Poesía de Gisèle Prassinos

 

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  Un señor que tomaba el metropolitano tenía bajo el brazo un gran paquete del que salía un trozo de tela verde. Como todo el mundo le miraba, dijo desatando su zapato: “Emplead la tinta Watterman”. Luego descendió los tramos de la escalera cojeando.

 

 Así que llegó abajo, se sentó en un banco con los pies bajo su trasero. Y ahí, comenzó a desembalar su paquete. Pero no sacó nada, ni siquiera un trozo de tela verde.

 

 Cuando el tren entró en la estación, partió corriendo con su paquete bajo el brazo. Pero no había ya tela verde. Sólo una cresta de gallina colgaba. El tren silbó.

 

 A lo lejos se escuchó una voz grasosa: “Es una marca muy buena”.

 

 Cerca de mí, un señor se puso verde.

 

 

El poema se tomó del libro Los surrealistas franceses de César Moro, editado como Suplemento No. 3" de la revista Poesía, dirigida por Neftalí Beltrán en el mes de mayo de 1938.

 

 

 

 

LA LANGOSTA ARTRÍTICA

 

Busqué por todas partes un lugar de reposo

 

                   por qué no

 

sin siquiera atrapar un aro en la piel

 

                   cierto que no

 

encontré un riel con alquitrán

 

                   hay que decirlo

 

mi flor perdió su primer capullo

 

                   pero en broma

 

pinché a una vaca con un bombón

 

                   porque sí

 

di que es una blusa de papel marrón

 

                   yo no tengo

 

Escupí tinta en la sartén

 

                   si mi corazón

 

mientras saboreaba la goma de borrar

 

                   qué dolor

 

comí afrecho que tenía sarampión

 

                   sin gritar

 

cuando tuve la panza llena cargué mi pipa

 

                   tu zapato se soltó

 

 

 

 

 

                                                                                              La sauterelle artbritique

 

 

 

                                                                   

 

                                                                           Traducción de Aldo Pelligrini

 

 

 

EL HOMBRE DE LA TRISTEZA

 

   Se diría que Pedro se come a sí mismo poco a poco.

 

   Se diría que se gasta por dentro y que pronto va a disolverse bruscamente, en una última convulsión.

 

   Su piel parece muy frágil, y como el único asiento de su vida.

 

   Porque en su interior hay tan sólo noche y aridez.

 

   Su sangre, su corazón, su dignidad, están en esa piel que se esfuerza por conservar intactos los rasgos  de Pedro.

 

   Pedro sólo existe en sus rasgos más sombríos y ahuecados, con una nuca saliente que lo traiciona.

 

   Toda la tristeza de Pedro está inscrita en su nuca. Una nuca nacida para la tristeza.

 

   Antes, Pedro tenía cuello, pero no tenía nuca.

 

   Mezclado con la multitud, no se lo ve; pero si se vuelve, su presencia estalla. El hombre de la tristeza ha llegado. Humilde y fatigada, la nuca se pasea. Ella, la indecente, revela, explica todo lo que el rostro ha logrado ocultar.

 

   Ése es el pobre Pedro.

 

                                                                       Publicado en: Carola Giedion-Welcker: "Poétes a I´écart”

 

 

 

                                                                                                    Traducción de Aldo Pelligrini

 

 

 

Estos poemas fueron tomados del libro “Antología Surrealista” de Aldo Pelligrini

 

 

Gisèle Prassinos nació en Estambul el 26 de febrero de 1920, de origen griego. Descubierta por Breton a los 14 años ("Comencé a escribir a los 14 años, dice, por el placer de utilizar papel de cartas nuevo"), a esa edad aparecen sus primeros poemas en la revista "Minotaure" y en "Documents 34". A los 15 años publica su primer libro y a los 18 años ya había publicado ocho libros de textos y poemas. Breton en su antología del humor negro dice de ella: "Su tono es único, todos los poetas se vuelven celosos ante ella. Swift baja los ojos y Sade cierra su bombonera". Eluard la definió así: "Tiene la moral de los niños poetas: moral de disociación, de negación, de supresión, de revuelta".

Se casó con Pierre Fridas en 1949 y con él tradujo la obra de Nikos Kazantzakis.

 

 

(Semblanza extraída de la Antología de la poesía surrealista de Aldo Pellegrini)]

 

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