Entrevista a Antonio Gamoneda

 

 

 

 

 

 

El 7 de abril, 2017, en un café bar, al lado del “Hotel Ambassador”, donde estábamos hospedados los poetas invitados al festival “Poesia en Paralelo Cero” en Quito, ocurrió esta conversación con Antonio Gamoneda (Oviedo, España, 1931).  Estaban en la mesa María de los Angeles, su encantadora mujer, y los poetas ecuatorianos Julia Erazo, y Juan Vargas. Gamoneda es autor de 48 libros poéticos- unitarios con artistas y antologías- entre los que Descripción de la mentira (1977), y Libro del frio (1982) son especialmente recordados. Todos ellos han sido reunidos sucesivamente bajo los títulos Edad (1988), y Esta luz (2004). Sus poemarios más recientes son Canción errónea (2012), y La prisión transparente (2016). En parte principal, su obra ha sido traducida a 17 lenguas (inglés, francés, sueco, alemán, checo, neerlandés/holandés, portugués, rumano, búlgaro, hebreo, árabe, japonés, coreano, polaco, catalán y gallego). Ha obtenido el Premio Reina Sofia y el Premio Cervantes.

 

 

 

Miguel Ángel Zapata: Hablando un poco de poesía española, la presencia de Manuel Machado, siendo un poeta fundamental, está casi olvidado, ¿no?

 

 

 

Antonio Gamoneda: Manuel Machado era un gran poeta, sobre todo un poeta muy tierno. Hay claro la anécdota cruel de Borges, que cuando le dieron el Premio Cervantes, y sabiendo que en España se conocía a Manuel solo como “el hermano de Antonio Machado”, un periodista le dijo, dice usted ¿Antonio Machado? Y Borges le respondió: ¡No sabía que Manuel tenía un hermano!

 

 

 

MAZ:  Borges tenía unos comentarios crueles, consideraba, por ejemplo, a García Lorca como un poeta menor, y decía que le había favorecido mucho su muerte trágica… qué opinas sobre esto?

 

 

 

AG: Bueno el otro dia conversando con Teuco, el poeta argentino, yo le dije:  mira, Borges es demasiado inteligente para ser un gran poeta…El poeta debe ser ciertamente inocente, y Borges tiene una cabeza poderosísima, él, claro, puede hacer un poema perfecto, pero no puede estar en un estado virginal, y a pesar de su inmensa cultura, no podría juntar tres palabras que nadie podría reunir, como solo César Vallejo lo puede hacer.  

 

 

 

MAZ: ¿si tuvieras que salvar unos libros de poesía española del siglo XX de un incendio, con cuales te quedarías?

 

 

 

AG: Pienso que España tiene grandes poetas, sobre todo en la primera mitad del siglo veinte, y sobre todo en los anteriores a los años 40. Creo sinceramente que es así. Pero si yo tuviera que salvar de un incendio dos libros de poetas españoles del siglo veinte, yo me llevaría a García Lorca y a Claudio Rodríguez.

 

 

 

MAZ:  Desde Don de la ebriedad…todo Claudio?

 

 

 

G: No todo Claudio. Escribió Don de la ebriedad a los 17 años. Yo no creo en milagros, pero es un libro milagroso, escribió por lo menos otros dos muy buenos, y estos no oscurecían a los otros. Claudio murió relativamente joven, hacia los 60 años, nunca escribió tonterías, pero si escribía, en ese entonces, ya cuesta abajo.  De modo que el libro último, y luego póstumo, pienso que hubiera sido mejor que no se publicara, que hubiese sido mejor se lo hubiera comido en papel envuelto en un ácido el que los publicó, ya que solo lo publicó para responder a sus intereses personales.

 

 

 

En su último libro Claudio era totalmente responsable de esa publicación, que es casi una leyenda, era un libro que estaba en la cuesta abajo, pero eso no hace que desaparezca y que se anulen sus otros dos libros ni Don de la ebriedad.

 

 

 

MAZ: ¿Y en el caso de Federico, con que libros de él te quedarías?

