Verónica Volkow

PETICIÓN

 

 

Dame la humildad del ala y de lo leve,

de lo que pasa suave

y suelta el ancla,

la despedida ingrávida,

y el abandono al vuelo,

la cicatriz que avanza

como ala en su desierto.

 

Dame la humildad del alma

sin cuerpo y ya sin cosas.

Ser la poesía y su luz,

tan sólo la poesía

y la región más de aire,

inaccesible al desastre.

 

Dame la luz sin límites

acechando adentro

y la noche que soy y el barro,

con la estrella distante

que la sed no sacia.

 

Dame la humildad que suelte las cadenas,

la verdad que desnuda

el polvo, el hueso que me fraguan.

Sólo en lo que soy caigo,

me derrumbo.

 

Déjame andar sin equipaje,

leve,

abierta al horizonte.

 

RÍO

 

El río es sólo un brillo entre las rocas
que cae, cae
y canta un estallido incesante
como vidrio que nunca deja
por dentro de quebrarse.
Los árboles danzan en el viento,

danzan con perfección,

se mueven en un mezcla
de agitación y engranaje.
El viento, se alza el viento,
rumor que desglosa lo múltiple.
El lago cambia de rostros como un espejo,
en la tarde después de ser sol
se vuelve algo metálico.
Ahora el lago es azul
y paulatinamente transparente
como aire cercano hacia los bordes.
Entre la niebla el agua es una piedra,
la niebla cubre el bosque como un velo profundo
pero por todas partes está abierta.

 

LIBERTAD

 

A mí me gusta la libertad,

viajar rodeada de horizonte,

 en el gran círculo sin muros

            andar casi volando,

 

 y desde el corazón nacerme

que en sí ya es mudo e invisible vuelo,

solitario impulso,

no sé si afuera de lo real

o en realidad adentro,

o donde ya no importa porque no soy muro

y fui abandonando mi peso en cada orilla.

 

 Somos ave por dentro,

               vuelo,

y soy -no en la tierra

o el fierro- soy un sueño,

una múltiple ala, fuego interno.

 

Y me gusta la soledad

y el mar y el horizonte

y ese dejarse ser

como una apuesta de pájaros

o flor o estrella en desbandada

y el amor me gusta

que a la libertad, como el de Dios, se parece.

Amo la libertad, sí,

que es la creación de las cosas

y de leves, inexplicables

 

razones me ilumina.

Verónica Volkow. Nació en la Ciudad de México el 26 de abril de 1955. Poeta, ensayista y narradora. Estudió Letras Hispánicas en la FFyL de la UNAM y la Maestría en Literatura Comparada en la Universidad de Columbia, Nueva York y realizó el Doctorado en Letras en la UNAM. Traductora de la obra poética de Saint John Perse, John Asbery, Lorand Gaspar, Henry Michaux, Michael Hamburger y Elizabeth Bishop. Actualmente es profesora universitaria en la FFyL y tutora de poesía en la Fundación para las Letras Mexicanas. Colaboradora de Cuadernos de Literatura, Diálogos, El Día, El Zaguán, Revista Mexicana de Cultura, Revista Universidad de México, Sábado, Versus, y Vuelta. Becaria Salvador Novo, en poesía, 1977; del CME, 1990; del FONCA, creadores intelectuales, 1992. Miembro del SNCA de 1993 a 1999. Su poemario Oro del viento obtuvo el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada en 2004. Premio Nacional de Ensayo José Revueltas 2005 por El retrato de Jorge Cuesta.

 

Semblanza y fotografía tomadas de la página web elem.mx

 

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