de alto riesgo y cátodo editorial de La Piraña.

 

 

 

Semblanza y fotografía proporcionadas por el autor

 

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Comentarios: 1
  • #1

    Manuel Encinas (miércoles, 10 junio 2020 18:34)

    Poeta abstracto y moderno nocturno que mira al mundo por un ojo de huracán girando y girando capta lo que ve y lo traduce desde su capacidad aún incomprendido por su época viajero del tiempo.