 

 

 

AG: Federico escribió también, sobre todo en su juventud, cosas sin importancia.  Si a Federico lo traemos aquí a esta mesa con alguna parte de lo que escribió, vale, es nuestro patrimonio, nuestra línea para entendernos sea con Lorca o con Claudio, por eso yo a penas distingo el Romancero gitano de Poeta en Nueva York, o de los Sonetos del amor oscuro…o el largo poema “Llanto por Ignacio Sanchez Mejías” el poema más importante no solo por su extensión y por su unidad…pero eso no lo hace más importante que Vallejo, por ejemplo.

 

 

 

MAZ: me decías que piensas que los peruanos sienten un fervor inmenso por la figura de Vallejo….

 

 

 

AG:  el fervor que hay en Perú por César Vallejo es envidiable, porque lo quieren hasta los que no lo han leído nunca…. lo quieren y es admirable, y leen a Vallejo como a un santo.

 

 

 

MAZ: hace poco me dijiste algo sobre Neruda: que después de haber publicado los Veinte poemas y Las residencias se debería de haber dado un golpe en la cabeza para no publicar más…. Hay lectores que aman el Canto general, por ejemplo.

 

 

 

AG: si claro, es una postura sistemática, es decir, que se adopta previamente por convicción o capricho, pero da igual, pero a la poesía no se va ni se viene de ella con capricho….

 

 

 

MAZ: Yo encuentro a Huidobro más arriesgado que Neruda…

 

 

 

AG:   Huidobro, es un poeta, aunque no se nombra mucho, pero es más fértil que Neruda porque Huidobro es la veta mayor de una zona de vanguardia que empieza a tener mucho más sentido, es precisamente una tendencia o dos, que cubre varias lenguas…no solo el castellano.

 

 

 

MAZ: ¿y la poesía de Nicanor Parra?

 

 

 

AG:  yo digo que su poesía no me entusiasma, pero sin embargo considero que es un poeta en cierto modo necesario para cauterizar el fundamentalismo en la poesía…Parra creo que funciona como un depurativo…el consejo que no se pronuncia ni se dice, los antipoemas funcionan para curar excesos formales que están en el otro lado….

 

 

 

MAZ: que piensas de la poesía de Juan Larrea, poco conocida, que fue gran amigo de Vallejo

 

 

 

AG:  Precisamente, en la generación del 27 española hay un poeta que es el ausente siempre: no está nunca, ni cuando hay sesiones de trabajos, ni recitales ni fotografías, y este poeta es Juan Larrea, que hizo el trabajo quizás más importante en el sentido de ayudar a difundir la poesía de Vallejo.  Larrea es un magnifico poeta, extraordinario, que no cuidó su obra porque quiso cuidar la obra de Vallejo, por ejemplo, pero, sin embargo, Larrea lo que se conoce de su poesía que es magnífica, no hay una influencia de César Vallejo, si la hay alguna es de Huidobro.

 

 

 

MAZ: ¿cómo escribes un poema Antonio? ¿Usas la computadora o a mano?

 

AG: siempre a mano…a lo mejor luego como hay muchas tachaduras, trato de ponerlo de claro en un papel…a ver que sale….

 

 

 

MAZ: ¿Cuánto te ha tardado terminar un poema, el más largo…? Tenemos la historia de El Cementerio marino de Valery, 25 años.

 

 

 

AG: yo más modesto, 3 años…

 

 

 

MAZ: ¿y estas satisfecho después que lo publicas?

 

 

 

AG: No.

 

 

 

MAZ: ¿La poesía francesa te ha dado algo?

 

Tienes poemas en verso largo, poemas en prosa, de gran aliento….

 

 

 

AG: Del simbolismo francés me reconozco de algún a manera teñido por este simbolismo…bueno, Mallarme, Rimbaud, Baudelaire…

 

 

 

MAZ: ¿Qué te parece la poesía de Octavio Paz?

 

 

 

AG:  creo que Paz es un gran poeta, pero yo le respeto más como un pensador critico…a lo mejor soy injusto, pero es así…

 

 

 

MAZ: ¿y Góngora y Quevedo?

 

 

 

AG: Mi pronunciamiento es casual…yo te puedo decir que los dos son grandes poetas…y luego tenemos a César Vallejo, y a otro grandísimo poeta que es Juan de Yepes, que es San juan de la Cruz…yo no te puedo decir más…, me fascina Quevedo, pero leo más a Góngora

 

 

 

MAZ: ¿Por qué?

 

 

 

AG: Es la construcción humanizada del poema, es la maestría máxima, la mayor maestría…

 

 

 

MAZ: ¡Salud por Góngora! Me encantan los vinos Ribera del Duero.

 

 

 

AG: voy a pedir un expreso con un poquillo de ron blanco para echárselo…. En España le echo orujo al café. Es hollejo de la uva. Cuando se ha sacado el vino por presión, quedan los hollejos de la uva, y de ellos se produce una fermentación, un destilado, y puede ser bueno según la calidad de la uva.

 

Los Ribera son buenísimos…también tomo Rioja… hay otros vinos en España, pero prefiero como tú el Ribera.

 

 

Antonio Gamoneda nació en Oviedo el 30 de mayo de 1931. Su padre, también llamado Antonio, fue un poeta modernista que publicó un único libro, Otra más alta vida, en 1919. En 1934, ya huérfano de padre, se trasladó con su madre, Amelia Lobón a la capital leonesa. La presencia de su madre como refugio ante el horror y la miseria de la guerra y la postguerra es recurrente en toda su poesía. En 1936, con las escuelas cerradas, aprendió a leer con uno de los pocos libros que había en su casa, el poemario de su padre (“considero imposible que, con la muerte por medio, pueda darse una relación más real entre un padre y un hijo que la que aconteció en mi infancia”).

 

El poeta vivió inicialmente en el principal barrio obrero, y ferroviario, de la ciudad, El Crucero. Un entorno que supuso para el Gamoneda niño una descarnada vivencia de las miserias y crímenes de la guerra civil española y en especial de la represión llevada a cabo por los fascistas durante el conflicto y en la inmediata posguerra. Una experiencia no querida que impactó en su especial sensibilidad, dejando huella en la psicología y en la memoria del poeta (“Yo vi lo que vi”).

 

En 1941 comenzó a recibir instrucción gratuita en el colegio religioso de los Padres Agustinos hasta 1943, año en el que el poeta se autoexpulsó.

 

Al día siguiente de cumplir 14 años, empezó a trabajar como meritorio y recadero en el hoy extinguido Banco Mercantil. Terminó por libre sus estudios medios y permaneció en la condición de empleado de banca durante veinticuatro años hasta 1969.

 

Mientras trabajaba en el banco, tomó contacto y fue parte de la resistencia intelectual al franquismo. Se dio a conocer poéticamente con Sublevación inmóvil (1953-1959), publicado en Madrid en 1960, obra con la que fue finalista del premio Adonais de poesía, y que supuso una ruptura con las tradicionales reglas realistas de la época. En 1969 pasó a crear y dirigir los servicios culturales de la Diputación Provincial de León y, a partir del 70, la colección Provincia de poesía, intentando promover una cultura progresista con el dinero de la dictadura. Fue privado de su condición de funcionario, y posteriormente recontratado, mediante sentencia judicial. Durante estos años comenzó a colaborar asiduamente en diferentes revistas culturales.

 

A esta etapa pertenecen La tierra y los labios (1947-1953), no publicado hasta la aparición del volumen Edad, que recoge su poesía hasta 1987; Exentos I (1959-1960), poemas no aparecidos hasta Edad; Blues castellano (1961-1966), obra no publicada por motivos de censura hasta 1982 y Exentos II (Pasión de la mirada) (1963-1970), publicada con múltiples variaciones en 1979 con el título León de la mirada.

 

A esta primera etapa siguió un silencio poético de siete u ocho años, significativamente marcados por la muerte del dictador Francisco Franco y los inicios de la llamada transición. Este tiempo, marcado por la crisis existencial e ideológica, se hace sentir en su siguiente obra Descripción de la mentira, publicado en León en 1977, un largo poema que marcó un giro hacia una total madurez poética, el libro fue escrito entre León y La Vega de Boñar desde diciembre de 1975 hasta diciembre de 1976. Posteriormente publica Lápidas (Madrid, 1987) y Edad, el volumen que recoge toda su poesía hasta 1987, revisada por el autor, y que le valió el Premio Nacional de Literatura.

 

En 1992 apareció Libro del frío, que le consagra como uno de los poetas más importantes en lengua castellana. En el año 2000 vio la luz la versión definitiva de esta obra, que incluía Frío de Límites, obra procedente de una colaboración con Antoni Tàpies pero que, desgajada de la pintura, adquiría el carácter de addenda necesaria de Libro del frío. Previamente habían aparecido los poemas de Mortal 1936, acompañando a unas serigrafías de Juan Barjola sobre la matanza en la plaza de toros de Badajoz durante la Guerra Civil, y no llegaron a publicarse Exentos III (1993-1997).

 

De un diccionario relativo a la ciencia médica arcaica (1993-1998) y Libro de los venenos (Madrid, 1995) son obras más atípicas que parten de la convicción del autor de que el lenguaje arcaico se ha cargado estéticamente hasta convertirse en poesía y revelan la fascinación del poeta por la traducción de Dioscórides realizada por Andrés Laguna en el siglo XVI y su interpretación en clave poética por Gamoneda.

 

Arden las pérdidas es publicado en 2003, libro que culmina la madurez iniciada en Descripción de la mentira, de una poesía en la perspectiva de la muerte en la que lo perdido (la infancia, el amor, los rostros del pasado, la ira…) aún arde en el tránsito hacia la vejez con mayor lucidez, con mayor claridad, con mayor frío. Tras él vendrán Cecilia (2004) y Esta luz: poesía reunida: (1947-2004), (2004).

 

En 2006 obtuvo el Premio Reina Sofía y el Premio Cervantes.

 

Durante esta segunda etapa, entre 1979 hasta 1991, fue director gerente de la Fundación Sierra-Pambley, creada en 1887 por Francisco Giner de los Ríos bajo los principios de la Institución Libre de Enseñanza. Posteriormente fue miembro del Patronato hasta 2007.

 

El 20 de abril de 2008 introdujo un mensaje en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, cuyo contenido se sabrá en 2022.

 

Además de los importantes premios ya mencionados anteriormente, pueden anotarse otros reconocimientos, como el Premio Castilla y León de las Letras (1985), el Premio de la Crítica de Castilla y León en 2004, el Premio Quijote en 2009, la Medalla de Oro de la ciudad de Pau, la Medalla de Plata del Principado de Asturias, el Premio “Leteo”, la Medalla de Oro de la Provincia de León y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes. Es Hijo Adoptivo de León y de Villafranca del Bierzo, y Doctor Honoris causa por la Universidad de León. En 2015, fue nombrado académico correspondiente en León de la Academia de Buenas Letras de Granada.

 

 

 

Semblanza tomada de la página, Antonio Gamoneda

Fotografía de Pascual Borzelli

 

 

 

 

 

Miguel-Ángel Zapata, poeta, crítico y traductor peruano. Ejerce de catedrático de literaturas hispánicas en Hofstra University, Nueva York. Ha publicado recientemente Con Dylan Thomas volando por Manhattan (Poesía selecta) (Buenos Aires, 2019); Hoy dejó de ser invierno por un día (Buenos Aires, 2016), La nota 13 (Bogotá, 2015), y Hoy día es otro mundo (Granada, España, 2015), y la traducción de su poesía selecta al italiano: “Uno escribe poesia camminando” (Antologia personale 1997-2015), trad. de Emilio Coco (Roma, Ladolfi Editore, 2016).  También destacan los poemarios: La ventana y once poemas (México, 2014), La lluvia siempre sube (Buenos Aires, 2012), Fragmentos de una manzana y otros poemas (Sevilla, 2011), Ensayo sobre la rosa. Poesía selecta 1983-2008 (Lima, 2010), Los canales de piedra. Antología mínima (Valencia, Venezuela, 2008), y una antología de la poesía de Blanca Varela: Degollado resplandor. Poesía selecta 1949-2000. Santiago de Chile, 2019.

 

Semblanza y fotografía enviadas por el autor

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